- ¡CIERRENLO, AHORA!
Había sucedido tan rápido. Cuando aterricé de nuevo en el suelo de la habitación de Klaus encima de la persona que me había salvado, el mundo seguía temblando y el zumbido era ensordecedor.
Esa voz...
Entonces las puertas del balcón se cerraron y todo volvió a quedar en absoluto silencio. Sintiéndome a salvo entre los brazos que me sujetaban, cerré los ojos e intenté recuperar el aliento. Había estado realmente cerca de desaparecer.
Había voces a mi alrededor que murmuraban cosas y manos que me sujetaban, intentando incorporarme. Finalmente, cuando me sentí menos mareada abrí los ojos.
- Esta es una vista familiar... - soltó burlón con una sonrisa torcida en los labios.
Estaba tendida sobre nadie más y nadie menos que Kol Mikaelson. Kol Mikaelson me había salvado de ser devorada por la nada.
- ¿Kol? - musité confundida, cuando dos pares de manos me sujetaron de los brazos y me levantaron.
- No le hagas caso. - soltó otra voz familiar. - Su ego probablemente es más grande que su pene.
Kol bufó para disimular una carcajada.
- Ella podría decirte, cariño. - replicó entonces, guiñándole un ojo a su interlocutora.
Pero no podría importarme menos la estúpida riña que estaban teniendo. Aunque seguía mareada, me volví bruscamente para encontrarme con... Lexi.
- ¡Lexi! - chillé y los ojos se me anegaron en lágrimas cuando la rodeé con ambos brazos, estrechándola con todas mis fuerzas. - Oh, por Dios... - suspiré aliviada.
Retrocedí para mirarla y ella tenía una sonrisa amplia en el rostro, me frotó los hombros efusivamente y dijo en apenas un susurro:
- Voltéate.
Así que lo hice. Gruesas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos sin que pudiera evitarlo.
- Nadia... - balbuceé y ella acortó la distancia que nos separaba para fundirnos en un abrazo infinito.
Mi sobrina estaba ahí, con sus brazos alrededor de mi cuerpo y podía sentirla... algo que jamás creí volviera a ser posible. Era a Nadia y a Lexi a quien Kol les había gritado. Ellos me habían salvado, los tres. Y si había tres personas que jamás creí ver juntas... eran Kol, Nadia y Lexi. Pero ahí estaban, justo a mi lado. Estaba sobrecogida por el momento y realmente no sabía que pensar.
Respiré profundamente para inhalar el olor de su cabello que tanto añoraba y retrocedí para sujetar su rostro entre mis manos y suplantar un beso en su frente.
- Estás aquí. - sonreí con el rostro humedecido de lágrimas y sangre.
- Si. - asintió Nadia y su voz fue como música para mis oídos... como el más dulce sonido. - Pero tú no deberías estarlo. - negó con la cabeza preocupada. - Y debes volver antes de que sea muy tarde o eso vuelva por ti. - agravó señalando el balcón con la cabeza.
- ¿Cómo...? - inquirí retrocediendo para mirarlos a los tres por igual. Pero ni siquiera fui capaz de formar una oración completa.
- Te lo dije... - dijo Lexi con una sonrisa cálida en el rostro. - Siempre estoy cuidando de ustedes. - se encogió de hombros y sujeté su mano con efusividad. - Lamento haber tardado tanto. Toma un poco de práctica poder unirnos por acá. - explicó haciendo una mueca.
- No... gracias. - agradecí, completamente abrumada, en el buen sentido. - Me salvaron. Todos ustedes. - agregué entonces dedicándole un asentimiento a Kol, que me dedicó una sonrisa torcida. No siempre nos habíamos visto ojo a ojo y él me había salvado.
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Alexandra Petrova: Fin del Camino
FanfictionAlexandra estaba lista para dejar Mystic Falls pero... nunca es tan fácil ¿o sí? Cuando un gran giro inesperado pone de cabeza su mundo, Alexandra no tiene otra alternativa más que adaptarse y valerse de su pasado para enfrentar su presente y asegur...