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Chuya.

Si dijese que no me provocaba nada el nuevo plan y robo que teníamos en mente, seria una mentira. Admitía que me emocionaba y ansiaba que llegase el momento, por fin el momento de dejar Egipto.

Pero los humanos teníamos la capacidad de dudar después de todo, y claro que yo lo hacia, en especial si mi preciado amigo se veía involucrado de alguna forma. Eso lo admitía.

También admitía que saber que Dazai había considerado esto, y anticipado, me había hecho sentir a un paso de lanzarme a besarlo, realmente el idiota había ganado sentimientos de mi parte con eso.

A veces me avergonzaba de mi mismo.

Miré con el ceño fruncido a Dazai, este se concentraba en besar mi cuello, yo observaba el cielo nocturno ante mi, las estrellas brillaban de forma encantadora.

Los labios de Dazai provocaban un sentimiento cálido en mi vientre, mordía y lamia la zona, eso dejaría marcas. Solté un suspiro, una mezcla de resignación y placer. Dazai sabia como besar y tocar cada parte de mi cuerpo, como si ya lo conociese a la perfección.

Solo nos habíamos acostado dos veces, besado unas cuantas y podía afirmar que aun no llegábamos a los dos meses de conocernos.

Pero se sentía como si ya nos hubiésemos elegido mutuamente para pasar el resto de nuestras vidas juntos. Y es que mi mente había dejado de proyectar un futuro donde no hubiese alguien a mi lado, alguien que no fuese Atsushi, con cada segundo que pasaba, la figura oscura a mi lado tomaba una identidad mas clara.

La verdad es que ya podía hacerme una idea de quien se trataba.

La misma persona que estaba colando su mano entre mis prendas, con la intención de llegar a mi entrepierna.

Increíble que mi mente, mi omega, se sintiese tan satisfecho y feliz junto a un pervertido e idiota como Dazai. Hasta el punto que realmente considerase pasar un periodo de tiempo largo a su lado.

Que molesto era.

Dazai logró colar su mano entre mi pantalón, acaricio mi abdomen y bajo hasta mi erección, la acaricio de forma lenta y firme, como si buscase hacerme sufrir, al menos hasta cierta forma. Podía percatarme, por su expresión y movimientos, que Dazai estaba disgustado, aunque seriamente no tenía ni una idea de que había terminado por provocar una reacción como esa en él.

"¿por los supresores?" me pregunté, buscando una explicación. No tenía sentido que eso lo molestase realmente.

- Ouch, idiota, duele – solté

Dazai se había inclinado sobre mi, bajado hasta mi erección, ignorando esta y comenzando a darle atención a mis piernas, mordió la zona interna de mis muslos y fue doloroso. Y también provoco una descarga en mi cuerpo.

Había tomado supresores porque es normal hacerlo si eres un omega y te encuentras a unas semanas de volver a pasar por el celo, en especial si eras primerizo. Por eso los había tomado, no había nada de extraño en ello.

Pero él había reaccionado como si aquello hubiese sido un error.

- Bastardo – terminé por decir mientras Dazai volvía a trepar nuevamente hacia mi

- Fue tu error – me respondió

- Claro que no es mi error que seas un idiota – le respondí

Dazai solo sonrió en respuesta, como si mis palabras lo complaciesen. Fruncí el ceño, podía sentir mi propio aroma comenzando a emerger de mi cuerpo, a pesar de haber bebido supresores, ahí me encontraba como idiota secretando un aroma que buscaba provocarlo, una reacción ante sus caricias.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora