Estaba amaneciendo, por ello el cielo tenía un hermoso color rojizo y rosado que gritaba «otoño» desde cualquier perspectiva.
El muchacho de cabello castaño claro afirmó el cuerpo que cargaba en sus brazos al estilo princesa y miraba cuidadosamente el suelo para evitar tropezarse con alguna piedrecilla. Serían alrededor de las siete de la mañana y rezaba en su mente por que nadie se hubiese despertado todavía en la casa.
La adorable casa de estilo rural y rodeada de flores bonitas apareció frente sus ojos, cambió de posición al cuerpo y lo colocó en su espalda, por suerte, inconscientemente se aferró con los brazos a su cuello, pero aún sin despertarse del todo.
Trepó por el árbol con facilidad y agradeció que la ventana siguiera abierta de par en par, porque eso era señal de que nadie había entrado aún y la puerta del cuarto también estaba cerrada. Al entrar fue directamente a dejar el cuerpo en su cama, le tendió despacio, ni perderse ni un detalle de su rostro durmiendo pacíficamente y le arropó con cuidado, reprimiendo las ganas de oler por última su cuello.
No pudo evitar reparar en su habitación, llena de posters de cantantes y películas, una librería llena completamente de libros y discos y un escritorio revuelto de aún más libros y un ordenador. Se fijó en la mesilla al lado de su cama, con una lámpara, un libro grande y una foto enmarcada, en ella se le veía de pequeño, sonriendo ampliamente y siendo abrazado por sus dos padres con la playa de fondo.
Bonita familia pensó.
El libro que había al lado también le llamó la atención, "El manual del hombre lobo", nunca pensó que los humanos hubiesen hecho tal cosa. Abrió por donde el dueño del libro había marcado con papelitos de colores. 2.5 El celo, 3.1 Falsos mitos, 1.1 Sus orígenes.
¿Qué clase de viejo loco había conseguido esa información y por qué estaba al alcance de cualquiera? Debía contarle esto a su padre.
Pensó llevarse el libro, pero no era ningún ladrón, así que solo se aseguró de no hacer mucho ruido y marcharse, dejando la ventana abierta, por la que comenzaba a entrar el sol.
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Un rayo de sol se coló por su ventana y se posó en su rostro, despertándole del sueño más profundo que había tenido en mucho tiempo. Miró la hora y se sorprendió al ver que eran las nueve de la mañana. Nunca había aguantado tanto tiempo dormido desde que tenía unos quince años.
Su día no fue tan productivo como pensó que sería, cuando bajó hasta la cocina encontró a sus amigos y su abuelo, que estaban desayunando y contándose historias, al parecer divertidas por sus risas. Ojalá él tuviera el humor para reírse también, pero sentía que quería dormir todo el día.
— Buenos días Doie, ¿y esa sudadera? Nunca te la había visto– preguntó su amiga–
No sabía a qué se refería hasta que bajó la mirada a su ropa y llevaba una sudadera roja con el logo de la Universidad de Harvard encima del pijama. Pequeños flashbacks vinieron a su mente, pero fingió para que no sospecharan.
— Oh, me la compré hace poco.
— ¿Dónde?– insistió Rosé–
— N-no sé, ni siquiera recuerdo que comí ayer.
— Ah, pues qué pena, me gustaría comprarme una así.
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Traidores | JaeDo
FanfictionUn chico nuevo llegó al pueblo, atractivo, alto y con un aura misteriosa. Además, entró nuevo al último año de instituto, justo en su misma clase y siendo uno de los mejores estudiantes cuando se la pasaba mirando por la ventana toda la mañana. Par...