Capítulo LI

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— Christian White! Vuelve acá!!! - gritaba Ali, mientras yo corría por todo el pasillo, con una mochila en mi espalda.

— Lo siento, Alice! Es por tu bien! - respondí sin dejar de avanzar. Mientras tanto, el pobre Dylan estaba frente a mí, subiendo una de las dos maletas que le había dado hacia unos momentos, a su auto.

— Corre, Chris! - animó, cerrando la puerta trasera del auto.

— Chris! - llamaba también mi hermana.

Aceleré y de un salto entré al auto, cerrando la puerta y dando pie a que Dylan encendiera el motor y comenzáramos a alejarnos de la acera. Solo pude ver a Alice deteniéndose y mirarnos cansada y molesta, mientras se mantenía de pie sin una de sus sandalias.

— Lo hicimos. - suspiró agotado a mi lado.

— Así parece. - asentí, recostando mi espalda en el asiento y respirando hondo.

Resulta que, desde anoche, cuando recibí la rotunda negativa de Alice, había concluido que no era bueno para ninguno de los dos continuar de esa manera. Y, conociéndola, no recibiría ninguna afirmativa de su parte, hasta quién sabe cuándo. Por lo que, decidí tomar medidas drásticas y comunicarme con Dylan para concluir en que, hoy, él vendría a buscarme con su auto, yo ya debía tener mis maletas listas con toda la ropa y utensilios personales que necesitaría a partir de ahora que, se suponía, viviríamos juntos.

Y así fue, desde la noche anterior reuní desordenada y rápidamente mis prendas, únicamente sacándola de los cajones y depositando las de la misma manera en la maleta. Reuniendo así un par de equipajes y teniendo que usar mi mochila de la universidad para guardar mis libros, cepillos de dientes y de cabello, así como el cargador de mi celular y computadora. Tenía todo listo y se suponía que Ali estaría lo suficientemente ocupada con Joshua como para siquiera notar la precencia de Dylan en la casa.

Pero mi hermana parecía portar algún don o sexto sentido que la hizo presentir que algo fuera de lo normal ocurriría, saliendo de su estudio en el momento exacto en el que Dylan se introducía en mi cuarto. Al principio le resultó extraño y hasta vergonzoso. Pero después, cuando logró ver que este sacaba un par de maletas, rápidamente comenzó a gritarle, asustándolo y haciendo que acelerara sus pasos hasta la puerta, logrando salir, no sin antes recibir en la cabeza una de sus grandes y plásticas sandalias en la espalda. Al mismo tiempo en el que yo salía a hurtadillas de mi habitación, pero muy a pesar de todas las medidas que había tomado, de igual forma me vió y sin dudarlo iniciamos una carrera hasta la puerta.

Dando como final a un Dylan exhausto y a un Christian con el corazón exageradamente acelerado, tanto que, incluso, parecía querer salir de mi cuerpo.

Quizás no había sido de la manera en la que lo había imaginado, pero al menos ya salí de ahí. Ahora sólo esperaría unos tres o cuatro días en los que mantendría comunicación con ella, para que supiera que estoy bien y no se asuste más de lo que seguramente ya lo estaría. Y después de esos días iría a visitarla y calmaría las cosas. Solo esperaba que no se enojara más conmigo.

Esto igual significaba un cambio para mí, ahora debía mentalizarme a vivir con Dylan día y noche, al menos hasta que encontrara un departamento donde estar. Claro que eso no me resultaba desagradable ni nada por el estilo. Prefería verlo como una especie de aventura que me daba la vida, una que inevitablemente experimentaría con el alfa...

                                °°°

— Entonces... Te gusta un chico... Y, quién es el hombre y la mujer en la relación? - interrogó aquella persona a mi lado.

Parecía repentino, pero, desde hacía unas semanas, después del incidente en la escuela, donde, apartir de ese día comencé a mantener mi distancia con aquella alfa que, sin darme cuenta, tenía unas intensiones distintas a las que creía. Pero no por eso me había cerrado a la idea de hacer otros amigos, por ejemplo, a mi lado, justo ahora, yacía un chico con gafas, con el cual me había visto en la necesidad de hacer equipo. Y no lo digo porque me desagradara, si no porque yo desde siempre odiaba esa clase de trabajos, pero con él fue realmente divertido y educativo, ya que era una especie de biblioteca andante. Conocía todo acerca de la historia de la medicina, que era una de las materias que más o menos debíamos de repasar en este proyecto. Y, gracias a él, debía decir que pudimos obtener una excelente nota y, a la vez muchos datos que, a pesar de que realmente no me servirían de absolutamente nada en el futuro, me resultaba entretenido escuchar de su parte.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora