Capítulo XXV

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∆∆∆Dylan∆∆∆

Después de dejarle las cosas en claro a la "amiga" Otaku de MI Chris. Ella se lo llevó a rastras para que la acompañara a quién sabe qué cosa. Yo por mi lado me fui a reunir con los chicos, estaban en el comedor en la mesa de siempre, hablaban animados, me acerqué y me recibieron como de costumbre. Platicamos un rato y todo parecía normal. Nadie hizo ningún comentario sobre lo del fin de semana, y yo no quise tocar el tema para no incomodar o algo así.

Volvimos a clases y naturalmente me la pasé mirando a Chris durante el transcurso de las horas. Él parecía realmente relajado. Todo hubiera sido lindo de mi ser por que Eliza se la pasó molestándome cada vez que me cachaba viéndolo. Yo obviamente la mandaba a la mierda, y sin darnos cuenta empezamos una pelea de papeles e insultos que nos susurrábamos para no llamar la atención del maestro. Al finalizar las clases me despedí de Christian, pero ahí estaba su amiga metiche a quien intenté ignorar, pero de verdad que me sacaba dequicio, era la cosa más desesperante y hostigosa del mundo, al menos a mí parecer. Pero la trataría de ignorar y soportar únicamente por mi Omega.

El día de hoy tocaba hacer la despensa así que fui al supermercado y por primera vez me dí cuenta de que había dejado de mirar a las chicas lindas. Verán, siempre que salía coqueteaba con las chicas que se me quedaban viendo o que me iban a hablar. Pero ahora caía en cuenta de que lo había dejado de hacer. Supongo que se debía a que ahora sólo estaba concentrado en una sola persona. Y por alguna razón me alegro notarlo.

Terminé las compras y regresé a mi departamento. Preparé una sopa instantánea y comí. Casi todo lo que tenía en mi despensa eran comidas para recalentar o bebidas ya preparadas. Nunca fui fan de la cocina y tampoco tuve a alguien que me obligara a aprender cuando era pequeño. Claro que conocía las recetas básicas. Aunque más de una vez activé el sensor de incendios.

Me apuré a alistarme para asistir a mi trabajo, llegué unos minutos tardes pero me los perdonaron porque eran mis primeros días y además el gerente no estaba.

Me dí cuenta que en la tarde no había mucha clientela y realmente era mínimo el trabajo que tenía que hacer. Sólo era limpiar, esperar a que llegara un cliente, ensuciara una mesa y volver a limpiar. Así que me estaba aburriendo, fue me cuando Héctor se encargó de distraerme y contarme que está estudiando contaduría y que tenía veintidós años. Tenía una novia, pero que su relación era más "libre" por así decirlo, y que venía de México.

Me preguntó sobre Chris y si realmente éramos algo o si solo me había hecho ilusiones. Le conté que aún estaba conquistándolo. Él se burló y me llamó "de la vieja escuela". Decidí mejor ignorarlo y ponerme a revisar mi celular.

Así pasaron las horas y a las nueve de la noche me fui a mi departamento. Caí rendido en la cama, después de un baño.

Al día siguiente compartí el receso de nuevo con mi Chris, estábamos en las gradas, al fondo. Él parecía un poco diferente, se veía ansioso y estaba levemente sonrojado. Decidí acercarme más a él. Pude notar que sudaba un poco, eso de alguna manera me hizo verlo muy sexy. Me miraba un poco agitado. Quería besarlo, podía sentir su bello aroma cerca de mí e impregnándome. Yo igual comencé a soltar un poco de feromonas. Chris jadeó al momento de percibirlas. Yo me pegué a él, quería juntar nuestros labios, pero igual traté contenerme. Hasta que sentí su pequeña mano sosteniendo mi camisa por la parte del pecho. Era como si estuviera suplicando que lo besara. Fue ahí cuando cedí. Junté nuestros labios de manera desesperada, el tacto era sumamente suave, caliente y húmedo, sus labios se movieron un poco y los míos no se hicieron esperar. Lo sujeté por la mandíbula para profundizar el beso, pero al parecer mi Omega no sabía besar, ya que no abrió la boca y solo movía torpemente sus delicados labios. Eso me pareció demasiado tierno. Me confirmaba que seguramente yo era el primero al que besaba. Me sentí demasiado alegre y mi alfa se arregosijó.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora