11: Incierto

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Las personas tenemos la manía de cuestionárnoslo todo, cada mínimo movimiento está calculado, a veces llegas a unos extremos en los que ni siquiera sabes qué es natural y qué no. No sabes qué sentimientos sientes de verdad y cuáles sientes porque es lo correcto, tampoco sabes si lo que dices es realmente lo que quieres decir o lo que otros quieren que digas, incluso tus propios pensamientos, que son tuyos y de nadie más, se ven afectados por esta extendida obsesión de esperar aprobación de los demás antes que la de uno mismo.

Existe una difusa línea entre hacer lo que quieras y hacer lo que debes, entre comillas, y en esa línea nació JaeHyun, desde que llegó al mundo sufre batallas interiores sobre qué debería hacer; lo que quiere o lo correcto. Pero, ¿y si lo correcto fuese hacer lo que uno quiere y no hacer lo que la sociedad espera de ti?, por el momento nadie quiere dar muchas vueltas a ese asunto, porque la conclusión les perturba.

Con un padre respetable, famoso, rico, alta posición social, con varios títulos y muchos talentos, obviamente iba a esperarse mucho de un hijo suyo, sangre de su sangre y además alfa. Tenía todas las papeletas para ser exitoso y alguien en la vida, alguien recordado, pero a JaeHyun no podía importarle menos eso.

Si para ser recordado tenía que seguir los pasos de su padre, prefería ser olvidado.

Eso era en lo que pensaba mientras tomaba otro sorbo de su segunda cerveza o tal vez tercera, o tal vez cuarta. No importaba la cantidad, sino que surgiera efecto, ya que tan sólo quería dejar de pensar en lo mucho que amaría poder cortejar adecuadamente a ese omega, enamorarlo, marcarlo y llevárselo a vivir lejos junto a él.

Pero no podía, porque le arruinaría la vida y está seguro de que verle llorar dolería mil veces más que la angustia que siente su alfa interior ahora mismo.

— Va a terminar dándote un coma etílico y tu padre me va a matar.

La señorita Kang recién volvía después de una reunión de profesores en el instituto, cansada, hambrienta y cabreada. Los humanos eran débiles y estúpidos, discutir con ellos era aburrido e insípido, extrañaba las calientes discusiones en el Consejo, eso sí era discutir y debatir. Llevaba dos años viviendo aquí y ya quería pegarse un tiro en la sien, pero la quedaba muy poco para poder irse, cada mañana cuando despertaba pensaba en eso.

Pero para ello necesita la ayuda de este alfa aburrido y si se pasaba el día borracho no sería de gran ayuda.

— Anda, levanta, dúchate y ve a conquistar a ese omega, que ya le tienes en el bote.

— Maldigo el día en que acepté ser parte de esto– dijo el alfa yendo a tirar el cúmulo de botellas de vidrio a la basura–

— Los alfas y su manía de enorgullecer a sus padres con las acciones más estúpidas.

— Incluso si el plan me saliera perfecto, él seguiría sin sentirse orgulloso de mí, sólo por que fui un desliz y mi madre no venía de una familia pudiente.

— No seas tan duro contigo mismo, tus dos hermanos y tú sois lo que él más quiere.

— Te creería si fuese eso lo que demuestra, pero pareciera que soy más bien un estorbo, si hubiera sido un omega, de seguro me hubiera echado de casa– sin más que añadir, subió las escaleras, fue hasta su habitación, luego se metió en el baño de esta y se dio una ducha, buscando relajar sus músculos con ella–

Esta noche saldría de caza y a correr un poco, no quería perder tan rápido la forma física que toda la vida llevaba construyéndose. 


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— Dios mío, que nervioso estoy– dijo un agitado Doyoung mientras se aseguraba de que los cubiertos estuvieran perfectamente alineados–

Traidores | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora