Capítulo 44

2.3K 201 20
                                    

Daniel.

El reloj marcaba 1:17 a.m. cuando el tono de llamada me despertó, estiré la mano para tomar el aparato que reposaba en la mesita de noche vi el nombre de Cami y sentí una descarga de adrenalina que me obligó a sentarme de un salto en la cama y contestar.

— ¿Nena?

—Hola. —murmuró. —Lo siento por llamarte a esta hora. ¿Te desperté?

—No, para nada. —mentí mirando la oscuridad de la habitación. — ¿Cómo estás? Extrañaba escuchar tu voz.

Rio muy bajito contra el teléfono, pero fue suficiente para que mi corazón se acelerara.

—Solo ha pasado un día y medio.

—Y eso es demasiado. —suspiré. — ¿Cómo va todo por allá?

Ella suspiró.

— ¿De verdad quieres saber todo?

Si. No. No lo sé.

— ¿Daniel? —me llamó.

—Si.

—No suenas muy convencido. —se dio cuenta. — ¿Quieres que espere hasta que llegue a casa? No tengo ningún problema.

—No, dilo de una vez. —me aferré al teléfono. —Puedo soportarlo.

—Esta tarde fui con mamá a la estación de policía, me hicieron pasar a una habitación en la que podía ver a los sospechosos. Oscar hizo que todos repitieran unas palabras y lo identifiqué.

Solté el aire que no sabía que retenía. Fue como escuchar las palabras de un Ángel. Uno muy bello.

—Lo hice. —murmura sin poder creerlo. —Mamá dijo que mañana lo interrogaran, tiene que delatar a los demás.

— ¿Y si lo no consigue?

—Lo conseguirá. —me aseguró. —Oscar es bueno con eso de interrogar gente.

Las palabras de mi prometida logran traerme una paz incomprensible, sentía que un peso se quitaba de mis hombros y era justo lo que necesitaba ya que pasado mañana era la final.

— ¿Entonces eso quiere decir que ya volverás?

—No lo sé, Kim quiere verme.

—Cami...

—Estaré en el partido, lo prometo. —me aseguró. — ¿Cómo estuvo tu entrenamiento?

—Agotador, como siempre. —sonreí al recordar lo de esta mañana. —por cierto, leí tu mensaje, pequeña pervertida.

— ¿Qué? ¿Cuál mensaje?

— ¿De verdad quieres que lo diga? Ponme en alta voz.

—¡No! —rio contra el teléfono.

—Entonces eso de inspeccionar los resultados ¿sigue en pie?

—A menos a que cambies de opinión...

—Ni loco.

Rio por lo bajo y yo dejé caer mi cabeza contra la almohada.

—Te extraño. —susurró. —Se siente raro dormir sin ti.

—Yo también. —murmuré. —Creo que por eso no he conseguido conciliar el sueño, duermo cinco horas al día.

— ¿Y crees que eso sea normal?

—Basándome en la presión que he tenido los últimos días creo que sí. —me pasé la mano por el cabello. —Por cierto, esta tarde hablé con Ian por teléfono.

¡Nosotros! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora