EXTRA 3 - KTH

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Habían pasado varios meses desde que Jungkook llegó a aquella especie de utopía en la que, por fin, podíamos vivir juntos y sin ninguna preocupación. Nos acabamos mudando a una casa para tenernos más cerca el uno del otro. No era mucho, una casita sencilla y acogedora con jardín, donde pasábamos prácticamente todas las tardes haciendo de las nuestras.

Mi estado de ánimo y mis ganas por vivir eran incomparables a cuando estuve solo aquel par de años, y el motivo de aquello, que cada día lo empezaba y lo terminaba  junto a la persona que más amaba. Aunque debía admitir que extrañaba a nuestros amigos, y que a veces no podía evitar ponerme melancólico al recordar la cantidad de buenos momentos que pasamos juntos, y lo rápida que fue aquella despedida en nuestra salida a la montaña.

Pero al fin y al cabo debíamos aceptar que por mucho que deseáramos volver a juntarnos y compartir nuestro tiempo juntos, aquello no volvería a ocurrir, debíamos continuar con nuestras vidas, aunque fueran en mundos diferentes.

Desde la llegada de Jungkook me encargué personalmente de que se acostumbrara y aprendiera de aquel mundo, tanto por pasar el tiempo con él como por hacerle sentir cómodo lo más pronto posible.

En aquel mundo no existían las obligaciones, vivíamos fuera de estrés y de preocupaciones que constantemente nos atormentaban nuestro día a día en el otro mundo, pero a cambio, teníamos que colaborar para mantener la comunidad. Todos ayudábamos a algo, sin excluir a nadie, tanto críos como ancianos, todos ayudábamos con las tareas.

Pero lo curioso era que, aparte de tener tareas comúnmente conocidas, como las de limpieza, en aquel mundo teníamos unas tareas algo peculiares, unas que nunca habría creído pensar que existían, como por ejemplo las tareas de las que nos encargabamos Jungkook y yo. Una de ellas era darles la bienvenida y hacerles una especie de guía a las personas que llegaban nuevas a ese mundo, y la otra era hablar e ir a las casas de las personas, las cuales, después de una larga estancia y habiendo cumplido su tiempo de paz en ese mundo estaban dispuestos a morir definitivamente, por lo que nos ofrecíamos a hablar con ellos para hacer más amena su marcha.

Hacía un par de días Jungkook habló con una mujer de avanzada edad que ya había tomado la decisión de querer descansar definitivamente, por lo que Kook y yo nos ofrecimos para estar con ella en sus últimos momentos en ese mundo.

En ese mismo instante me encontraba en el salón de nuestra propia casa arreglandome la ropa en medio del salón, mientras esperaba a que Jungkook bajase del cuarto para poder marcharnos al encuentro de la señora.

— ¿Estás listo? -preguntó al entrar en el salón abrazándome por la espalda mientras me iba dando pequeños besos por su cuello- no sé con cuántas personas hemos hablado ya, pero nunca me acostumbro a saber que no volveremos a verlas…

— Es extraño, pero me siento feliz por ellos, cuando toman esa decisión se les nota en la expresión la paz de haber vivido esa segunda oportunidad -agarré una de sus manos tras darme la vuelta y sujeté su mentón antes de darle un casto beso- algún día también tomaremos esa decisión, juntos, pero dentro de mucho~

— Sí, en algún momento~

Al llegar a casa de la señora picamos a la puerta esperando a que nos diera su consentimiento y así poder pasar al interior de la casa. Nos reunimos en el salón, donde se encontraba la señora sentada sobre un sillón tranquilamente, con un pequeño cachorro sobre su regazo, acariciándolo.

— Buenos días señora Bae somos Jungkook y Taehyung, hablamos con usted por teléfono para ofrecernos a acompañarla...

— ¿Hasta en mis últimos momentos seré tan afortunada? Que chicos tan guapos~

Déjame Verte [KTH + JJK] (TH ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora