ARACNOFOBIA (venom y tu)

#42

Estaba cansada, sin ganas de nada
Este dolor me consume todo el tiempo.
Me siento enferma y débil.

Venom se llevó mi alegría cuando se fue, y de Peter no supe nada. No pude encontrarlo aquel día, pero ya no puedo más.

He dejado de comer porque el alimento ya no tiene sabor en mi paladar, he dejado de sonreír porque no encuentro razón por la cual hacerlo, he dejado de sentir esperanza porque me quitaron todo lo que tenía.

Quiero acabar con todo.
Y no encuentro otra forma.

Me encontraba en la cima del edificio Conde antes vivía con Peter y... Venom

Ya he perdido toda esperanza de volverlos a ver, y no puedo seguir viviendo en donde todo me recuerda a las personas que amé y perdí.

El aire frío provoca un silbido en mis oídos mientras me paraba para caer. Cierro mis ojos, que ya estaban hinchados por derramar lágrimas, para darme el valor que necesitaba para hacerlo. Doy un último suspiro para relajar mi cuerpo y así no darme cuenta de cuando se estrelle contra el cemento de la superficie.

Salté.

No me Di cuenta de cuánto llevaba cayendo cuando ya había sentido algo firme, pero no era el suelo.

Unos brazos fuertes me sujetaba, pero muy bien sabía que no era Venom. Ya sabía quién era.

Aterrizamos en una azotea lejana a donde me encontraba antes, pero nisiquiera lo miré ni articule palabra. No pensaba agradecerle.

—¿Te encuentras bien?

No respondí. Me había quitado mi oportunidad de dejar se sufrir. No tiene porque meterse en mis asuntos.

—¿En qué pensabas? Pudiste morir.

—¿Y qué crees que hacía?

—... ¿por qué?

—si te lo digo intentarás hacer que recapacite, pero mi decisión ya está tomada. Así que... por favor vete. Que de seguro alguien está pidiendo tu ayuda a diferencia mía.

—No puedo dejarte sola.

—Pues yo nunca pedí tu compañía. Ya no quiero seguir, ¿entiendes? Por favor, sólo vete.

Se quedó callado, como si estuviera meditando la situación, pero Por los gestos que hacía parecía estar discutiendo con alguien invisible. Se dio la vuelta un momento, yo pensaba que había entendido mis palabras y se iría, aunque yo también pensaba irme. Maldigo el segundo en el me sujetó de la cintura y me separó del suelo de la azotea para llevarme lejos de ahí.

Después de varios minutos por los aires llegamos al departamento de Peter, el único lugar donde menos quiero estar ahora mismo. Si pensaba consolarme, lo está haciendo muy mal.

— Ya me trajiste. Ahora largo.

— Ya te dije que no te dejaré sola.

— Así que vas a abandonar a una ciudad que te necesita solo por una suicida a la que no podrás convencer de nada.

Siguió sin decir nada. Está muy diferente a diferencia de la primera vez que lo vi. Aquella vez parecía más animado y divertido, ahora sólo parece serio.

— ¿Por qué quisiste hacerlo?

Un flash de recuerdos vinieron a mi mente y mis ojos empezaron a producir lágrimas.

—no pienso hablar de eso.

— alguien te hizo daño.

— cállate.

— apuesto a que esa persona se arrepiente.

—¡ya basta!

— el no querría que hicieras esto.

— ¡Dije que pares!

Se alejó un poco de mi ante mi grito cargado de enojo. Ahora estando cara a mascara el pudo ver mis lágrimas caer al igual que mi espíritu.

—No sabes nada de lo que dices. Sólo quieres hacerte el héroe una vez más. Pero si buscas eso, estas perdiendo el tiempo en este lugar. Un héroe no rescata a un muerto.

Silencio una vez más, pero en este se sentía el enojo en el aire.

—No dejaré que lo hagas.

Me tomó de la muñeca y me llevo hasta mi habitación, donde me desplomó en el suelo y mientras intentaba levantarme el desgarro una sábana de la cama, volviéndola sólo ja tira de tela con la cual me ató a la cabecera de la cama, y para reforzar el nudo lanzó telaraña para que no pudiera desatarlo. Era en vano poner resistencia, el era mucho más fuerte que yo. Intentaba patearlo o hacer algo para que me liberase de ese nudo, pero no podía. No le hice ningún daño.

—estarás así hasta que recapacitar sobre tus desviaciones.

Se fue de la habitación cerrando la puerta tras de sí dejándome en absoluta oscuridad.

No soy una maldita niña a la que puede castigar de esta manera.

Maldito seas Hombre Arana. No evitarás mi última meta. Si crees que renunciare a ella estas en un terrible error.