Capítulo once.

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Caminábamos por la calle de forma relajada. Al final me había convencido para no asistir hoy a clase, aunque habría dado igual. Me habría pasado las clases pensando en él.

Estábamos a punto de subirnos a su coche cuando recibí una llamada que llevaba semanas esperando.

-Phoebe...-dijo la voz profunda de Damián.

Sí, a pesar de todo el daño que me había causado, volví a verle meses después, y me prometió que haría lo que fuese para que le perdonase... Y estaba cumpliendo con creces.

Me tensé un poco ya que Brandon se había quedado en silencio.

-Oh, hola Gabriel... ¿Qué tal estás? -dije disimulando.

Damián lo entendió.

-Tenías razón, Phoebe. Alexia ha estado engañando a tu hermano desde hace meses... Al parecer, quieren romper el matrimonio de tu hermano, pero todavía no sé quién le ayuda... Quizá deberías pedirle ayuda a tu padre -me dijo él seriamente-. Yo no puedo hacer más... Tengo que irme de la ciudad. Si la policía se entera de que estoy aquí me encerrarán.

-Sí, tranquilo... Muchas gracias por tus... Apuntes. Me ha servido mucho la información, y sí, seguiré tu consejo. Espero que te cuides mucho y... Sí. Te perdono por haberme robado el desayuno el otro día...-dije, despidiéndome de él con una sonrisa que el nunca podría ver.

Damián se rió y casi lo imaginé negando con la cabeza.

-Por cierto, he dejado a la rubia en su casa... Al final he conseguido entretenerla durante unas horas, y ahora está roncando como un cerdito feliz sobre la cama.

Yo me reí con fuerza.

-Bien hecho, seguro que te ponen matrícula de honor en el trabajo.

Él se volvió a reír y negó con la cabeza.

-Buena suerte en tu vida, Phoebe.

-Lo mismo digo, Gabriel...

Y colgué. Casi sentí lástima por saber que ésta iba a ser la última llamada que recibiría de él; aunque ya no le quería, había resultado ser un buen amigo, a pesar de no ser tan buen novio.

Cuando colgué el teléfono y lo guardé, Brandon me miraba una ceja alzada y una expresión seria.

-¿Qué? -le pregunté y añadí divertida-: ¿Estás celoso?

-¿Debería? -preguntó todavía más serio.

Yo tragué saliva y por primera vez, no le mentí.

-No, Brandon. Nunca.

******

Miré sus preciosos ojos brillar con desconfianza mientras nos sentábamos... Y eso me dolió más que nada.

-Aria, he pasado meses pensando que me engañabas. Te ibas con tu estúpido amigo por las mañanas y no volvías hasta tarde y yo...-suspiré apretando los dientes-. Yo me moría de celos al verte volver con una sonrisa en la cara, sabiendo que habías estado con otro y que tú no me lo contabas.

-¿Alguna vez me viste con él? ¿Me viste besándole? ¡¿Me viste haciendo algo con él aparte de caminar y contarle todos los problemas que teníamos?! -me gritó ella con los ojos llenos de lágrimas- ¡Él fue el que contactó con Phoebe y me dio su número, Ted! ¡Me ayudó a volver, mierda! Si hubieses estado en casa en vez de por ahí con la otra, ¡Quizá lo hubieses sabido!

Se levantó e intentó irse, pero yo la agarré de la mano y tiré de ella para que se sentase, entonces le intenté abrazar. Forcejeó durante unos minutos, hasta que se cansó y empezó a llorar en mi hombro.

Maldije por cada maldita vez que escuché a Alexia. Le maldije a ella por llenarme la maldita cabeza de mentiras. ¿Cómo había sido capaz de dudar de Aria?

Le besé la cabeza mientras le pedía perdón mil veces.

-Alexia me llenó la cabeza de mentiras, Aria... Yo... Joder, no sabía qué pensar, y cuando te vi besándole la mejilla dentro de esa cafetería, todo fue a peor. Llevabas días sin sonreírme como le sonrías a él, Aria...-admití con la voz rota-. Por favor, perdóname.

-No sé si puedo olvidarlo Ted...-admitió ella intentando alejarse; maldije- ¡Te veías con ellas durante horas, y a diferencia de ti, yo no sabía dónde estabas!

-¡Nunca te engañé!

-La estabas besando cuando vine a hablar contigo, Ted.

Yo cogí aire y negué con la cabeza.

-Aunque sé lo que parecía, yo nunca le habría besado. Fue ella la que se lanzó a por mí, Aria. No era la primera vez que lo hacía, pero yo siempre la rechacé. Te lo juro, tienes que creerme...

Ella me miró furiosa y me golpeó el pecho con el puño varias veces.

-¡Eres un gilipollas por decirme esto, Ted!

Fruncí el ceño y le agarré las manos para que parase.

-No quiero ocultarte nada... Y todo lo que digo es verdad. Jamás había pensado en pedirte el divorcio... Joder, todavía tiemblo cuando aceptaste y desapareciste... ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

Aria se apartó las lágrimas y apartó la mirada.

-Cuando bajé, casi me atropellan... Pero resultó ser Brandon y me fui con él. Casi ni lo pensé -sonrió a pesar de mi cara incrédula... ¿Atropellarla?-. Luego estuve en casa de Daniel con su novio Michael y bueno, allí sigo.

-Hasta hoy...-le supliqué con la voz. No podía dormir otro día sin ella.

Ella se abrazó a sí misma y se mordió el labio.

-No lo sé, Ted. Todavía necesito pensar... Hay muchas cosas que todavía no puedo aceptar. Pero es sobre todo tu falta de confianza en mí lo que me duele de verdad...-ella sonrió con tristeza y se levantó, rechazando que la tocase-. Déjame un par de días, ¿Sí? Necesito pensar.

Le observé marchar, llevándose mi corazón con ella, y no soporté saber que se iba por mi culpa.

Antes de que saliese, la agarré del brazo y tiré de ella hacia mí, besándola con toda la necesidad que sentía por ella. Ella me respondió con la misma intensidad y casi grité cuando gimió en mi boca.

Nos separamos segundos después y rodeándola con los brazos le dije:

-Te dejaré durante unos días, Aria, pero te aseguro que no me rendiré. Nuestro matrimonio seguirá adelante y te compensaré por todo... Te lo prometo -la besé de nuevo cuando ella se emocionó-. Te quiero, cariño. No lo olvides.

Ella me miró con los ojos acuosos mientras se cerraban las puertas del ascensor...

Sin embargo, ella no respondió... Y eso me dolió como nada antes.

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora