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Chuya.

Era muy extraño, me sentía extraño. Como un sueño. Y también me sentía confundido, una disputa era llevada a cabo en el interior de mi mente. Una pelea con el bastardo idiota de mi omega que insistía en salir de esa posada y correr a los brazos del alfa estúpido que encontramos con Dazai por casualidad en ese callejón.

Aunque no había terminado por ser del todo una casualidad, y es que desde que nos habíamos acercado caminando por esa calle que pude percibir sin problemas su aroma, culpé al alcohol de forma tonta e ingenua. Y terminé por encontrarme de cara con él, no lo conocía y debía decir que mi omega lo aprobaba de inmediato, yo era una historia diferente. Yo continuaba solo eligiendo a Dazai.

Pero era difícil, en especial en el momento que ese alfa había terminado por llamar mi nombre, todo mi cuerpo se había movido de forma involuntaria, buscando obedecer de inmediato. Solté un gruñido de forma interna, si algo odiaba con toda mi existencia era el obedecer a un idiota altanero como él, bien, obedecer en general me desagradaba.

Ya ni siquiera sabía cual era la peor parte de todo lo sucedido, tal vez ver la expresión de Dazai y escuchar las palabras que le dedicaba el alfa fue la peor parte. Si, esa debía ser la peor parte.

La expresión neutra que tenia en la posada también podía ser la peor parte, su silencio absoluto, su mirada perdida, ningún pensamiento de su parte se colaba en mi mente, simplemente nada. Comenzaba a pensar que habíamos perdido esa conexión.

Dazai debía haber sido mi alfa, mi destinado, él debía haberlo sido, no el otro idiota que nunca llegaría realmente a la altura de Dazai. Nunca nadie llegaría a su altura.

Yo tampoco sabía con certeza que decir.

Había sido fuerte al menos, había pedido por Dazai, que me sacase de ese lugar, odiaba la idea de huir, pero en ese momento lo único que deseaba era alejarme de ese sujeto y sus amigos desagradables. Todos eran alfas, todos con aromas desagradables.

Y yo lo único que deseaba para esas alturas de la noche, era que Dazai por arte de magia, por un milagro, lo que fuese, terminase por definir su segundo genero.

Comencé a escuchar una respiración acelerada, pensé que se trataba de mi mismo, pero que no me había percatado debido a encontrarme perdido en mis pensamientos, resultó que no se trataba en realidad sobre mi. se trataba de Dazai, levanté mi mirada rápidamente en su dirección, notando como su expresión ya no era neutra, una expresión sorprendida y asustada en su rostro, de inmediato me puse en pie y me acerqué hasta él, aun a un lado de la puerta.

- ¿Dazai, estas bien? – me apresuré a preguntarle, pero él no decía nada - ¿Dazai? – volví a preguntar

- Si, solo dame un momento – me respondió jadeante

- Claro – acepté, sin alejarme de él, una de mis manos en su hombro, en caso de que terminase por desmayarse

Y entonces lo sentí, de golpe, como ser ahogado por una ola de mar, un ataque completo, algo que no sabía como expresar, el aroma de Dazai había sido leve durante días, pero de una forma explosiva había terminado por liberarse. Y yo era la primera victima de todo eso, su aroma era aún mas exquisito, lo que había sentido hace unos días solo era una pequeña parte de lo que realmente representaba su fragancia.

Tan tranquilizadora, fresca y atrayente. Podría pasar el resto de mi vida respirando a Dazai, y es que no había otra forma de describirlo, simplemente aroma a Dazai, no era una mezcla definida de cosas agradables, simplemente existía por si sola, acompañada de un sentimiento.

Él debía haber sido mi alfa destinado, debía haberlo sido, mi destinado estaba equivocado por completo, había sido un error, en ese momento podía afirmarlo con locura, asegurarlo sin siquiera detenerme a pensar.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora