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Chuya. 

- Te dije que cerraras la maldita puerta, Dazai – dije – solo fui a cerrarla yo mismo, con seguro, no tengo la intención de marcharme y no tengo la intención de entregarme a otro alfa que no seas tu – vergonzoso, pero lo dije

- Chuya – comenzó a decir Dazai, su expresión era la representación viva de la palabra confusión

- Me siento extraño – le comenté y era verdad - desde hace algunos minutos que lo hago

- Chuya – volvió a nombrarme, como si no conociese otra palabra en su vocabulario

- ¿estas bien? Te escuché gritar y hacer un escandalo en el baño – le dije mientras me sentaba en la orilla de la cama, mi celo había comenzado y me había sentido como la mierda

- Mas importante ¿Cómo te sientes tu? – me preguntó, siempre llevando mi estado como la prioridad

- Extraño – repetí – mas bien, es como si me hubiese calmado un poco

- Ya veo – dijo Dazai, como si analizase algo, casi podía escuchar engranajes dentro de su cabeza, estaba pensando, su mente iba a mil

Me quedé mirando fijamente a Dazai, había estado bajo los fuertes efectos del celo hace un momento, apenas unos minutos, en algunos momentos de consciencia escuchaba a Dazai dentro del baño decía cosas en voz alta, suplicaba, soltaba gritos y también escuché como algo terminaba por impactar la pared.

Antes de eso, apenas unos segundos antes, me había puesto en pie de forma acalorada, me aseguré de cerrar la puerta con seguro, y es que la imagen y el aroma de mi alfa destinado no abandonaba mi mente, mi omega sufría y no dudaría en tomar el control y terminar por hacerme salir a buscarlo, debía evitarlo, Dazai había sido imbécil y no había cerrado bien la puerta, no lo culpaba, se veía como un drogadicto a un paso de que le quitasen su droga, o tal vez como si ya llevase un par de días sin la droga. Temblaba, sudaba y una expresión terrorífica invadía su rostro.

Lo peor de todo eso es que, a pesar de que me esforzaba por suprimir a mi omega, ya nada podía hacer por el.

Luego de escuchar el sonido de la pared proveniente del baño, silencio, luego de eso mi celo se había calmado un poco, como si algo cambiase en mi cuerpo, me estremecí sobre la cama, me desmaye, por un momento breve lo hice, cuando retomé la consciencia me puse en pie rápidamente, sufrí un mareo horrible y volví a la cama.

Entonces Dazai había salido del cuarto de baño, pálido, rastros de lagrimas en sus ojos, una expresión profunda de pánico, estaba asustado, pero mas que nada noté como se sorprendía de forma sincera al verme en el cuarto.

No necesitaba ser demasiado inteligente, un genio, para saber lo que pasaba por su mente, él realmente pensaba que yo me había marchado, tal vez su forma de dejarme elegir había sido dejar la puerta abierta para mi.

Siempre poniendo mis decisiones y mi estado en primer lugar, aunque él intentase ser egoísta la mayoría de las veces, siempre terminaba por ser todo lo contrario conmigo.

- Dazai, estoy

Pero deje mis palabras sin terminar, y es ya no me sentía tan bien como buscaba asegurarle a Dazai, sentí frio recorrer mi cuerpo, como si la temperatura de mi cuerpo descendiese de golpe, me estremecí en respuesta y solté un gemido, intente ponerme en pie y alcanzar a Dazai, pero no funcionó terminé por caer de rodillas en el piso.

En un pestañeo Dazai ya se encontraba a mi lado, ese debilucho había sacado fuerza de algún lugar y me había levantado entre sus brazos, recostándome sobre la cama.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora