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Dazai.

El chico lindo del mercado esta acariciando el cabello de Chuya, el ambiente no se ve para nada bien, no tengo una total seguridad de lo que realmente sucede, sin embargo, puedo hacerme algunas ideas, algunas bastante desagradables.

Pero al ver a Chuya frente a ese chico que parecía soltar estrellas desde sus ojos al ver al pequeño, sentía algo extraño en mi interior, además de irritación, un sonido bajo comenzó a filtrarse por mi garganta de forma involuntaria, mi cuerpo se tensaba, como si estuviese listo para el ataque.

Era la primera vez que me sentía de esa forma, que tenia una reacción de esa naturaleza, como si se encontrasen tocando algo mío. Era verdad que había mordido a Chuya, sin embargo, sabía que no era capaz de dejar realmente una marca de pertenencia con mi mordedura.

Chuya si era capaz de dejar ese tipo de marca a pesar de ser un omega activo desde hace poco tiempo.

La noche anterior yo había entendido todo lo que había sucedido, pero había fingido lo contrario, al menos hasta cierto punto, por Chuya. Él había intentado marcarme como suyo, su pertenencia, yo no había sido capaz de devolver el gesto en el acto, aun me encuentro en medio de una metamorfosis en cuanto a mi segundo genero.

Sabía que él lo había interpretado como un rechazo, o mas bien su omega lo había interpretado de esa forma.

Quería pensar que su omega le había ordenado morderme debido a que ya me encontraba inclinado hacia la naturaleza alfa, pero nada me lo aseguraba, no había registro alguno sobre algún caso como el mío.

Podía hacer un millón de deducciones e hipótesis sobre lo que sucedería y explicarían lo sucedido durante la noche anterior, pero nada pasaría de eso, solamente probabilidades e hipótesis, ninguna maldita confirmación.

El omega de Chuya se había sentido rechazado por mi.

Y ahora Chuya se encontraba en el medio del mercado dejando que un alfa estable y apuesto lo tocase.

Podía nuevamente plantear hipótesis sobre ello, pero mi cerebro se encontraba siendo opacado por sentimientos grises en mi interior, estaba perdiendo la capacidad de utilizar un pensamiento frio.

Me quede quieto entre las personas del mercado, una gran desventaja era el numero limitado de personas, había sido el peor momento para que el mercado se encontrase relativamente vacío.

Solté un suspiro. Todo esos pensamientos y actitudes eran estúpidos, no teníamos siquiera ese tipo de relación como para que actuase de esa forma, Chuya no era mi novio, no era de mi pertenencia, la relación que creían tener nuestros omegas y lo que sea que terminase por ser yo, era algo que simplemente no podíamos controlar y era externo al verdadero sentido de nuestra relación.

A pesar de que yo me encontrase con sentimientos ya desarrollados hacia Chuya.

Me giré y terminé por marcharme antes de ser visto por ese par, seria complicado y n deseaba que Chuya me pidiese explicaciones, la verdad es que lo había seguido, pero no me esperaba ver una escena como aquella, simplemente tenia pensado acompañar a Chuya hasta la tienda de Atsushi y asegurarme de que le explicase solo lo necesario para el plan que teníamos por delante. Nada mas que eso.

Caminé hacia mi lugar de trabajo, el puerto se encontraba mas lleno de personas en comparación con el mercado. Y yo estaba distraído, había terminado mi trabajo, todo listo, según los planes del faraón, la próxima semana debería volver a la ciudad de Alejandría, hasta entonces tenía un tiempo de descanso, pero ya me encontraba un tanto acostumbrado a pasar algo de tiempo diariamente en el puerto. Aunque el panorama allí nunca hubiese sido demasiado alentador, ya me había acostumbrado a observarlo.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora