JaeHyun fue el primero en despertarse aquella mañana, casi ni pudo pegar ojo realmente. Era tan temprano que apenas estaba amaneciendo, se giró de costado para quedar tumbado justo de frente al rostro de Doyoung, el cual observó con detenidamente.
Le encantaba verle dormir, podría hacerlo durante el resto de su vida sin cansarse. Por desgracia, no existía cabida en este mundo para un futuro juntos, sea cual sea el camino que tomen siempre habrá algo que los separe, siempre habrá algo o alguien que les impida ser felices. Jae debía aceptarlo de una vez o cuando la realidad le golpease de frente no sería capaz de soportarlo.
Quedó tan ensimismado observando al omega que no pudo evitar que una de sus manos viajase a su rostro y comenzase a acariciar su mejilla con cuidado de no despertarle. Sintió una fuerte opresión en el pecho y unas repentinas ganas de llorar de sólo pensar lo que les esperaba a ambos nada más pisar terreno alemán.
Tenía tanto amor para darle, tantas cosas que contarle y no iba a poder llegar a hacerlo nunca, todo porque habían nacido en las familias equivocadas, en el momento equivocado.
Estaba harto.
Se dispuso a levantarse e ir a tomar un poco el aire de la mañana, tal vez podría volver a sentarse frente a la laguna y planear algo para que su padre fuera más piadoso al llegar a casa con el omega. Tal vez podría amenazarle de alguna manera, eso sería lo único que podría convencerle de no meterle directo en una mazmorra, maniatado y pasando frío.
Pero, justo cuando iba a ponerse de pie, una mano tiró de su camiseta y le tiró de vuelta al colchón tirado en el suelo en que ambos dormían. Fue difícil convencer al señor Huang y al señor Han de que, aunque no fueran oficialmente pareja, les permitiesen dormir juntos.
Cuando miró a Doyoung le vio con los ojos abiertos y esperando como para hacer algo de lo que no estaba seguro y, finalmente, se subió sobre él a horcajadas y atrapó su boca como si sus labios fueran la última gota de agua en el desierto, aferrándose a ellos como quién se aferra a un recuerdo feliz en tiempos de tristeza.
Si tan sólo se hubiera quedado ahí, en un simple beso, JaeHyun hubiera sobrevivido. Para su mala suerte, el omega no parecía estar dispuesto a que todo acabase ahí, él quería más, ansiaba más y entonces, el alfa lo comprendió por el exquisito y dulce aroma a flores silvestres que inundó sus sentidos.
Doyoung pronto estaría en celo.
Y ahí no habría Luna ni Sol ni nadie que pudiera salvarles de ellos mismos.
— Doie, Do-Doyoung por favor, dejémoslo para otro momento, aquí no podemos hacer esto.
— Por favor, Jae. Lo necesito y sé que tú también– dijo el omega con ojos lastimosos y sus manos aferradas a la camiseta del alfa–
Tenía razón. JaeHyun necesitaba estar dentro de él una vez más, al menos una vez antes de perderle para siempre cuando el viaje terminara. Pero es que no debía, no debía hacerle creer que todo estaba bien cuando en realidad nada lo estaba.
— Te quiero, Doie, y por eso mismo pienso que ahora no es un buen momento para esto. No... no estoy bien, cariño. No estoy bien ni nada está bien, nada– llegados a este punto no pudo evitar que abundantes lágrimas cayeran de sus grandes y bellos ojos castaños–
Fue entonces que el omega se dio por vencido e, incluso, se sintió fatal por no haber tenido en cuenta cómo se sentía el alfa por dentro, él no se lo había dicho, pero Doyoung tampoco había preguntado. Con sus flacos y alargados brazos, rodeó todo lo que pudo el cuerpo de JaeHyun y lo apretó contra el suyo, podía hasta sentir sus pulsaciones desbocadas contra su pecho.
Allí se quedaron un buen rato abrazados mientras el alfa se desahogaba en el hombro del chico al que amaba, pero que no podía tener. Doyoung le consolaba sin saber los verdaderos motivos de su agonía, él creía era debido a la traición de su tía y la culpabilidad que sentía por el secuestro de JungWoo y Rosé, sin embargo, lo que acongojaba al corazón del alfa iba mucho más allá de eso y le involucraba a él.
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Traidores | JaeDo
FanfictionUn chico nuevo llegó al pueblo, atractivo, alto y con un aura misteriosa. Además, entró nuevo al último año de instituto, justo en su misma clase y siendo uno de los mejores estudiantes cuando se la pasaba mirando por la ventana toda la mañana. Par...