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Chuya. 

El lugar era bastante oscuro, sin embargo, no fue difícil para mi adaptar mi vista, después de todo llevaba años trabajando en la oscuridad de la noche, podía ver sin problemas en lugares completamente oscuros.

Aunque el techo no tenia cosas demasiado atractivas como para intentar observarlas.

Solté un gruñido, había retomado la consciencia, sin embargo, sabía que la perdería dentro de poco tiempo nuevamente, así eran los celos, sentir demasiado y pensar poco.

En cuanto Dazai pasase por la puerta con ese aroma que cada día no hacia mas que aumentar y llegar a una mayor intensidad, me darían unas enormes ganas de lanzarme contra él nuevamente y montármelo.

Observe la puerta del cuarto, lo odiaba, pero mi omega se encontraba extrañando a Dazai, solamente habían pasado unos cuantos minutos desde que se había marchado, ni siquiera una hora, tal vez treinta minutos, y ya sentía una horrible necesidad de salir en su búsqueda.

Y sabia que esa era la peor idea del mundo, salir de ese cuarto en medio de mi celo era una muy mala idea, mi omega también pensaba de esa forma, buscaba la protección y saciarme de Dazai, esa cama se había transformado en un buen nido, con el aroma de ambos, sin embargo, no era suficiente.

Y el calor comenzaba nuevamente a recorrer mi cuerpo de forma insistente, ya ni siquiera intentaba poner resistencia.

Levante un poco la cabeza de la cama, observando la zona inferior de mi cuerpo, claramente no me sorprendió encontrar nuevamente una erección ahí, tampoco me sorprendió nuevamente sentir mi entrada exageradamente húmeda y lista.

Ser un omega podía llegar a ser una molestia.

Con un suspiro terminé por llevar mi mano hacia mi erección y acariciarme, me retorcí sobre la cama mientras me encontraba siendo presa de mis instintos, me estremecí y tomé aire profundamente, el aroma de Dazai era agradable y extraño, como oler el bosque bajo el rocío de la mañana, fresco y silvestre, pero no pasaba por alto ese pequeño y leve toque al aroma de la canela.

Escuché el sonido de la puerta, sin embargo, ni siquiera me molesté en interrumpir mis movimientos, abrí mis ojos y me encontré a la fuente de mi material de excitación, Dazai me observaba con unos ojos abiertos que se ocupaban de guardar esa visión en su mente, sabía que de eso se trataba.

Mentiría si dijese que no me agradaba el provocarlo y hacerlo reaccionar de esa forma, era agradable el sentirse deseado.

- Tardaste – solté entre un suspiro

- Siempre tan exigente, no ha pasado ni siquiera una hora – me respondió, eso era verdad, no necesitaba que me lo dijese él

Dazai se acercó rápidamente a la cama, se encontraba controlándose, los últimos días había puesto a prueba todo su autocontrol, aunque la primera noche había sido un fracaso total. De alguna forma él había terminado por acostumbrarse y aprender a lidiar con ello.

- Chuya quita tu mano, ya quiero entrar – soltó posicionándose sobre mi

Bien, hasta cierto punto había logrado lidiar con ello, por momentos. Sonreí en respuesta a sus palabras, sin embargo, no quité mi mano, ansiaba jugar por mas tiempo con él. Miré hacia Dazai, sus ojos estaban fijos en mi, con una sonrisa burlona en el rostro, con una expresión como esa no podía evitar jugar y pelear un poco antes de dárselo por completo.

Solo quedaban dos días y terminaría mi celo.

En dos días volvería a como estaba todo antes.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora