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Chuya. 

Mi garganta estaba seca, completamente seca. Era incomodo, el calor me rodeaba y no me dejaba respirar de forma correcta. Al mismo tiempo deseaba continuar durmiendo, mi cuerpo se encontraba cansado y me dolía la cabeza.

Abrí mis ojos, doloroso, me senté sobre la cama y me descubrí en una azotea que no reconocía del todo, al menos no en primera instancia. Me quede quieto y mire a mi alrededor, mi cabeza hacia palpitaciones de dolor, era horrible, deseaba beber agua, moría por agua.

A juzgar por el calor y la posición del sol, podía inferir que era mediodía, había dormido hasta mediodía, y en la azotea de Dazai, ya reconocía que se trataba de la azotea de Dazai.

No recordaba demasiado de la noche anterior, recordaba haber abierto la boca y hablar estupideces, de seguro Dazai se divirtió demasiado con mis estupideces.

Pero no recordaba que estupideces. No sabía si prefería aquello o no. Bueno, Daza se encargaría de recordarme las cosas vergonzosas, eso de seguro.

"Oye Chuya, me gustaría que escapásemos de Egipto juntos"

Oh. Eso si lo recordaba. Sentí como mis mejillas se sonrojaban, había sido extraño, Dazai se había encontrado conmigo, abrazándome, acariciando mi mano y cabello, dedicándome una expresión extraña, como si esperase mi ayuda, como si la pidiese, como si desease que yo lo sacase de ese lugar.

Y yo había respondido de forma irresponsable, estaba borracho, y había aceptado de cierta forma su propuesta. No es como si la idea no me agradase, no se trataba de eso, para nada, Dazai podía ser el factor importante que me faltaba para marcharme de ese lugar y dejar a Atsushi libre de mi, Dazai podía ser ese compañero que me faltaba.

"¿debía tomármelo en serio, debía realmente considerar su propuesta?" él había hablado sobre eso sabiendo que yo me encontraba borracho, probablemente no deseaba que realmente lo tomase en serio, mas bien, de seguro esperaba que no recordase nada.

Y en realidad, tal vez, de seguro tan solo me encontraba pensando idioteces. Dándole vueltas y vueltas a algo que no era necesario.

Dazai podía simplemente encontrarse jugando, solo eso, sin embargo, su expresión no había sido una broma. Ignorar del todo sus palabras era algo que no podía, era como si me encontrase ignorando una señal de auxilio.

No diría aquello, no le diría nada al respecto por el momento, al menos no sobre su expresión, pero tal vez, si viese la oportunidad, estaría dispuesto a continuar negociando con él, tal vez constatar una huida del país junto a él.

Seguía sin saber que era Dazai realmente, pero en ese momento sentía que no era relevante lo que fuese, alfa, beta u omega, ya no era relevante, no influía en nuestros negocios.

Por otra parte, habíamos tenido sexo.

Y no sabia si eso cambiaba las cosas, desde un principio nuestra negociación era sobre tener sexo, desde un inicio era de esa forma, sin embargo, sentía que las cosas habían cambiado, en mi interior las cosas habían cambiado.

Me puse en pie y bebí agua, una y otra vez, saciándome, además de eso, recurrí a las numerosas frutas e Dazai, me gustaban, eran mucho mejores que las que vendían en el mercado.

"no seas tonto, Chuya ¿Qué esperas, que te elija como su omega? ¿Qué sea tu alfa? Ni siquiera sabes si es uno ¿esperas que sea tu destinado y huir como amantes trágicos del imperio condenado de Egipto?"

- Deja de soñar, Chuya – murmuré para mi mismo

Bien, lo primero era cometer el robo. Eso era lo primero, luego de eso, arreglaría el pequeño problema que eran mis nuevas confusiones con respecto a mis sentimientos, y con respecto a la naturaleza de Dazai.

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora