Había pasado una semana desde que Nadia me había pedido tiempo. Una horrible semana en la que lo único que podía hacer era observarla desde lejos. Suspiré mientras me pasaba la toalla por el pelo para segundos después colocármela en el cuello.
Miré hacia el espejo y bufé al ver la herida de mi labio, que todavía no había cicatrizado del todo. El lunes, en cuanto había salido del baño, no había podido contenerme y había ido a por Josh... Ahora, él tenía la nariz partida y la mejilla inflamada. Sonreí levemente y bajé la mirada hacia el lavabo mientras recordaba su mirada asustada: ya no se acercaba a mí, y lo agradecía. Nunca me había caído bien, y saber que ya no tenía que aguantarle me daba cierta satisfacción.
Salí del baño después de vestirme para encontrarme a Mark acostado en mi cama mientras hablaba con su novia por teléfono.
-Sí, Marie...-él suspiró y me miró con los ojos blanco-. No, no estoy con ninguna chica... Joder, que estoy con Alex -él bufó y se sentó en la cama antes de colgar con el ceño fruncido-. Déjalo, paso de tus tonterías. Hasta ahora Marie.
Puse los ojos en blanco, cansado de los celos irracionales de Marie. A pesar de que era una buena chica, era bastante irritante.
-Bueno, ¿Nos vamos? -preguntó él algo tenso después de unos minutos en silencio.
Yo asentí con la cabeza sin decir nada. Salimos de mi casa después de despedirme de mi familia, y pude ver la mirada preocupada de mi madre. Ella sabía que me ocurría algo, y que ese algo tenía el nombre y apellido de la rubia que ahora parecía vivir en mi cabeza.
-Tened cuidado, chicos -nos pidió mi padre mientras abrazaba a mi madre por la cintura-. No me gustaría tener que ir a recogeros a comisaría... Como la última vez.
Yo apreté los labios para no sonreír, al igual que Mark.
-Tranquilo papá, no vamos a hacer nada malo... -intenté tranquilizarlo, pero su ceño aumentó-. O fuera de la ley. Lo prometo.
Entonces él puso los ojos en blanco, pero sonrió. Después, miré hacia mi madre que tenía los ojos clavados en mí. Acercándome a ella, le di un beso en la mejilla y le susurré al oído que no se preocupara. Ella, como era costumbre, lo hizo. Sonreí.
Cuando salimos y nos montamos en su coche, suspiré y pegué mi frente en el frío cristal. No podía quitarme el rostro de Nadia de la cabeza. Sentía una presión en el pecho casi dolorosa.
-Deja de pensar en ella -suspiró él, encendiendo el motor del coche-. Hoy vamos a salir a divertirnos y a celebrar que por fin he conseguido el carné, ¿no?
Yo sonreí levemente y le miré con los ojos entrecerrados. Hacía unas semanas que Mark había cumplido la mayoría de edad, y sus padres le habían regalado este coche como regalo. Sonreí y negué con la cabeza,
-Después de diez intentos -me burlé yo, intentando hacerle caso a sus palabras. No podía pasarme la vida pensando en ella.
Él bufó y empezó a conducir hacia la casa de Marie.
-¿Vamos a pasar a por Ylenia, Alex? -susurró él, mirándome de reojo. Yo inspiré con fuerza y me crucé de brazos.
-Si tú quieres sí Mark, es tu coche, no el mío -aunque la verdad es que no tenía ninguna gana de estar cerca de ella. Desde que se había enterado de que Nadia y yo teníamos problemas, había estado más pesada que nunca.
-Ah, Alex -se quejó él mientras estacionaba delante de una bonita casa. Pitó varias veces y miró por la ventana como salía su novia, que llevaba un bonito vestido verde-, no quiero tenerte cabreado, ¿sabes? Realmente vamos a esta fiesta para que te animes.
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Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]
FanfictionHabían pasado dos años desde el nacimiento del miembro más reciente de la familia Grey. Aria jamás pensó que su perfecta vida daría un giro tan inesperado, pero cuando su sexy y famoso marido comenzó a distanciarse de ella por razones desconocidas...