Capítulo 11

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Daniel.

Sabia que tenia que levantarme, ducharme y lavarme los dientes para reunirme con el resto del equipo en la recepción del hotel, pero no podía hacerlo, no había dormido bien después de que hablé con Cami hace un par de horas, la imagen de ella llorando no desaparecía de mi cabeza, quería estar allí, reconfortarla, hacer que olvidara sus pesadillas, pero me encontraba a 1148.8 millas de distancia y nunca había deseado con tanta desesperación tomar un vuelo.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Jack tomando su toalla de la maleta medio desempacada.

El equipo tenia dinero, eso era claro, pero no el suficiente para que cada uno tuviera su propia habitación, esta vez nos tocó compartir y la verdad estoy pensando que debí ser un fastidio moviéndome por toda la cama sin conciliar el sueño, gracias a dios teníamos camas separadas, pero igual creo que no fue grato escucharme suspirar con frustración cada cinco minutos.

—Si. —me senté en la cama. — ¿Cuánto tiempo tenemos?

—Veinte minutos, recuerda que tenemos que entrenar.

Asentí y lo vi dirigirse al baño.

Las cienes comenzaron a palpitarme, me puse de pie y comencé a desempacar algo de ropa, tenia hambre, sueño y mi preocupación seguía latente en mi cabeza ¿Cómo lograría concentrarme en el partido si seguía pensando en ella? Traté de no hacerlo, pero cuando fue mi turno de estar en la ducha millones de imágenes sobre mi prometida inundaron mi mente, conseguí a duras penas relajarme mientras el agua caliente caía sobre mí, mis músculos seguían tensos, pero esperaba que al entrenar esa pesadez fuera desapareciendo.

—Pero que cara llevas, cabrón. —Frank fue el primero en hacer un comentario sobre las medias lunas que adornaban por debajo de mis ojos.

Seguí a todos hasta el autobús que nos esperaba afuera y decidí sentarme apartados del resto hasta que Frank se sentó a mi lado y como todo mejor amigo hizo la pregunta que está obligado a hacer.

— ¿Estas bien?

—Si.

—No me lo creo, ayer estabas emocionado por el partido y hoy despiertas con la cara de mil demonios. —me golpeó con el hombro sutilmente. — ¿Qué pasa?

Tenia que recordar que no solo era mi compañero de equipo, si no también mi mejor amigo, Frank siempre ha sabido por toda la mierda que tuve que pasar para encontrarme donde estoy ahora, supo mis demonios, mis buenas y malas rachas, siempre había estado ahí para mi y no creo que esta fuera la excepción.

—Lograste hablar con Cami ¿no es así?

Me conocía también que no tuve que decir nada más, simplemente asentí.

— ¿Y está bien? por que no puedo explicarme porque otra razón llevas esa expresión de muerto en el rostro.

—Son las malditas pesadillas. —me tallé el rostro con frustración. —Las ha tenido desde que comenzamos a vivir juntos, la primera vez la escuché llorar en medio de la noche y me imploraba que no la soltara porque Josh vendría por ella.

Frank me miraba con seriedad, prestando atención a mis emociones.

—Poco a poco las comenzó a controlar, ahora no llora, simplemente sale de la habitación hasta que logra tranquilizarse, pero eso no quiere decir que deja de tenerlas ¡Me jode, Frank! —lo miró y él nota mis ojos nublados debido a las lagrimas que me niego a soltar. —No sé qué hacer, no sé cómo ayudarla, no quiero que sufra.

Él extendió su brazo para rodearme los hombros y darme un sutil apretón.

—Aún es reciente hermano, necesita tiempo, ella no está segura de que esta vez Josh se quedará ahí por muchos años. —me explica mientras el autobús comienza a moverse. —Sufrió un trauma, el imbécil intentó secuestrarla, la manipuló y la golpeó.

¡Nosotros! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora