Capítulo 10

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Cami.

Cualquier persona que pasara a mi lado en este momento debe creer que soy una psicópata o una lunática que observa a las personas comer desde la oscuridad, aunque para ser honesta solo veo a un hombre en particular sonreír con sus amigos mientras está sentado almorzando con tranquilidad.

Hace cinco minutos que salí de mi clases de francés y no con muy buenas noticias pues en los últimos proyectos que entregué me fue fatal, la profesora había hablado conmigo seriamente y me dijo que buscara un tutor si no quería perder la materia, así que por eso da la impresión que acoso André, porque todavía estoy debatiendo mentalmente si debería pedirle ayuda o no.

Quería hacerme una idea de los pros y los contra, pero en realidad no había contras en esta situación, la ayuda de André me salvaría, finalmente sus amigos se despiden de él y cuando lo veo guardando unos libros en su mochila decido ponerme en marcha y caminar en su dirección.

—Hola. —saludó con voz amistosa.

Termina de guardar sus cosas y levanta la cabeza para verme.

—Hola.

Sonrió sin mostrarme los dientes, debía admitir que se veía un poco adorable.

— ¿Tienes un minuto? —pregunté recargándome en mi pierna derecha.

—Si, mi clase no inicia hasta dentro de... —mira su reloj —ocho minutos.

Asentí y tomé una de las sillas para sentarme a su lado, dejé mi mochila sobre la mesa y me mordí el interior de mi mejilla.

— ¿Pasa algo?

—No, bueno si —frunció el ceño. —Necesito tu ayuda.

— ¿Mi ayuda?

— ¿Quieres ser mi tutor de francés?

Sus cejas se elevaron casi hasta el nacimiento de su cabello, era obvio que mi pregunta lo había tomado por sorpresa, incluso lo fue para mi cuando me planteé esto al salir de clase.

—Puedo pagarte.

—No —negó con la cabeza.

— ¿No quieres ser mi tutor?

La decepción se apoderó de mi pecho, aunque traté de que no fuera así ¿Dónde conseguiría a otro tutor? ¿Cómo conseguiría subir mis notas? No tenía un plan B, mierda, esto solo se estaba poniendo peor.

—No, yo no me refería a eso. —se apresuró a decir. —Claro que me gustaría ayudarte y lo haré, pero no pienso recibir un centavo a cambio, donas si, dinero no.

— ¿Lo dices enserio? ¿Vas a ayudarme?

Se encogió de hombros.

—Si, no tengo ningún problema con ello.

—Gracias. —la sonrisa que dividía mi rostro reflejaba perfectamente como me sentía. —De verdad, te compraré las donas que sean necesarias.

Soltó una carcajada y se puso de pie.

— ¿Tienes tu teléfono cerca?

—Si... —lo tomé del bolsillo trasero de mi pantalón. — ¿Por qué?

— ¿Me lo prestarías?

Hundí mis cejas, confundida pero aun así se lo di, tecleó algo y luego me lo entregó.

—Mi número, envíame un mensaje para ponernos de acuerdo. —se pasó la mano por su cabello para apartarlo de su frente. —Te veo luego, alumna.

¡Nosotros! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora