¿Le temes al Amor, o a MÍ?

Capítulo XII

                  ∆∆∆Christian∆∆∆

Al día siguiente, estaba en el salón, realizaba una tarea sentado en mi silla. Cuando empecé a sentir que me lanzaban pedacitos de papel. Miré en dirección a quien era, estaba seguro que era el grupito de Dylan molestándome.

Para mí sorpresa no era ninguno de ellos, se trataba de una compañera, nunca había hablado con ella pero siempre se metía en las peleas para grabar o empezaba chismes sobre todos. Era una Omega, tenía un cuerpo delicado pero alto. Siempre estaba cuidando su imagen y traía a muchos alfas tras de sí. Por lo que había oído había salido con Dylan un par de veces, pero él la cortó y ella al parecer lo tomó bien.

Ella me miró y sonrió burlona mientras seguía lanzándome papelitos a la cara, yo volteé de nuevo a mi libreta y continué con mi trabajo.

Hasta que uno de los papeles calló en mi mesa. Era grande y parecía tener algo escrito. La curiosidad me ganó y lo abrí.

"PUTA", decía.

Yo lo arrugué y continué metido en mis pensamientos tratando de ignorar los persistentes papeles cayendome.

Estaba acostumbrado a este tipo de "juego", por lo que pronto me concentré y terminé mi tarea. Me paré de mi asiento para entregarla y cuando caminaba al escritorio sentí como una bola de papel me golpeaba en un costado de la cabeza, solo que el golpe se sintió fuerte y como si hubiera sido con un material más duro que una simple hoja.

Debido al impacto, aunque fue en una zona pequeña, logró aturdirme y hacerme tambalear cayendo de rodillas al suelo.

Al instante se escucharon risas a mis espaldas y uno que otro aplauso.

- Silencio! Joven White! - llamó la maestra.

Yo sentía mis oídos zumbar y por reflejo cerré mis ojos y tapé mis orejas, mientras me ponía de nuevo de pie.

- Quién fue? - preguntó tomándome del brazo y mirando a los demás.

Nadie hablaba, de hecho todos estaban en silencio, solo miraban hacia adelante o trataban de esconderse detrás de sus libros.

La maestra Sharon es conocida por ser recta y muy estricta, por lo que casi en sus clases no me molestaba nadie para que no hubiera una sanción.

- Nadie va a hablar? Contesten, quién fue? - dijo y me miró la herida, que para este momento ya sentía un líquido caliente bajar. Ella me limpió y efectivamente, era sangre, afortunadamente no era mucha. - Saben lo que puede ocasionar esta herida? Saben las consecuencias? - regañó sosteniendo sus dedos manchados mostrando la sangre. - si nadie va a hablar y decirme quién fue, entonces sancionaré a todo el grupo.

- Maestra fue Sabrina! - habló una chica del mismo grupo de la mencionada, mientras se ponía de pie.

- Que hija de puta! - dijo Sabrina poniéndose de pie.

- Silencio! Señorita Steele ese lenguaje está prohibido en mi clase! Acompáñenos a la dirección, afuera! - habló tomándome del brazo y saliendo.

Genial, otro problema.

Nos dirigimos a la oficina del director y como era de esperarse a Sabrina la suspendieron un día, ella se levantó del asiento enojada y abandonó la dirección dando zancadas mientras me miraba furiosa y yo simplemente me encogía en mi lugar.

Agradecía la ayuda de la maestra, sabía que sus intenciones eran las mejores, pero igual tenía pendiente que de ahora en adelante Sabrina solo se encargaría de hacerme la vida imposible. Si tan solo todos los maestros fueran como ella sería mejor, pero desafortunadamente no era el caso y la mayoría siempre permitía que me agredieran sin siquiera meterse.