Capítulo 40

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EVA

Sentí un tirón en el brazo y caí hacia atrás esquivando así el coche. Miré al frente y encontré a Hugo tirado en el suelo sangrando y al conductor dándose a la fuga.

Eva: HUGO - grité corriendo hacia él, de repente la carretera se había quedado vacía.

Hugo: mi amor - dijo en un susurro.

Eva: voy a llamar a una ambulancia, aguanta vale? - dije y fui a levantarme para ir al coche a por el móvil y llamar a emergencias.

Hugo: Eva espera, ven - pidió y me senté a su lado apoyando su cabeza en mi muslo.

Eva: mi vida, tengo que avisar a alguien.

Hugo: no hace falta.

Eva: sí, tienen que curarte.

Hugo: no pueden curarme, me voy a morir - dijo soltando una lágrima que limpié rápidamente.

Eva: no digas eso - sollocé.

Hugo: no llores, odio verte llorar. Te quiero mucho Eva, desde el primer día que te vi supe que iba a amarte toda mi vida y no me he equivocado. Eres la mujer de mi vida.

Eva: para - mandé - está sonando a despedida.

Hugo: porque lo es.

Eva: no lo es porque no te vas a morir.

Hugo: sé fuerte, por ti y por Valeria. Dile que la voy a querer siempre.

Eva: Hugo no puedes morirte, me oyes? - grité sollozando - no nos hemos casado ni hemos tenido un perro ni le hemos dado un hermanito a Valeria.

Hugo: Eva... - interrumpió.

Eva: no puedes morirte - cogí aire - estoy embarazada - dije dejándolo mudo - y me niego a criar a nuestro hijo sola, entiendes? Lo vamos a hacer juntos, y para eso necesito que aguantes.

Hugo: mi vida, quiero que seas feliz, tienes que aprender a vivir sin mí.

Eva: pero no quiero - grité - no quiero seguir viviendo si tú no lo haces a mi lado.

Hugo: lo harás bien.

Eva: me da miedo Hugo, me da mucho miedo tener que vivir sin ti.

Hugo: eres fuerte, has pasado cosas peores - empezó a toser - te voy a querer siempre.

Eva: Hugo por favor, no te mueras. No puedo vivir sin ti.

Hugo: puedes y lo harás. Prométeme una cosa - asentí - prométeme que no voy a destrozar tu vida, no me perdonaría que cayeses en un pozo sin fondo por mi culpa. Apóyate en nuestros amigos, los necesitas, y no te hagas la fuerte, deja que te ayuden.

Eva: deja de hablar, guarda fuerzas para cuando estés bien - dije aunque no sabía si íbamos a salir de esta o de qué manera.

Hugo: escúchame - volvió a toser - eres la mejor madre que nuestros hijos han podido tener. Cuida de mi pequeño - acarició mi barriga - y - tosió de nuevo - nunca olvides que te amo con locura.

Eva: por qué? deberías haber dejado que me atropellasen - solté desesperada.

Hugo: nunca me habría perdonado dejarte morir.

Eva: yo tampoco lo haré.

Hugo: lo harás - dijo totalmente convencido - te quiero - dijo antes de besarme, nos besamos hasta que dejé de notar su respiración y me separé.

Eva: yo también te quiero - dije cuando me separé.

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Ya había llegado la noche y aún no había vuelto a Galicia, los paramédicos se llevaron a Hugo poco después de que muriera y, tras dar parte a la policía, monté en un taxi de vuelta a nuestra casa, en la que debía decirle a su hermana y su hija que Hugo había fallecido.

Y ahí me encontraba, en frente de mi casa buscando las fuerzas que necesitaba para subir y dar esa terrible noticia.

Sam: hola Eva, y Hugo? Por qué lloras? - preguntó preocupada cuando entré a casa. Yo estaba estática en la puerta.

Eva: Hugo ha muerto - fueron las únicas palabras que necesité para provocar el llanto de la rubia acompañado de mis sollozos.

INSEPARABLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora