12: La Vie En Rose

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La semana pasó sorprendentemente rápido para Doyoung, tal vez se debiese a que la gran cantidad de proyectos y exámenes que tuvo le mantuvieron bien ocupado. Sus amigos y él habían vuelto a clase después de faltar casi una semana entera por un supuesto "ataque de alergia" y la gente les trataba como si nada, como si nada hubiera pasado, pero el pobre trio adolescente imaginaba la reacción de sus compañeros si supieran sus verdaderas naturalezas.

La presencia de JaeHyun no ayudaba en absoluto, Doyoung se veía obligado a reprimir las ganas de aullar bajito en su cuello, pero se conformaba con sus encuentros en los vestuarios, cuando todo el mundo se había ido a la siguiente clase y estos estaban vacíos, era besado con fuerza contra las taquillas. Por eso es que últimamente llegaba tarde a la última clase de la mañana, la mayoría de veces llegaba tarde a las de la señorita Kang, de ella se esperaba un severo castigo y sermón, pero lo único que recibía eran inútiles advertencias a las que no estaba obligado a obedecer. Aquella actitud le pareció muy rara.

Hoy era viernes, 3 de noviembre, JaeHyun le prometió que le llevaría a dónde quisiera. ¿Sería una especie de cita? Prefirió no pensarlo demasiado.

Tenía matemáticas a última hora los viernes, estaban con trigonometría, tema que a Doyoung le causaba dolor de cabeza, así que optó por pensar a dónde le diría a Jae que irían, odiaba admitirlo, pero en el fondo le importaba la opinión del descarado alfa, que no terminaba de transmitirle mucha confianza.

Anoche se quedó hasta las dos de la madrugada leyendo "El manual del hombre lobo" y, aunque pareciera mentira, estaba aprendiendo mucho con ese libro de teorías conspirativas. Era lo poco que tenía ya que, de internet no se fiaba mucho y ni JaeHyun, ni su abuela, ni su tía querían hablarle mucho del tema, daban como excusa que él y sus amigos se habían criado en un ambiente de humanos y pasaban perfectamente desapercibidos, sus comportamientos eran prácticamente iguales a los de los chicos de su edad, quitando sus "alergias" y super oído, super olfato, super visión y atletismo sobrenatural, lo demás era igual. Así que no había razón por la que querrían indagar más en algo que quedaba en el pasado.

Pero no era algo del pasado, tal vez en Corea del Sur apenas hubiesen hombres lobo y la mayoría estuviesen mezclados con humanos, pero había otras partes del mundo, sobre todo en Europa, dónde los hombres lobo esperaban el momento idóneo para hacer lo que mejor sabían hacer.

Cazar.

Y esta vez la presa serían los humanos.

Al final llegó a la conclusión de que ir a pasar la tarde a la montaña era lo que mejor sonaba, el sonido del agua del río corriendo, el aire puro, el silencio, la tranquilidad, los bonitos paisajes, era un planazo desde su punto de vista.

— Kim Doyoung, ¿podrías decirme qué resultado te da aquí?– el señor Han señaló un triángulo que había dibujado en la pizarra de un ejercicio que mandó, ejercicio que Doyoung no había hecho–

Mierda.

— Cuatro- dijo intentando sonar convincente-

— ¿Pero cómo va a darte cuatro? A mí la tangente me da 17'8 metros– la que interrumpió de manera impertinente se llamaba Han Eun Ji, la pesada de la clase de matemáticas, no podía estarse callada y tenía que dar todo el tiempo su opinión y el resultado que a ella le daba, cómo si a alguien le importara–

Maldita asquerosa.

— Eso Kim, ¿Cómo es que te ha dado cuatro?– cuestionó el profesor–

Joder Doyoung, piensa rápido.

— C-creo que he tenido mal la hipotenusa.

— Pues si lo haces mal deberías estar atento y dejar de pensar en amoríos.

Traidores | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora