Capítulo siete.

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Eres un completo idiota Hood, ¿por qué no me dijiste que no sabías mi dirección?

Calum lleva alrededor de cinco minutos al teléfono y aún no puede lograr ubicar mi casa. En la escuela decidimos que trabajaríamos en mi casa, pero él nunca me pidió la dirección y yo no recordé dársela. La culpa es de ambos pero prefiero culparlo solo a él.

No me molestes Kiara, solo vas a hacer que me desubique más –me dice molesto a través de la línea.

De acuerdo –le digo—, ya encontraste el negocio que te dije, ¿no?

Sí, sí, sí, estoy justo aquí en el negocio, ¿ahora qué?

Bueno, maneja derecho y cuenta dos cuadras, cuando llegues giras a la izquierda y de ahí vuelves a girar a…

¡Espera! ¡No tan rápido!

—De acuerdo –le digo suspirando. Odio dar direcciones y Calum al parecer no es muy bueno para seguirlas—. ¿Ya giraste a la izquierda?

—Sí.

—Bueno, en la siguiente cuadra giras a la derecha –le instruí y esperé unos segundos—. ¿Ya?

—Sí, ¿qué más?

—Bueno, ahora cuenta cuatro casas del lado izquierdo, la cuarta es la mía, vas a ver mi auto afuera.

—Es el gris, ¿verdad?

—Es plata.

—Es lo mismo Kiara –dice y escucho que un coche estaciona afuera—. Ya estoy aquí.

No le respondo y cuelgo el teléfono. Bajo las escaleras para abrir la puerta y lo veo bajando de su coche azul. Me gusta la forma en que él se viste. Ayer y hoy ha usado unos jeans negros ajustados que lo hacen lucir realmente bien. Yo también uso jeans negros porque creo que son una prenda muy útil, pero él con ellos luce como si fuera una especie de sexy chico matón. Además las playeras que usa se ajustan perfectamente en los músculos de su espalda y brazos. Lástima que sea un idiota.

Su mirada se encuentra con la mía cuando está por entrar a mi casa y acerca su rostro al mío como si fuera a besarme, pero no soy lo suficientemente estúpida como para creer que lo va a hacer.

—Sé que te gusto, pero agradecería que no me desvistieras con la mirada –dice con voz baja mientras entrecierra los ojos.

—No te desvestiría ni aunque me dieran un millón de dólares por ello –respondo y él ríe. Tiene una bonita risa. Me gustaría que riera más seguido.

—Ya veremos –me amenaza con un guiño y me hace a un lado para pasar a mi casa.

—¿Quieres algo antes de que empecemos a trabajar? –pregunto.

Si hay algo que siempre me ha molestado es tener que levantarme a tomar agua o a ir al baño cuando estoy trabajando en algo porque siento que pierdo la noción de lo que estaba haciendo, así que siempre procuro acercar agua y comida a donde estoy trabajando para así evitar interrupciones.

—No –responde.

Hago caso omiso de lo que él dice y voy por dos botellas de agua al refrigerador y tomo un tazón con fruta que piqué antes de que él viniera y lo pongo en la mesa en la que trabajaremos.

Calum abre una mochila que traía consigo y saca de ella un cuaderno y su laptop. Yo tomo también mi portátil y comenzamos a leer las instrucciones del trabajo.

—Podemos repartirnos –dice—. ¿Tú haces la parte uno y yo la dos y la tres?

—Me parece bien –le digo.

Ambos comenzamos a trabajar y estamos en silencio por al menos veinte minutos. A pesar de que nos odiamos mutuamente las cosas no salen tan mal y al menos yo no me siento incómoda con la situación. Confirmo que él tampoco está sufriendo cuando empieza a comer la fruta que estaba en el tazón.

Casi una hora después estamos a punto de terminar completamente el trabajo de Historia. Calum toma de la botella de agua y busca un par de cosas en su computadora. A los pocos segundos empieza a sonar una canción de Chris Brown.

Le dedico una mirada de reproche a Calum por la música, pero él se dedica a ignorarme vilmente así que continúo también con mi trabajo. Cuando la canción de Chris Brown termina, comienza una de All Time Low. Conozco perfectamente a la banda porque Alex y Jack me parecen tremendamente lindos, así que comienzo a disfrutar de la canción que suena.

Para mi sorpresa, Calum comienza a cantar sin molestarse de que yo esté ahí escuchándolo.

She’s dancing alone, I’m ready to go but she’s so lost in stereo…

Su voz es un poco aguda, pero no de una mala manera. Me gusta su manera de cantar. Recuerdo entonces que ayer en las presentaciones de la clase él dijo que le gustaba mucho la música.

Él parece estar absorto en lo suyo así que también continúo con lo mío.

Cuando la canción termina Calum cierra su portátil y se estira en su asiento. La playera se levanta un poco y puedo apreciar su lindo abdomen bronceado. Sé que me ruboricé por eso y agradezco que él no voltee a verme.

—Terminé con lo mío –me dice—. ¿Qué tanto te falta a ti?

—Casi termino.

—¿Necesitas ayuda? –pregunta.

—No realmente –le digo y él está a punto de replicar, pero su celular suena.

—Disculpa un segundo –dice y responde el teléfono—. ¿Qué pasa bro? ¿Cómo estás?... ¿Me tienes noticias?... No, acá tampoco hay nada nuevo… No, no, sigo estudiando, pero cuando tengo tiempo libre me dedico a buscar, lo sabes… No Luke, jamás… Sí, lo sé… ¿En serio?... De acuerdo… Sí, iré ahora mismo… No te preocupes, Luke… Me saludas a todos, sí… Nos vemos, gracias.

Calum cuelga el teléfono y deja salir un largo suspiro.

Solamente escuché su parte de la conversación, así que no le encontré mucho sentido a lo que decía, pero al parecer es algo importante porque en sus ojos hay algo que no había antes, como una chispa de decisión.

—¿Todo bien? –pregunto sin mirarlo. Yo sigo trabajando en lo mío.

—Sí, es solo que debo irme, no hay ningún problema, ¿cierto? –me pregunta mientras se levanta y toma el tazón vacío de fruta.

—Ninguno, tú ya terminaste tu parte –le digo y lo observo caminar con toda confianza hasta mi cocina para dejar el tazón en los trastes sucios.

Cuando regresa guarda las cosas en su mochila y me mira por unos segundos fijamente. Su mirada pesa demasiado sobre mí, así que lo miro también. Él medio sonríe.

—No estuvo tan mal trabajar contigo, Miller.

—Lo mismo digo, Hood.

—¿Nos vemos mañana?

—Eso creo –respondo.

Calum asiente en señal de despedida y sale de mi casa.

Me levanto mientras él sube a su BMW y lo veo alejarse muy rápido de ahí. Por algún motivo, después de que se fue me siento un poco vacía.

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Bueeeeeeeeeeeeno, aquí está el capítulo siete.

Muchas gracias a todas esas personas que han estado apoyando la fanfic estos últimos días, neta muchas gracias, me han hecho muy, muy feliz. En estos días de descaso pude avanzar un par de capítulos y así, pero no estoy muy segura de que vaya a poder subirlos por la escuela y eso. Si ustedes me lo piden trataré de subir el capítulo ocho, si no será hasta el sábado bc la escuela me quita tiempo.

Si les gustó el capítulo no olviden votar y comentar y todo eso bc ya saben que me ponen una sonrisota en la cara(:

Insensible »»Calum Hood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora