Traidores | JaeDo

2: Aromas

— ¡No me puedo creer que no coincida en ninguna clase con el chico nuevo!

— Ese tío está sobrevalorado, los he visto más guapos– sentenció JungWoo mientras se comía un helado de vainilla–

— ¿Por qué todas las chicas que conozco están tan obsesionadas con él?

— Yo creo que no te agrada porque todos los profesores le aman y saca mejores notas que tú– Rosé le pellizco el brazo–

— ¡Claro que no! Eso me da igual, es sólo que no me cae bien, ya está.

— Pues vas a tener que acostumbrarte a él porque lo mismo es tu futuro cuñado– ella misma se rio de su broma–

— Ni en tus sueños- declaró Woo acabándose el helado-

JungWoo y Rosé se miraron con miradas asesinas, les encantaba molestar al otro y Doyoung siempre era el que hacía de mediador entre ellos. Cuando eran pequeños, como con unos nueve o diez años, Doyoung realmente pensaba que Woo y Rosé acabarían saliendo juntos y le dejarían de lado, pero a JungWoo le terminaron gustando más los hombres que a Rosie y esta de vez en cuando babeaba por alguna actriz bonita que veía en la televisión.

— ¡Mirad! Ahí está la librería que os dije. La abrieron hace menos de un mes y me han dicho que tiene los mismos libros nuevos que venden en Seúl y no son caros. ¿Podemos entrar? Porfi.

Woo y yo asentimos y seguimos a Rosé por detrás que iba corriendo hacía la librería que estaba llena de gente de todas las edades. Era la nueva tendencia venir a The Good Book. Quién no pasaba por aquí al menos una vez era un muermo según los demás.

Estaban en Chuncheon, habían cogido el bus a las cuatro poco después de comer y una hora más tarde llegaron al lugar que más visitaban los que vivían en pueblos cercanos. Era considerado lo más cercano a la capital que tenían, las novedades más modernas de toda la provincia de Gangwon las encontrabas en este centro comercial.

Por eso esta librería era tan conocida, porque era la más moderna por ahora construida de toda la ciudad. Con sus televisiones de veinticuatro pulgadas retransmitiendo videos musicales de los artistas del momento, altavoces reproduciendo la música más actual, los colores de una estética futurista que parecía un adelanto de como se verían los noventa que estaban a punto de llegar.

Al entrar Doyoung y JungWoo se embriagaron del fuerte olor a papel nuevo y ambientador de rosas. Woo estornudó un par de veces y Doyoung quería salir de la tienda, pero no lo haría por Rosé, se enfadaría si la dejan sola. Rosé se fue al apartado de novela romántica, JungWoo fue donde los cómics de Spider-Man y Doyoung pasó por donde estaban los libros de fantasía y ciencia ficción.

Todo le pareció muy aburrido hasta que vio un título que llamó su atención.

"El manual del hombre lobo".

Leyó el prólogo en la parte de atrás que decía: Escrito por el biólogo, geólogo y psicólogo Matt Andrews en 1972. En este manuscrito el investigador recopila toda la información que ha encontrado y descubierto sobre uno de los enigmas más grandes del mundo, la existencia de los licántropos. Brujería, rituales, tradición, jerarquía, costumbres y mucho más descubrirás sobre esta especie que para unos es un mito y para otros una leyenda palpable que perdura en el tiempo.

El estómago de Doyoung se encogió y tragó saliva para intentar aliviar la sed que le había azotado de repente. El libro era grande, tendría como mínimo setecientas páginas y todas estaban llenas de información, con alguna que otra ilustración en grafito.

La educación nunca está de más y su curiosidad parecía desbordada y es que, no sabe porqué, pero cuando era pequeño y veía lobos en la televisión o en el libro de biología, sentía su interior arder y desde que tuvo aquel incidente cuando tenía ocho años, su amor por los lobos se multiplicó.