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Chuya.

La momia actuaba de forma extraña, podía decirme un montón de veces que me perdía con facilidad en las conversaciones y difícilmente entendía las cosas implícitas, sin embargo, podía percatarme sin problemas que algo sucedía con Dazai, desde habíamos terminado por bajar de la barca y habíamos llegado a la ciudad.

Observaba a nuestro alrededor como si esperase saltar a una pelea en cualquier momento, estaba distraído y eso no era propio de él.

Pero había decidido aprovecharme de sus distracciones para perderme en las mías. Para ponerlo en simples palabras, me sentía extraño, todo se sentía de esa forma, un calor nacía en mi interior y tenía la certeza de que no se trataba de algo sobre mi celo.

"tal vez me encuentro reaccionando a Dazai, después de todo es solo cosa de tiempo para que termine por ser un alfa o un omega, sea cual sea, yo reaccionaria a él"

O al menos eso pensaba, me esmeraba en pensarlo. Y es que las no deseaba que las cosas llegasen a complicarse mas de lo que ya se encontraban.

En cuanto llegamos a la ciudad decidimos separarnos, al menos por el momento y definir un lugar especifico y hora aproximada en que nos volveríamos a ver allí, separados podríamos llegar a abarcar mas terreno en menor tiempo, además de no llamar demasiado la atención, debido al color de mi cabello yo ya lo hacia, era una desventaja en esos momentos y hubiese deseado envolverme con algún manto.

Pero para esas alturas ya nada de eso importaba. Y aunque no entendí nada sobre el idioma, sabía que Dazai contaba con que conociese un poco la ciudad en caso de realmente vernos en la necesidad de separarnos en una situación de emergencia.

Además de que sabía que él contaba con mi sentido de la orientación y mi especial capacidad de recordar caminos a la perfección, todo gracias al trabajo que he realizado por años.

Y es que en realidad nunca se terminaba de conocer una ciudad del todo.

Recorrí algunos lugares y claramente me tomé mi tiempo cuando di con un mercado, observando los objetos y joyas que se encontraban allí, definitivamente Arabia era un lugar sumamente colorido y llamativo, incluso las joyas lo eran.

Hubiese sido un buen país donde continuar con mi negocio de robar a los ricos y revender en el mercado. pero dudaba que Dazai aceptase aquella idea de retomar el negocio, con su capacidad de labia venderíamos incluso el doble de lo que vendíamos con la timidez de Atsushi.

Por un momento realmente pensé en planteárselo a Dazai, dudaba que algún día terminasen por descubrirnos, aunque de hecho si me hayan descubierto cuando me infiltre en busca de la joya mágica que había terminado por robar el bastardo.

Lo sentía como una completa derrota ante él y eso no cambiaria.

Me encargaría que devolverle el favor, de eso estaba seguro.

Recorrí la mayor cantidad de calles posible, mis ojos se encontraban completamente abiertos, atento a lo que me rodeaba, me recordaba bastante a la ciudad en la que había vivido durante años.

Sin embargo, no podía evitar sentir de una forma constante como si un imán jalase de mi, un llamado y un escalofrió en mi espalda. una parte de mi cuerpo deseaba asociarlo a algo positivo, mi lado omega lo hacia, se sentía sumamente atraído, pero mi lado racional no podía evitar tener el presentimiento de que nada bueno sucedería si seguía mis instintos.

Y es que esa atracción inhumana no estaba siendo provocada por Dazai, era otra cosa.

"o persona" pensé, me sentí sumamente tentado a girar y caminar en sentido contrario hacia donde me guiaban mis instintos, pero en parte era como si no pudiese detenerme.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora