30: Viaje sin billete de vuelta

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Con la mirada perdida en el suelo, Kim Soo-Ra reflexionaba sobre lo acontecido y no encontraba las palabras para describir sus sentimientos.

Le era imposible no comparar este desastre con aquella trágica noche veinte años atrás. Sus amigos de la infancia, Kim Jong Woon y Park Jung Soo, tenían el corazón partido, habían perdido a sus hijos, los habían secuestrado y no pudieron hacer nada para impedirlo. Sólo la Luna sabía dónde demonios estaban, seguramente asustados y desprotegidos.

No siendo suficiente eso, tanto el omega pelinegro como el alfa de ciudad habían acabado terriblemente heridos, sobre todo el segundo. En ese momento estaban descansando en casa de los Kim, quienes esperaban a la abuela Kim y Kim Yu-Ra como los agricultores esperan agua de mayo.

Su madre y hermana menor estaban bien cualificadas en medicina para cambia formas, sabrían qué hacer en esta situación y también podrían ayudarles a dar con el paradero de los dos jóvenes omegas.

A Soo-Ra no le hacía especial ilusión tener que recurrir a su ayuda, pero no era momento para dejarse llevar por el rencor y sucesos oscuros del pasado.

El sonido chirriante de un motor de coche despertó los sentidos de la omega adulta, la cual se levantó inmediatamente de su asiento junto a la puerta de su casa y no tardó más de dos minutos en ver aparecer una furgoneta destartalada en frente de su hogar. Ya habían llegado.

Sin tiempo que perder, salieron del auto y saludaron fríamente a Soo-Ra para luego adentrarse en la casa y encontrarse con un ambiente más deprimente que un funeral. Los señores Kim y Park yacían sentados en el sofá con una expresión de preocupación profunda, sintiendo una horrible opresión en el pecho.

La abuela Kim habló.

— Ha llegado el momento que tanto me temía– confesó a los presentes–

— ¿De qué hablas, madre?.

— Llevamos por lo menos tres años escuchando rumores, al principio no lo creíamos, pero ahora vemos que era todo cierto– contestó la joven Yu-Ra–

— Cuéntenos todo lo que saben, necesito encontrar a mi niña– expresó Park Min-Hee rompiendo en llanto en los brazos de su marido–

— Abuela Kim, por favor– le rogó el alfa Kim Jong Woon con ojos aguados, enrojecidos e inundados de rabia y dolor–

— A las montañas llegaban rumores perturbadores, según nos contaban a los que allí nos escondíamos, el Consejo estaba infestado de políticos y empresarios corruptos que querían seguir los pasos de la antigua profecía que hablaba sobre la purificación de la especie, la limpieza de sangre y el regreso a la gloria y el liderazgo de la Tierra– relató la omega menor de las Kim–

— ¡Hijos de perra! ¡Ellos no van a tocarle un pelo a mi hija! ¡Antes los hago carroña!– vociferó el alfa Park perdiendo los papeles–

Su hija y esposa eran lo más preciado que tenía, se negaba a perder a alguna de ellas.

— Lo siento, Jung Soo, querido, pero ya están dando órdenes de secuestrar, torturar y aniquilar cambia formas con la "sangre sucia" y a todo aquel humano que tenga relación con licántropos. Han construido campos de concentración y exterminio en Europa y Asia oriental, no van a parar hasta que hayan acabado con todos ellos– añadió la sabia anciana–

— ¡Pero es imposible! El Ministerio nunca aceptaría algo así– discutió Soo-Ra sin dar crédito a lo que escuchaba–

— Lo que a mí me sorprendió es como han conseguido ser tan silenciosos y discretos como para burlar la vigilancia del Ministerio, me huele a que allí también hay topos infiltrados y toda clase de soborno y manipulación. Ahora que el movimiento está saliendo a la luz, comenzarán a tomar precauciones. No quieren empezar una guerra, pero me estoy temiendo que esa sería la única salida posible.

Traidores | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora