Capítulo XXIX

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Asentí y él comenzó a dejar pequeños besos, mientras que acariciaba mis pezones con sus dedos, estos estaban rojizos y duros. Después succionó mi piel sobre cada una de las marcas que había dejado Tomás. 

- Ha! Mmmh, ah! - gemí cuando su lengua jugó lentamente con uno de mis pezones, me daba cosquillas. Luego lo rodeó con sus labios y chupó. Eso se sintió demasiado bien, tanto que mis manos involuntariamente sostuvieron desesperadamente algunos mechones de su cabello. Lo miré desde arriba y la escena era demasiado excitante. Él continuó estimulando mi otro pecho dejando el primero húmedo un poco inflamado, pero aún así siguió masajeándolo con sus dedos, girando y apretándolo levemente - Ah! Ngh! - me retorcí cuando él aumentó la intensidad de su succión - Ah! Mmm! Dylan! No lo muerdas! - pedí al sentir sus dientes presionando un poco más mi pezón. 

- Lo siento - paró y me miró, acaricié sus cabellos y nos besamos. 

Dylan bajó sus manos y acarició mis piernas, introdujo una tocando mi trasero, lo acarició y apretó provocando que yo soltara un jadeo. Me removí un poco incómodo ya que sentía mi intimidad muy húmeda y palpitando. Él metió su mano por completo y uno de sus dedos palpó cerca de mi entrada.

- Ha! Mmm... 

- Está mojado. - comentó volteándome a mirar, parecía sorprendido y eso me extrañó, pero luego recordé que nunca lo había hecho con un hombre Omega así que tenía sentido ya que él no sabía nada de esto.

- Así se pone, no puedo controlarlo - expliqué.  

- Me parece muy sexy - dijo para besar mi cuello y acariciar mi entrada. Con su otra mano sacó mi miembro ya erecto y lo masajeó de arriba a abajo. 

- Ah! Ah... - se sintió un poco raro y doloroso cuando bajó el prepucio, ya que nunca lo había hecho. 

- Ya te has tocado antes? - preguntó un poco extrañado. 

- Nm-nm - negué. Y era verdad, siempre estuve concentrado en otras cosas y realmente nunca me había llamado la atención masturbarme, y cuando tuve mi celo no quise hacerlo ya que siempre estaba en una situación complicada. 

- Entonces déjame robarte tu primera vez también en esto - comenzó a masturbarme lentamente, mi pene estaba mojado con el líquido preseminal. 

- Ha! Ah! - después de unos movimientos más temblé al sentir una corriente eléctrica recorrer mi espalda. Quería correrme. Estaba muy cerca, pero Dylan colocó su dedo pulgar en la punta del glande evitando que eyaculara - Espera, ah! Por qué? Ha! Quiero, por favor - supliqué retorciéndome ansioso. 

- Aún no, quiero hacerlo así. - dijo sacando su miembro de sus pantalones, era realmente grande y estaba muy duro.  Me acercó más haciendo que nuestros penes se tocaran, era una sensación rara pero agradable. Con sus dos manos los sujetó y comenzó a moverlas de arriba a abajo. 

- Ah! Ngh!... Ha! Mmmh! - me mordía los labios para no soltar más gemidos, pero la sensación era demasiado buena y me hacía emitir sonidos sin control, al mismo tiempo que movía mis caderas de arriba a abajo para más presión.

Ver nuestros miembros apretarse y tallarse era emocionante. Mis mejillas se mojaban debido a las pequeñas lágrimas de placer que tenía. Sentí nuevamente una corriente recorrerme, mi espalda se  arqueó y mis manos apretaron sus cabellos. Me iba a correr. 

- Ah! Dylan! Yo voy..!

- Hazlo, déjalo salir... - dijo aumentando la rapidez de sus manos, agregando movimientos circulares con sus pulgares en mi glande.

- Ah! Sí! Mmmh! Dylan! Mmmgh! - me besó tragándose mi gemido mientras eyaculaba. Sentí cómo salía de mí y mi entrada se contraía liberando un líquido caliente. 

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora