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Dazai.

Mis instintos de alfa están palpitando.

Apenas había sobrevivido a las preguntas de Chuya y a todo lo sucedido durante la noche anterior, no me sentía yo mismo, bien, si lo era, seguía siendo yo, pero era como si ahora tuviese nuevos sentidos, bastante útiles pero difíciles de manejar.

Chuya hacia que fuese difícil, como si me encontrase en una constante prueba de fuego, tenia a la manzana apetitosa de la discordia frente a mi y no podía ponerle la mano encima, en realidad si, pero él deseaba hablar, necesitaba aquello.

Podía ver esos ojos necesitados de información, preocupados y afligidos. No era el momento para dejarme llevar por todo lo que sucedía en mi interior, la prioridad continuaba siendo Chuya y que este se encontrase bien.

Simplemente no podía terminar por negarme a sus ojos. Ese océano estaba inquieto y buscaba ahogarme en él. Así que respondí de la mejor forma, habíamos acordado no mentirnos y no lo hice, al menos dentro de la consciencia que tenia, y es que me sentía drogado, mi alfa se interno se encontraba constantemente inquieto y gruñendo, Chuya pasaba todo esto por alto y lo agradecía. Por otro lado, mi mente estaba nublado, carente de ingenio e inteligencia que me caracteriza.

No tenia ni la menor idea de como había terminado por mantener una conversación con él. Pero había funcionado. E incluso el pequeño me había sorprendido con sus palabras y una expresión repentinamente segura, una idea, aunque él no me había dicho demasiado, la verdad es que pensé por mi mismo en algunos planes y estrategias para remediar el gran problema que teníamos entre manos, pero nada demasiado realista, después de todo el primer plan que tenia era un asesinato y sabía con certeza que a Chuya no le agradaría nada la idea y no pensaba realizarlo a sus espaldas, eso si que seria cavar mi propia tumba y entregar a Chuya en una bandeja de plata. Me negaba a ello.

Culpaba a mi cambio repentino de feromonas a mi escases intelectual.

Pero Chuya tenia una idea y deseaba confiar en esta, también deseaba que él me hablase sobre los detalles al respecto, pero en cuanto le había preguntado había negado aquello, como si tuviese algunos detalles que arreglar primero. Claramente le dedique una mirada que dejaba en claro que yo era el mas indicado para ayudarlo con estrategias.

A lo cual él me respondió frunciendo el ceño y soltando un gruñido, mi alfa también gruñía de hambre por Chuya.

Me rendí por el momento y me colé en el baño mientras Chuya se encontraba en la bañera, realmente disfrutaba de quedarse por largos minutos allí, además de utilizar diferentes flores y métodos naturales para ocultar su aroma de omega, ahora podía entenderlo mejor y realmente no me gustaba personalmente que escondiese su aroma, era exquisito, pero viéndolo de una forma social y esperando no recibir mas competencia con respecto al omega, no volvería a reclamar.

Deseaba realmente que su celo llegase pronto, también deseaba con desesperación morderlo, sentía que mis colmillos cosquillaban de deseos. Sentía que todo mi cuerpo cosquillaba en realidad.

Chuya me devolvió la mirada desde la bañera, ya no se sorprendía cuando me colaba mientras se encontraba en la bañera, pero no me metí a esta junto a él, me limite a sentarme frente a él en el suelo arenoso, la arena de colaba por doquier, lo deseásemos o no.

- ¿vienes a negociar? – terminó por preguntarme

- Realmente me encuentro intrigado por tu gran idea

- Que ansioso eres

- En mi situación, todo alfa lo estaría

- Estabas ansioso incluso antes de desarrollarte como alfa – me respondió con una risa implícita en su voz

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora