Chuya.
Dazai era un imbécil. Su estado de idiotez no hacia mas que empeorar.
Y yo también lo era, terminar por romper en llanto en frente de él, de una forma tan vergonzosa, ni siquiera entendía del todo esas lagrimas, siempre había sabido sobre la reputación de Dazai, desde mucho antes que sabía que disfrutaba de la compañía de numerosos omegas, a pesar de que le había pedido que dejase eso cuando iniciamos nuestro trato, nunca confié realmente en que lo dejase del todo.
Pero que mi cerebro lo supiese era diferente a las esperanzas que se había hecho el animal idiota en mi interior, ese omega que realmente pensaba que Dazai había terminado por dejar aquello.
Que de alguna forma me había elegido.
Que ingenuo podía llegar a ser.
Y no tenia nada que reclamar al respecto, aunque mi omega interno no compartiese el sentimiento, no debía sentirme herido ni traicionado, nada como eso había sucedido.
"tal vez no debí haber rechazado al chico del mercado, tal vez lo rechacé solamente por la ilusión que tenia sobre Dazai" pensé.
Pero nada de eso importaba ya, de igual forma me marcharía de Egipto y sabia que llevarme a ese chico conmigo no era ni de cerca una opción. Y no era como si realmente esperase mantener algún tipo de relación con él, o con nadie en realidad.
Esa era otra de las peores partes de toda la situación.
Cualquier cosa que imaginase, Dazai estaba allí, si me marchaba de Egipto seria con él y de acuerdo a nuestra ultima discusión, nos separaríamos, pero no podía imaginar nada mas allá de eso, no tenia un plan ni un lugar especifico en mente donde dirigirme por mi cuenta.
Admitía que había sido un poco dependiente en ese ámbito y me aborrecía a mi mismo por ello.
Pero no pensaba volver a caer en ello, en esas actitudes tan típicas de un omega, esa ridícula dependencia, me negaba a ello, aunque tuviese que mantener una guerra interna con mi omega, lo haría y terminaría por ganar.
Esa noche volví a casa molesto, Atsushi se percato de mi estado de animo, sin embargo, no comentó nada al respecto, solo guardó silencio y me observó. Claramente se percataba del aura que me rodeaba, era un omega que podía percibir con facilidad el animo de las personas que lo rodeaban, yo no era la excepción.
Sabia que me encontraba desbordante de enojo y tristeza, dos sentimientos negativos que provocaron que Atsushi se sintiese ansioso de inmediato, esa seria nuestra ultima noche en Egipto y no pensaba dejar que las cosas se tornasen de un color oscuro y sombrío porque mi mente me había jugado malas bromas sobre Dazai.
- Quita esa expresión – le dije, me acerqué a él, de su lado entre las mantas y cojines que usábamos como cama, no era para nada tan cómodo como la cama de Dazai
"Deja de pensar en el bastardo" me recordé.
- Mira lo que le he robado al bastardo – dije mientras le mostraba un jarrón de vino, lo hice mientras bajaba de su azotea rápidamente, una parte de mi mente se había debatido en quemar el lugar, preferí solo robarle un jarrón del buen vino que él no apreciaba de forma adecuada
- ¿hablas de Dazai? – me pregunto Atsushi, puse mis ojos en blanco - ¿te hizo daño? – me preguntó, fruncí el ceño – sé que no pareces el tipo de persona que alguien puede dañar, pero si que pueden de una forma que no sea física – me explico y se adelantó a mis pensamientos
- No lo sé – respondí mientras soltaba un suspiro
- No me gusta verte llorar
- No estoy llorando, pequeño idiota – solté - ¿beberás o lo haré solo?
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Como el océano
Fiksi PenggemarBuscar una forma de sobrevivir era algo a lo cual Chuya ya se había acostumbrado, lo había vivido toda su vida, sin embargo, nada lo había preparado para ese encuentro no tan casual que había tenido. Curioso y confundido debido a su propia naturalez...