Capítulo 42

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*DOS AÑOS DESPUÉS*

EVA

Eva: Hugo deja al perro - mandé entrando al salón con la merienda - ahora va a venir la tita Sam y se va a quedar con vosotros vale? - dije justo cuando sonó el timbre - ahí está.

Sam: hola, cómo estás? - preguntó al pasar.

Eva: este día no me gusta, pero podría estar peor.

Sam: a ninguno nos gusta este día.

Terminamos de merendar y luego monté en el coche para dirigirme al cementerio. Cuando llegué cogí lo único que necesitaba: la foto que le había hecho aquel día cuando dormía junto a Valeria.

Eva: hola - saludé al llegar a su tumba aunque sabía que no iba a contestarme - siento no haber venido antes, no estaba preparada. Le puse Hugo a nuestro hijo y no me equivoqué, se parece mucho a ti, es un pequeño demonio lleno de amor. Valeria también está bien, te echa mucho de menos, pero piensa que estás bien con tu padre.
Tenemos un perro y nos hemos mudado a Córdoba, vivimos cerca de tu madre, ella también te echa de menos.
Me gustaría decirte que he cumplido nuestra promesa, que te he superado y que no paso las noches llorando al no sentir tu tacto, pero me es imposible mentirte. He intentado rehacer mi vida, pero después de ti nadie es suficiente; además, nuestros hijos no merecen tener como padre a otro que no seas tú.
Nunca me perdonaré no haber llamado a la ambulancia aquel día, porque quizás, si lo hubiese hecho ahora estaríamos en nuestra casa, casados, con nuestros hijos y un perro y todo esto no hubiese sido más que una terrible pesadilla.
Sólo quiero decirte que te echo muchísimo de menos y nunca voy a poder olvidarme de ti, porque no sé lo que me hiciste el día que te conocí, pero no he podido dejar de pensar en ti desde aquel momento.

Dejé un beso sobre la foto y un ramo de rosas al lado de la lápida y volví a montarme en el coche para volver a casa.

Cuando entré fui pasando habitación por habitación, Sam estaba en la de invitados, Hugo en la suya dormido y en la de Valeria no había nadie, así que fui a la mía.

Eva: qué haces despierta cariño? - pregunté al entrar y encontrarla mirando por la ventana.

Valeria: estoy buscando la estrella de papá. Tú sabes cuál es? - preguntó mirándome con sus grandes ojos azules.

Eva: por supuesto mi amor, ven anda - la cogí para que pudiese ver más - ves esa estrella? - pregunté señalando y ella asintió rápidamente - esa es la de tu padre.

Valeria: cómo lo sabes?

Eva: es muy fácil, la que más brilla es la suya. Sabes por qué? - negó - porque tu padre era un ser de luz.

Valeria: como el sol?

Eva: exacto, él iluminaba todo por donde pasaba - dije y nos quedamos un rato mirando al cielo - ahora vamos a acostarnos, que si tu padre se enterase de que te dejo estar despierta tan tarde entraría en cólera.


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