Capítulo XLII

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                       ∆∆∆Chris∆∆∆

Me levanté de la taza del baño ya que me había sentado para descansar un poco las piernas debido a que tan solo caminar de la cama al baño me había costado trabajo. Mi cadera dolía al igual que mi espalda, mis piernas temblaban cuando me levantaba o cuando quería dar unos pasos. De mi entrada salía un poco de mi líquido lubricante, o creo que eso era, al menos fue lo que me dijo Dylan. Me paré y metí en la ducha, abrí el grifo y el agua tibia me envolvió, poco a poco mis músculos se fueron relajando y con suavidad enjaboné todo mi cuerpo.

Terminé y con una de las toallas que habían colgadas me cequé con cuidado, miré mi cuerpo en lo que me permitía ver el espejo del baño, solo abarcaba mi cara y hombros. Me quedé boquiabierto al ver mi piel marcada con tonos morados y rosados, iniciando desde mi cuello, hasta mi clavícula. Solté un suspiro, enjuagué mi boca con pasta dental, ya que no tenía un cepillo para mí y salí para ir a vestirme con la ropa que me había prestado Dylan.

Coloqué los bóxers que evidentemente me quedaron enormes, luego tomé los shorts que tenían un estilo playero, lo ajusté a mi cintura con el elástico, me quedaban muy anchos y largos, llegándome hasta debajo de las rodillas. Tomé la playera y la pasé por mis brazos, al momento de rozar mi pecho con la tela mis pezones se sintieron extraños y sensibles, los miré y estaban hinchados, rojizos, rodeados por marcas de mordidas y chupetones. Era una sensación rara y desconocida, me recordaba lo que había pasado la noche anterior provocando que me sonrojara y rápidamente apartara la vista.

Terminé de secarme lo más que podía mi cabello y salí descalzo para el comedor. Llegué y ví a Dylan con una playera y pantalones deportivos, su cabello estaba goteando dejando su cuello con gotitas de agua. Se veía muy atractivo y fresco.

- Quieres sopa instantánea o sandwiches? - preguntó inspeccionando la alacena.

- Sopa - respondí sentándome en la pequeña mesa del comedor, aunque luego me arrepentí ya que un dolor punzante me recorrió desde mi trasero.

- Bien... - la preparó mientras yo observaba su gran y amplia espalda.

- Porqué no te secas bien el cabello? - pregunté cuando llevó las sopas a la mesa.

- No me gusta perder tiempo en eso - respondió sentándose al frente.

- Ven aquí - me estiré y con la toalla que llevaba en mis hombros comencé a frotar su cabello - te enfermarás si lo dejas así, por qué eres tan descuidado?

- Nunca me enfermo - dijo dejándome secarlo.

- Siempre hay una primera vez.

- Pero no me gustaaa - alegó como si fuera un niño.

- Tienes que hacerlo - me reí ante su comportamiento.

- Entonces, tú lo harías por mí? - preguntó mirándome abriendo un poco más sus ojos y haciendo un puchero con su boca. Era realmente un lindo payaso - Si no, puedo enfermarme~ - canturreó tomándome de la cintura y apegándome a él - Sí~?

- Eso es trampa - dije sintiéndome débil ante él, sus manos sosteniéndome y su manera de mirarme me hacían mal.

- Eso es un sí? - se acercó y me besó suavemente los labios. El sabor mentado de la pasta de dientes fue lo primero que sentí cuando su lengua lamió mi labio.

- H-hay que comer - me separé desviando la mirada.

- Buen provecho - habló y pude percibir una sonrisa maliciosa en su boca. Este hombre me hace mal.

                      ∆∆∆Dylan∆∆∆

Lo miraba mientras comíamos y conversábamos sobre el baile de la noche anterior. Todo había sido realmente divertido y romántico, logramos conectarnos tanto física como emocionalmente, provocando que ambos lados instintivos se sintieran en unión y estabilidad. Ambos lo sabíamos, la acción no fue puramente en busca de placer, nuestros lados Alfa y Omega se habían complementado creando un lazo inigual.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora