Capítulo IV

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- El beta?

- Si.

- White? Un pervertido? Porqué? - se veía confundido y contrariado.

- Que acaso no sabe que es homosexual? - hice una mueca.

- El joven White? - me miró sorprendido.

- Ajá...

- Bueno, pero, Christian es una persona civilizada, seguro no andará mostrando su atracción desviada en todos lados.

- Usted cree? Sabe qué escándalo ha creado? Aún peor, sabe qué escándalo se puede crear si se sabe que en su prestigiada académia hay alguien desviado y enfermo mentalmente? - hablé apoyándome en su escritorio, e inclinándose hacia él.

- E-enfermo? Ya no se usa ese término para este tipo de personas.

- Solo imagine, el escándalo, el desprestigio...

- Desprestigio...

- Si. - Eso es, duda...

- E-entonces! Que debo hacer?! - se veía desesperado y alterado. Sonreí en mi interior.

- Tal vez, advertirlo, sobre su mal comportamiento.

- Qué clase de advertencia?

- Una sanción o amenaza funcionaría. - volví a mi asiento y me acomodé.

- A-amenaza?

- Así es. Que se le viene a la mente?

- T-tal vez, suspender su beca.

- No se le ocurre nada mejor? - enarqué una ceja.

- E-es lo único que pienso que funcionará.

- Bien, pues que sea la beca entonces. Y qué hará por el alboroto de esta mañana?

- J-jove Brown, creo haber entendido que el estudiante Louis inició la agresión.

- Pues entendió mal! Christian White fue el que comenzó con el ataque, tratando de cedusirlo! Entendió?!

- Si sí, ya veo.

- De tan solo pensar que haría mi padre si supiera esto...

- Se lo va a decir? - me miró asustado.

- No lo sé, eso depende de usted.

- De m-mi?

- Sí, dígame, cómo va a solucionar el problema de hoy?

- Tal vez, una limpieza en el la biblioteca serviría.

- Bien! Eso está bien, que limpie toda la biblioteca! - dije levantándome.

- Pero joven Dylan, usted debe de ser sancionado también. - demonios.

- Creí que ese tema estaba olvidado - dije caminando a la salida.

- Usted y sus amigos han infringido varias normas escolares.

- Hagamos un trato, si usted no le dice a mi padre, yo no le diré lo de el beta. Bien? - me giré.

- N-no, si usted y sus amigos limpian parte de la biblioteca, yo no le diré a su padre y usted no le dirá nada sobre el joven White. - Mierda...

- Haga lo que quiera... - escupí cerrando la puerta.

Me dirijí a mi auto, lo encendí y conduje hasta mi apartamento, entré y me dirijí a la cocina, no había dejado nada para almorzar, busqué en el refrigerador y saqué una cerveza. Tomé una sopa instantánea y la puse a calentar.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora