3

3.1K 404 440
                                    

Chuya.

Salté de una azotea a la otra, todo seria mas fácil si las casas de los nobles se encontrasen relativamente cerca, al menos un poco, llevaba años haciendo aquello, pero a veces simplemente me sentía cansado. Solté una maldición mientras aterrizaba en una azotea para continuar corriendo, bajar de esta de un salto y luego correr hacia la cerca, saltar esta y continuar corriendo hacia el camino que me llevaría hacia la zona de la ciudad donde dejaban de habitar los nobles.

Había sentido una mirada en mi espalda, hace un momento, mientras saltaba y corría por una azotea, y esa era la razón por la cual me encontraba paranoicamente corriendo, sin descanso, no debían encontrarse los nobles en su casa, no a esas horas, no cuando uno de sus eventos se estaba llevando a cabo del otro lado de la ciudad.

Debía evitar ser descubierto, a toda costa y esa era la razón de mi carrera y cancelación de planes, no me encontraba realmente robando, bueno si encontraba algo raro y fácil de hurtar no perdería la oportunidad, sin embargo, mi verdadero plan era otro, solamente encontrar el paradero especifico de mi victima. Y cuando creía encontrarme cerca, resultaba que la sensación de sentirme observado llego a mi. no dude en abandonar la misión rápidamente.

Corrí hacia mi casa, jadeante, Atsushi aun no volvía, pero sabia que apenas tendría un par de días para su regreso, y no había logrado avanzar nada. Eso me frustraba bastante.

Solté un gruñido sonoro.

"¿Qué tan difícil puede ser encontrar un estúpido Escriba que ni siquiera es de esta ciudad?" me pregunté, los nobles siempre serian fáciles de reconocer a simple vista.

Antes de acomodarme en la azotea, termine por decidir ir nuevamente hacia la taberna, debía encontrar mas pistas, tener mas información al respecto. Eso si quería tener éxito en dos días.

Entre de forma descuidada y estrepitosa, pasee con mi mirada hacia mi alrededor, esperando encontrar al anciano, en cuanto lo visualicé, al fondo de la sala sirviendo algunos tragos, llamé su atención y le indique con un movimiento de cabeza que necesitaba hablar con él.

En poco tiempo ya nos encontrábamos a las afueras de la taberna, en un callejón olvidado y oscuro. El anciano era inteligente, sabia lo que me encontraba buscando.

- No tengo mas información si eso es lo que quieres – me dijo de inmediato, fruncí el ceño, eso era algo extraño – solo su nombre, Dazai

- No te creo – le dije de inmediato – eso es extraño – sinceré mis pensamientos

- Mas extraño es que hayan pasado días y aun no lo encuentres ¿Qué te sucede?

- A mi nada – solté

Omití el hecho de que había comenzado a sentirme extraño desde el momento en que había tenido que huir del barrio noble debido a que me sentía observado, desde ese momento era como si un calor permanente se encontrase en mi cuerpo, mala señal, un mal presentimiento. Pero el anciano no debía saber sobre eso, era innecesario, prefería pensar que era debido al calor del desierto, los rayos del sol.

- Como sea, esta noche daré con él – aseguré, aunque sonaba como si intentase convencerme a mi mismo

- Es un noble, no debería ser difícil

- He ido a cada fiesta noble, cada lugar que frecuentan e incluso me he paseado por su barrio y simplemente no esta

- tal vez no se viste como un noble ¿Qué tal si le gusta aparentar que no lo es?

- anciano, eso es mucho mas problemático – respondí de inmediato

- lo sé – dijo un poco impaciente el anciano – Chuya, quédate todo lo que quieras y bebe, yo invito, pero necesito volver a atender a los clientes – me dijo señalando el interior de la taberna

Como el océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora