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Dazai.

El cabello de Chuya resplandecía con la luz del sol, el amanecer, neblina se encontraba rodeando la barca y la temperatura había bajado de forma considerable.

Había dormido, pero no demasiado, no en realidad, mi mente había estado demasiado ocupada e inquieta como para permitirme dormir mas de dos horas seguidas, Chuya por otro lado había sido todo lo contrario, un sueño profundo que me hacia sentir algo de envidia con respecto a él.

Lo observé por horas completas, por momentos deseaba poder ver lo que él veía, lo que él soñaba, solamente con observarlo un poco podía saber que sus sueños eran agradables, una leve sonrisa en su rostro y una expresión de completo descanso.

Chuya era como un pequeño gato que dormía profundamente.

Solamente nos rodeaba el sonido leve del agua al moverse y los pequeños ronquidos de Atsushi al dormir, él era como un niño, moviéndose constantemente, hablando a veces y soltando patadas sin razón alguna, verlo me causaba risas a veces, al igual que las estupideces que salían de su boca, palaras sin sentido, a veces decía nuestros nombres, a veces los nombres de personas desconocidas.

La temperatura había disminuido considerablemente al alba, el frio no ayudaba con el dolor de las heridas, aunque eso no había evitado que Chuya continuase con su profundo sueño y a mi no me molestaba para nada que se acurrucase contra mi en busca de calor.

Me serviría para molestarlo mas tarde.

Y no fue hasta unas cuantas horas pasado el amanecer que Chuya comenzó a moverse, una señal de que comenzaba a despertar, aunque eso no evito que no le quitase la mirada de encima, para esas alturas su cabello resplandecía con fuerza ante la luz del sol, casi como si quisiese iluminar mas que este.

Entonces los ojos de Chuya se abrieron, tan claros y llenos de vida, aunque no pasaba por alto ese pequeño tono de cansancio que tenia en estos. Después de todo la noche anterior había sido bastante intensa, en resumen.

Y no solo para él, bueno, Chuya se había llevado la peor parte, pero ahora el sentimiento era compartido, demasiados sentimientos en ese nuevo lazo extraño, esa conexión me daba acceso a cosas intensas y no sabía con certeza como controlarlo.

- Mi omega ha despertado – comenté con un tonó exagerado de felicidad, solo buscaba molestarlo un poco

- Y mi – noté como Chuya pensaba un poco – lo que sea que seas – continuó, no pude evitar soltarme a reír – lleva tiempo observándome, un acosador

- Me impresiona que puedas dormir de forma tan profunda, solo por eso te observaba

- Claro – me respondió Chuya, sin siquiera ocultar el hecho de que no me creía ni una palabra, no es como si me hubiese esforzado realmente en ser convincente, no me molestaba que Chuya supiese realmente lo que me pasaba con él, no cuando ya tenia una idea bastante clara sobre lo que le sucedía a él

Y es que sus pensamientos eran fuertes, Chuya era ruidoso tanto en su interior como en su exterior, muchos pensamientos llegaban demasiado claros hacia mi, tanto que me hacia sentir desorientado por momentos.

También agradecía que solo fueran ciertos pensamientos los compartidos, de otra forma, terminaríamos por odiarnos el uno al otro, siempre era bueno tener un filtro y privacidad con respecto a la otra persona, a pesar de que te sientas enamorado de esta.

Esperaba que eso no cambiase con el tiempo.

Seria agradable seguir recibiendo sus pensamientos donde decía que yo me veía apuesto, no lo diría en voz alta, me gusta molestarlo, pero no deseo que me asesinase.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora