12. La Casa de los Espejos

525 51 19
                                    

Tras pasar buscando a Katherine por el dormitorio de Elena, me dirigí tan rápido como pude a la casa Salvatore. Nadia se había excusado, diciendo que tenía asuntos con los que lidiar, pero estaba segura de que simplemente seguía molesta y no quería estar cerca de Katherine. No la culpaba.

Cuando aparqué en los jardines de la casa, bajé del auto con rapidez y tiré a Katherine del brazo para que también se diera prisa. No se había mostrado demasiado entusiasmada en colaborar. Después de todo, Bonnie la había engañado diciéndole que podría otorgarle verdadera inmortalidad... y había terminado siendo humana. Era evidente porqué no tenía ningún interés en ayudar a traer a Bonnie de vuelta.

Una de las cosas que más extrañaba de ser vampira era mi desarrollada audición, que siempre me ayudaba a sondear el terreno y saber qué esperar cuando entraba a algún lugar. Y en aquel momento realmente deseé haber podido estar preparada con antelación para aquel escenario.

Qetsiyah estaba de pie, en medio del recibidor, paseando con sorna, como si nada.

- ¿Qué demonios haces tú aquí? - inquirí e instintivamente escondí a Katherine detrás de mi cuerpo y sujeté con una mano el collar que colgaba de mi cuello. Lista para atacar.

Me miró con ojos brillantes y divertidos y esbozó una sonrisa para acompañar el gesto. Justo entonces Damon salió de la sala, con los ojos ligeramente abiertos y expresión urgente.

- Tranquila, Hermione. - me espetó, alzando una mano en mi dirección para que bajara la guardia. - Ella es parte del plan.

- ¿Ella es parte del plan? - repliqué, fulminando a Damon con la mirada. - ¿Ella que le frió el cerebro a Stefan? - mi voz se alzó un par de octavas, mientras miraba a Qetsiyah con desconfianza.

- Un mal necesario. - soltó entonces como si nada la bruja y me dedicó una sonrisa burlona.

- Cállate. - exigí, arrastrando las palabras y sintiendo el poder del collar vibrar en mi pecho. - Cállate o juro que voy a...

- Alexa. - llamó Damon, atrayendo mi atención. - Detente. - demandó entonces, mirándome con severidad y yo lo miré directamente a los ojos por un momento. Damon parecía seguro y confiado... y yo confiaba en él. Cuando abandoné la postura defensiva, la tensión abandonó los hombros de Damon y respiró profundo.

- ¿Cuál es el plan? - inquirí sin rodeos, dándole una última mirada desagradable a Qetsiyah. - ¿Cómo traemos a Bonnie de vuelta?

- Ella va a hacer un hechizo. - soltó Damon brevemente mientras con un gesto de la cabeza nos indicaba que pasáramos a la sala. Lo hicimos, sólo después de que Qetsiyah lo hiciera.

- ¿Qué clase de hechizo? - inquirí con curiosidad cuando nos topamos con Elena, Amara, Caroline, Stefan y Jeremy, sentados en la sala. Era la primera vez que veía a Amara comportarse de forma civilizada, aunque no logró disimular su sorpresa cuando vió que dos personas más que lucían exactamente igual que ella, entraban en la estancia.

- Un hechizo de transferencia. - explicó Qetsiyah, volviéndose para mirarme y por primera vez desde que había entrado en la casa, no me hablaba con autosuficiencia. - Transferiré el hechizo del ancla a tu amiga muerta.

- ¿Harás que Bonnie sea el ancla al Otro Lado? - abrí los ojos, sin ocultar mi sorpresa. - ¿Qué significa eso?

- Significa que tendrá un pie de un lado y un pie del otro. - Qetsiyah me miró como si fuera tonta. - Podrán verla y ella a ustedes y podrá tener la vida que tanto anhela. - soltó casi con flojera y noté que Elena le tomaba la mano a Jeremy y la apretaba, ansiosa.

- ¿Y simplemente vas a hacerlo por la bondad de tu corazón? - inquirí con el ceño profundamente fruncido y una sonrisa escéptica en los labios, mientras miraba los rostros a mi alrededor en busca de alguien más que notara que no debíamos confiar en aquella bruja loca.

Alexandra Petrova: Fin del CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora