Capítulo LVIII

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                      ∆∆∆Christian∆∆∆

— Ahora, qué hice? - interrogó sin soltarme y sonando un tanto agotado. Yo también lo estaba, me sentía mentalmente cansado como para continuar con la discusión que hacía unos minutos habíamos tenido, por lo que, solo preferí dejar las cosas tranquilas, con la esperanza de, poco a poco, irme relajando para dejar la conversación como la habíamos terminado.

— ... - me quedé callado, había planeado guardar silencio para no hacer más grande el problema, pero parecía que aquella idea no iba a poder llevarse a cabo, porque me sentía bastante frustrado respecto a su comportamiento.

— Chris... - llamó en un susurro ligero y meloso, ocultando su rostro en mi cuello y posando sus labios contra mi piel, sacándome un conocido escalofrío. Pero, a diferencia suya, yo no me sentía de humor para estas cosas, por lo que, en un movimiento, logré apartarlo y darme vuelta, enfrentándolo y dejándole en claro que no me encontraba del todo contento con él. - Sigues molesto... - afirmó, tomando distancia e irguiendo su postura. - Chris, ya te expliqué, todo fue un mal entendido y yo— comenzó a argumentar, pero aquel ya no era el problema. Confiaba en él, y sabía que no había hecho nada malo, solo necesitaba que él también confiara en mí.

— No es eso. - negué, vagando mi vista por la estrecha cocina, sintiendo un poco de peso en mis palabras. - Es solo que... - pensé la situación y, este era el momento para aclarar cualquier disgusto entre ambos. - Dylan, por qué estamos juntos? - pregunté, haciendo contacto visual con él y encontrando un poco de pena y confusión en sus verdes ojos.

— ... - meditó un instante y, entonces, respondió de manera nerviosa pero firme. - Porque me amas, y yo también te amo a tí. - tallaba sus dedos con cada palabra que daba, sin despegar su vista de la mía. - Y, quiero estar contigo todo el tiempo. - confesó, huyendo de mis ojos y tomando aire, como si lo que estaba diciendo fuera algo que, en cierto modo, le avergonzara admitir.

— Somos un equipo, no? Juntos, los dos. - dije, elevando un par de mis dedos de la mano, ganándome un rápido asentimiento de su parte. - Y, debemos confiar en el otro. - me crucé de brazos y arrimé mi cuerpo al fregadero, esperando alguna respuesta suya.

— No es que no confíe en tí. - corrigió apresurado, colocando una mueca de frustración en su rostro. - Es que, ambos hemos estado tan ocupados, cada vez es más difícil pasar tiempo juntos con la escuela y mi trabajo. - se lamentó, bajando la mirada y jugando con su pie y el piso. - Y, sabes cómo son mis padres. Hacen cosas por mí de las cuales yo ni siquiera estoy enterado. - se encogió de hombros, removiéndose en su sitio de manera inquieta y ansiosa. - Tu familia, quizás al principio no me recibió de la mejor manera. - recordó, sonriendo de manera amarga al pensar en la actitud sobreprotectora que tomó Alice al conocerlo. - Pero, me dieron una oportunidad y, ahora me tratan muy bien, y eso me hace muy feliz. - levantó sus ojos y los conectó de manera cariñosa con los míos, sin embargo, en un instante, sus orbes se tornaron melancólicos y avergonzados. - Pero, mi familia es tan... - calló, negando con la cabeza y bufando. Sabía lo difícil que era para él hablar y aceptar la manera en cómo sus padres dirigían su vida, y me rompía el corazón mirarlo ahora, viéndolo tan frágil a pesar de su complexión fornida y grande, su aura era pesada y triste. - Y, yo creo que, una parte de mí no quiere aceptarlo del todo, porque, son mis padres al fin y al cabo. - concluyó, acercándose un poco, sin invadir mi espacio personal.

— Pero, no es bueno que te calles todo, Dylan. Yo estoy aquí. - señalé, tratando de hacerle entender que no estaba solo, que yo me encontraba a su lado, de la misma manera en la que él estaba al mío. - No me gusta saber qué es lo que pasa por tu mente, casi no me hablas de cómo te sientes, y es difícil para mí.

¿Le temes al Amor, o a MÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora