Ring, ring, ring, ring
La alarma retumbó en sus oídos y causó estragos en su cabeza, la cual comenzó a doler intermitentemente. De un buen golpe la apagó y casi la rompe -Ojalá lo hubiera hecho- pensó.
Suspiró cansado, luego se estiró hasta escuchar crujir todos los huesos posibles y abrió el armario para ver que se pondría para hoy.
Hace un par de días se compró una camiseta con el logo de su banda favorita, The Beatles y pensó que hoy podría ser un buen día para estrenarla, tal vez estrenar ropa le mejoraba el mal humor con el que se había levantado. Cogió los jeans de un gris desgastado que se ajustaban a sus piernas y le daban una apariencia más callejera que le gustaba, junto a unas converse negras también desgastadas, pero demasiado cómodas como para deshacerse de ellas.
— ¡Doyoung a desayunar!– se oyó desde abajo–
— ¡Voy!– gritó de vuelta a su madre que estaría que echaba humo porque iban justos de tiempo–
Pero, ¿Quién podría culpable? cuando ayer se tuvo que quedar hasta las 2 a.m. haciendo el proyecto de biología, podría sonar exagerado, pero para ser el mejor hay que sufrir, mucho. Y esta mañana la primera alarma no había funcionado, ni la segunda, ni la tercera...
Se conoce a sí mismo y por eso es que se pone una alarma para cada cinco minutos cuatro veces.
Después de peinarse como pudo y lavarse la cara, cogió la mochila negra y vieja y bajó estresado las escaleras.
— Buenos días mamá, buenos días papá– dijo mientras les daba un beso en la mejilla a cada uno y se sentaba en la mesa–
— Otra vez que se te pegan las sábanas, ¿por qué tienes que acostarte siempre tan tarde Doyoung? No ves que ahora vas a llegar al instituto con ojeras y cara de zombie.
Su madre no era conocida por tener una personalidad exactamente dulce y sensible o delicada, más bien, era experta en criticarte de arriba abajo en un pestañeo y volver inseguro e intimidado hasta a la persona más confiada y narcisista, pero en el fondo era una mujer muy amigable y agradable con quién hablar, solo que a veces se pasaba de honesta.
— Todo habrá valido la pena cuando sea la mejor nota de la clase, mamá no te preocupes– dijo para después dar un mordisco a la panceta que a su padre tan crujiente le salía–
— Pero, ¿de verdad crees que vas a superar a la hija de Lee? Esa chica no hace otra cosa con su vida que estudiar, no eres rival Doyoung, te recomiendo que te conformes con el segundo puesto. Además, ¿Qué más dará si eres primero, segundo o tercero? No todo en la vida es tú posición.
— Gracias por el discurso inspirador mamá, pero no vas a hacerme cambiar de opinión, no es que quiera ser el mejor, solo quiero demostrarme a mí mismo que soy capaz de superarla si me lo propongo.
Su madre bufó y le contestó para tener ella la última palabra, como siempre.
— Yo voy a seguir pensando que es una tontería.
— Bueno ya, dejad de pelear que se os va hacer aún más tarde.
Su padre era el que tenía el delantal puesto y vigilaba que las tostadas no se quemaran y el bacon estuviera en su punto, y es que su madre no era como las demás, ella no era aficionada a la cocina, ni era una ama de casa obediente y servicial, ni tampoco fingía una sonrisa de amabilidad para que los demás pensaran que su vida era perfecta e ideal y por eso Doyoung estaba orgulloso de tener una madre diferente.
Igualmente, su padre tampoco era como los demás, le gustaba cocinar, era muy limpio y ordenado, no fumaba y estaba feliz de que su esposa tuviera trabajo y no se quedase metida en casa.
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Traidores | JaeDo
FanfictionUn chico nuevo llegó al pueblo, atractivo, alto y con un aura misteriosa. Además, entró nuevo al último año de instituto, justo en su misma clase y siendo uno de los mejores estudiantes cuando se la pasaba mirando por la ventana toda la mañana. Par...