Habíamos pasado la mejor tarde de toda mi vida. Brandon había olvidado por completo la conversación telefónica, pero al parecer no se olvidó de la pequeña confesión que le hice.
Me sonrojé un poco al recordarlo, pero bebí un trago del refresco que había pedido para disimular.
La comida de aquel restaurante estuvo realmente buena, y Brandon me prometió que si quería, podríamos volver cuando quisiese.
-Y bueno, ¿A dónde vamos ahora? -preguntó él cuando llegamos a la calle de nuevo.
Miré sonrojada nuestras manos unidas y negué con la cabeza.
-Donde sea, pero... No más comida. Me vas a engordar...-le dije riéndome y acariciándome la tripa-. Mírame, parece que me he comido a los tres cerditos yo sola.
Brandon rió de forma abierta y yo me premié interiormente por hacerle reír como él me hacía reír a mí.
-Así podré comerte mejor, Phoebe -me guiñó un ojo y ahora fue mi turno de reír.
-Eres un cochino...-le susurré mientras caminábamos hasta el coche.
Cuando nos montamos, respondió-:
-Sólo digo lo que pienso y deseo hacer, Phoebe...
Su mirada brillante me dio escalofríos... Dulces escalofríos por todo el cuerpo. Me mordí el labio y me escondí detrás de mi pelo, apartando la mirada de la suya sin poder responderle.
Él rió levemente y me sorprendió cuando me agarró la barbilla y me giró la cara hacia él, plantándome un rápido beso en los labios.
-Tranquila -me susurró con sus ojos brillantes de comprensión-. ¿Quieres ver una película en mi casa?
Agradecí profundamente su cambio de tema y asentí ligeramente.
Una película me ayudaría a no pensar en él y en los sentimientos que estaba empezando a no poder acallar.
*******
-Y bien, ¿Qué película quieres ver? -me preguntó él.
-La que sea pero que no sea de terror...-admití en un susurro forzado.
Él rió sorprendido.
-¿Te dan miedo las películas de terror? Qué infantil... -se burló él. Yo hice un puchero enfadado y le tiré un cojín.
-Cállate, me ponen nerviosa, nada más -le corregí muy digna.
-Por supuesto...-dijo él con una sonrisa-. ¿Entonces qué quieres ver? ¡Espera! ¿Quieres llorar como un bebé?
Yo le miré con una ceja alzada y le di una sonrisa egocéntrica.
-Yo no lloro por películas, Brandon.
Él se rió y levantó una ceja.
-¿Estás segura? -preguntó con un reto en la voz.
Yo asentí y le taladré con la mirada.
-Sí.
-Entonces no te importará apostar algo...
-¿El qué? -pregunté entrecerrando los ojos.
-Si lloras, te quedarás a dormir conmigo y desayunarás a mi lado mañana; si no lo haces, aparte de demostrar ser una piedra -puse los ojos en blanco-, haré lo que me pidas durante el mismo tiempo que haya durado la película... ¿De acuerdo?
Me lo pensé durante unos minutos, sopesándolo. Dormir con él no sería ninguna tortura pero... ¿Qué le diría al día siguiente? Me mordí el labio. Por otra parte, que él hiciera lo que le pidiese sonaba tentador.
-¿Y bien? -extendió su mano hacia mí y tragué saliva- ¿Aceptas?
Mordiéndome el labio, la acepté y me estremecí ante su firme agarre; no pude evitar pensar que había cometido un error, pero al instante lo olvidé. De todas fomas, iba a ganar sin lugar a dudas... Yo no lloraba por una película, nunca.
Dos horas después, me encontraba tirada encima de Brandon, llorando como jamás había llorado nunca. El muy maldito jamás dijo que era una historia de amor. ¡El dijo que era triste, no de amor! Maldita sea, era una romántica.
-¿Estás llorando? -me preguntó él a punto de reír.
Yo escondí mi cabeza en su cuello todavía llorando y negué mientras oía la música de los créditos.
-¿Estás segura...? -me susurró de nuevo, esta vez con ternura.
Me senté sobre su duro vientre mientras me limpiaba los ojos.
-¡Nunca me dijiste que iba a ser de amor, Brandon! -protesté recordando la escena final-. ¡Eres un tramposo!
-Yo no he hecho trampas, tú no preguntaste -contraatacó y yo hice varios pucheros cuando no supe que decir- además... Me alegra saber que no eres una piedra... Sino más bien una fuente.
Se rió y me acarició los muslos, que tenía a cada lado de él. Cuando me di cuenta de mi posición, ya era demasiado tarde: sus preciosos ojos verdes brillaban deseosos, y mi cuerpo respondía al instante.
Gemí cuando se sentó y pegó su boca a la mía, todavía sentada en su regazo pero ahora sintiendo la prueba de su deseo.
-Me has estado volviendo loco desde que te vi leyendo esta mañana, Phoebe...
Yo le besé en respuesta y le acaricié su duro pecho.
-Hazme el amor, Brandon...-le pedí en susurros, deseosa, minutos después.
Él sin dudarlo, me arrastró hasta la habitación y donde finalmente, lo hizo.
*******
Abrí los ojos casi con temor de no ver el hermoso rostro de Phoebe a mi lado; sin embargo sonreí. Había tenido que apostar para que algo con lo que llevaba meses soñando, sucediese. Al final, lo conseguí pero todo lo que imaginé se quedaba muy por debajo de la realidad.
Su rostro casi hundido en la almohada estaba adorablemente sonrojado. Sus carnosos labios entreabiertos suspiraban al compás de su respiración y su lacio y largo pelo negro se extendía por la almohada y por su pálida espalda, que tenía al descubierto ya que había dormido boca abajo. Negué con la cabeza y la tapé antes de besarle la mejilla.
No sé cuánto tiempo estuve observándola,pero cuando sus ojos aletearon y se abrieron, supe que había valido la pena esperar para esto. Sus preciosos ojos grises brillaban adormecidos y sorprendidos de pillarme observándola.
Sin deseos de contenerme, me agaché hacia ella y le di un suave beso en los labios a modo de buenos días, que ella me correspondió al instante.
-Gracias por este regalo, Phoebe -le lamí el labio inferior y la besé otra vez.
Ella enterró las manos en mi pelo y suspiró.
-No, Brandon. Gracias a ti.
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Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]
FanfictionHabían pasado dos años desde el nacimiento del miembro más reciente de la familia Grey. Aria jamás pensó que su perfecta vida daría un giro tan inesperado, pero cuando su sexy y famoso marido comenzó a distanciarse de ella por razones desconocidas...