Capítulo XXXII

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Estábamos en el receso y como era costumbre estábamos en las gradas comiendo. 

- Entonces preparó la comida, y realmente no sabía nada bien, al final terminaron cenando pizza. - contaba una cita que había tenido su hermana en su casa con el sujeto que había llegado a su casa la noche en la que yo lo acompañé. 

- Pizza en una cita no suena tan mal... Y Chris... Hablando de citas, tienes este Sábado libre? 

- Ah, pues sí, planeo estudiar el domingo así que sí.

- Quieres salir conmigo en la tarde, ya sabes, mi trabajo termina al mediodía. Y después podría ir a buscarte. Qué dices? 

- A-ah pues... - estaba nervioso y apretaba sus manos. Aunque era una pregunta fácil. Pero conociéndolo siempre pensaba mucho las cosas - pues yo creo...

- A ver, sí o no? Apúrate hermano! - oh, y claro, su "adorable" amiga estaba con nosotros. Parecía que no podíamos tener un momento de privacidad. 

- Cállate, Eliza, y quítate a la verga! - dije empujándola para que cayera de las gradas. 

- Ni madres, quítate tú! - me agarró para que no se cayera. 

- Cállense, no empiecen! Y sí, Dylan, si quiero salir contigo, a la una está bien? - preguntó mi Chris separándonos. 

- Bien! - sonreí.

- Uy si! "Bien" - repitió Eliza con voz chillona.

- Cállate, al menos Chris va a salir sólo conmigo! 

- "Il minis Chris vi i silir sili cinmigui" - se burló - para que lo sepas Chris ya ha salido conmigo antes! 

- Claro que no! 

- Pregúntale! Pregúntale tú mismo! 

-Chris? - lo miré y él sonrió nervioso. 

- Pues la acompañé a comprar unas cosas para--

- Ja! Viste Cachorrito! - dijo poniéndose detrás de Chris cómo escudo. Sólo sacó su dedo para señalarme. Yo solo giré mi cabeza y la ignoré. 

                   ∆∆∆Christian∆∆∆

Se veía muy tierno, estaba haciendo pucheros y estaba enojado, era como un osito molesto. Aunque más que nada se veía ofendido. Era verdad, había salido un par de veces con Eliza para acompañarla a comprar cartulinas y chocolates para la Omega que le gustaba. 

Lo abracé del brazo y me encargué en él para consolarlo. Él me miró pero giro de nuevo su cara. Era como un niño haciendo berrinche. Besé su mejilla y él me miró un poco asombrado y me devolvió el beso en mi naríz. 

- Bueeeno, yo me retiro a ver a mi chikistrikis. - dijo Eli al vernos más pegados, se bajó de las gradas y quedamos sólo Dylan y yo. 

- Al fin, ya no la aguantaba... - se quejó abrazándome. 

- Déjala, ambos son como niños.

- Pero tú eres mío - reclamó liberando feromonas para impregnarme. Lo había hecho últimamente y a decir verdad era agradable ya que siempre dejaba su aroma en mi ropa y podía sentirlo cuando quisiera. Aunque Eliza siempre se quejaba. 

- Vale vale. Ahora dime, a dónde iremos el sábado? 

- A dónde quieras... - se acercó y me besó, al principio solo fue un contacto ligero, pero después metió su lengua y comenzamos una batalla por quién tomaba el control. Se sentía muy bien, era entre placentero y confortante. Sus labios eran muy cálidos y su lengua húmeda chocaba con mi paladar provocando un cosquilleo indescriptible. Nos separamos para regular nuestras respiraciones. Mis labios se sentían levemente hinchados debido a la succión a la que estuvieron expuestos. Los sabios de Dylan estaban brillosos y rojizos - Has mejorado. Besas muy bien - alagó haciéndome sentir bien ya que si a él le gustaba me alegraba mucho. Nos volvimos a besar y sentí cómo una de sus manos subía a mi pecho tallándolo sobre la tela. Pellizcó uno de mis pezones haciendo que jadeara separándome del beso. 

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora