Capítulo X

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                   ∆∆∆Dylan∆∆∆

Al momento que solté el gruñido y atraje a Christian hacia mí, yo mismo me impresioné, no sabía porqué mierda había reaccionado así. Miré la cara de los chicos y ellos estaban impactados.

Cargué al Omega y lo llevé apresurado a la enfermería, sentía cómo se aferraba a mí con sus temblorosas manos. Impaciente lo dejé en la cama y me alejé de él. Su aroma me envolvía y sentía que me asfixiaría si seguía así. Sus feromonas me controlaban, incitandome a tomarlo.

Trataba de taparme la nariz para no seguir siendo afectado. Sentí mi parte baja despertar y mis feromonas salir disparadas. Desde el momento que estábamos en la biblioteca habían empezado a salir sin yo poder manejarlas.

- Tú!... Ha, ¿Qué demonios me has hecho? - solté desesperado agarrándolo, me sentía incómodo y molesto. Él solo me miraba con miedo, mientras que su rostro reflejaba dolor.

- Y-yo... Ngh, N-no hago n-nadaa~ - trató de contestar, alargando un poco la última palabra mientras temblaba y se encogía.

- Maldición! Ya deja de liberar tus asquerosas feromonas! - grité tratando de que él reaccionara, manejara sus feromonas y dejara de soltarlas. Pero para mi sorpresa él lloró desconsolado.

- Mmmgh! *Snif* ugh...

- Ya basta, cálmate! - parecía que perdería la cabeza si continuaba en ese lugar. Pero por alguna razón no podía apartarme de él. Me acerqué a su cuello y comencé a respirar ese exquisito aroma que emanaba de él. Era tan embriagante y tranquilizador- tranquilo, ya... - acerqué mi mano a su cabeza y contra mi ego y racionalidad comencé a acariciarlo. Sentí como su respiración se iba calmando.

Una tremenda necesidad de tener más contacto me llenó. Miré su cuello e instintivamente lo lamí.

- Ha! - sentí cómo se estremeció, quería sentir su piel, y esa mierda de collar no me dejaba - N-no! ngh... - dijo cuando sintió que lo jalaba. Quería quitárselo y morderlo. No sabía porqué pero estaba impaciente.

De repente él se movió y tomó mi cara para acercarla a la suya. No sé porqué pero me dejé hacer y cuando pensé que iba a unir sus labios con los míos, dijo:

- Ha, D-dylan, tengo miedo... - me miró y ví que había dejado de llorar pero sus mejillas habían quedado rojas al igual que su pequeña nariz.

Yo me levanté un poco y lo miré desde arriba. Su rojo cabello caía sobre la almohada de forma desordenada pero armoniosa. Su boca estaba húmeda en su propia saliva y se abría dejando salir jadeos. Su cuello delgado se veía opacado por el grueso collar negro de contingencia. Su pecho subía y bajaba visiblemente, su camisa estaba levemente empapada por el sudor que liberaba.

Su cintura era delgada y pequeña, apostaría que con las dos manos podría rodearla por completo. Apretaba y contraía sus delgadas piernas y podía notar un pequeño bulto en su entrepierna.

Cegado por el deseo de placer y motivado por mi instinto, tomé sus tobillos y me coloqué sentado entre sus piernas. De tal forma que mis muslos cargaban sus extremidades.

- Ah, Dylan, ngh... Qué... H-haces? - preguntó tratando de sentarse y cerrar sus piernas. Yo me acomodé y dejé mis manos en su cintura sujetándola y atrayendola a mí - mmm... N-no me toques... - dijo tomando mis manos tratando de alejarse.

Yo solté un gruñido y sentí como tembló. Pensé que ya había cedido pero tomó nuevamente mis manos con más fuerza y me miró. Sus ojos se veían deseosos pero firmes y ceveros.

- N-no... Dylan yo, siento que... t-te necesito, p-pero ah, estoy asus-asustado. - dijo con dificultad, su voz era temblorosa pero sus ojos nunca se apartaron de los míos. Yo subí mi mano a su cara y la toqué. Él cerró sus ojos, como esperando un golpe o algo así. Cuando sintió mi caricia se relajó y dejó su mejilla sobre mi mano.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora