8

3.2K 320 158
                                    

Dazai.

Los ojos de Chuya resplandecían de forma especial. Atrayentes y únicos.

No puedo creer que se haya atrevido a venir con esa ropa, ese aroma y esos ojos. Era un desconsiderado, un omega idiota que venia con la intención de asesinarme. Yo era un beta y sentía claramente sus intenciones de seducción, sentía que caía en su trampa. Y es que la erección que buscaba formarse en mi pantalón era una evidencia, una confirmación.

Lo observé de abajo hacia arriba, él se veía avergonzado, lo notaba con solo verlo, eso solo me incentivaba a continuar observándolo. Y es que Chuya era realmente hermoso, no podía explicármelo y tampoco era capaz de negarlo. Simplemente era una verdad y estaba de pie frente a mi.

Desee llevarlo hacia mi azotea y hacer muchas cosas con él, en la cama.

Pero no lo hice, en vez de eso, preferí abalanzarme sobre él en cuanto entramos en mi casa, apenas entrar en realidad. Me sentía desesperado, ansiaba mas, ansiaba algo que mi cuerpo sabía que tan solo Chuya podría darme y eso era malo, muy malo para mi.

Sentía que una vez que me fuese de esa ciudad y volviese a Alejandría, no volvería a tener una maldita erección en mi vida, y eso también era malo.

Tome aire profundamente en su cuello. Entonces las cosas terminaron por enfriarse un poco en mi interior, me sentí como un niño pequeño, idiota y confuso, intentando reclamar algo que no le correspondía reclamar.

Y es que no lo entendía, en una primera instancia había caído de inmediato, cuando lo había visto de pie ante mi, hubiese terminado por casi arrodillarme ante él. Pero una vez dentro de la casa, concentrándome en el aroma de su cuerpo, pensaba que era un poco injusto, Chuya era injusto.

"Chuya, no puedes aparecer ante mi vestido de esa forma y con el sutil aroma de un alfa en tu cuerpo ¿quieres matarme?" pesé.

Subimos las escaleras, Chuya ante mi, evidentemente levante mi vista, esos pantalones bancos resaltaban su trasero y me gustaba, por un momento levante mi mano con la intención de tocarlo, me controlé y lo evité.

Por el momento no lo tocaría, no aún, no hasta que él me lo pidiese. Después de que Chuya fuese así de injusto conmigo, tenia pensado devolverle aquello.

Mire con cuidado los movimientos de Chuya, me gustaba la forma en que contoneaba su cadera al caminar, casi me sentía hipnotizado.

Y me sentía fuera de mi.

Yo no tenia ese tipo de pensamientos, no de esa forma. me concentre en desactivar todo eso de mi interior y activar mi pensamiento frio, debía hacerlo de esa forma, Chuya ya había elegido como deseaba jugar esa noche, buscaba recurrir a la seducción.

Otra opción seria seguirle el juego y ver hasta donde llegaría todo eso.

Mi mente ya había tomado una decisión.

Serví la copa de Chuya y lo observé.

- Antes de que terminemos por atender esos "Otros asuntos importantes" – sus palabras salían de forma lenta de sus labios, sonrojados debido a nuestros anteriores besos – cuéntame sobre el robo

Mostré una sonrisa felina y depredadora.

Le contaría sobre el robo y, al mismo tiempo, lo haría pedir por mas. Chuya bebió de su copa. Tomé aire y relamí mis labios, observé a Chuya, aun no podía creerlo, era extraño, como si en el tiempo en que nos hubiésemos conocido, no había hecho mas que volverse atractivo.

Todo carecía de coherencia.

- Es bastante simple – dije mientras me acomodaba frente a él, me incliné hacia adelante y llevé un de mis manos hacia la zona de mi mentón frotando un poco la zona

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora