C. EXTRA [6]

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Miré temblorosa la enorme mansión de los Grey. Jamás había pensado que los abuelos de Alexander pudiesen vivir en una casa tan grande y... preciosa.

Sentí un apretón en mi mano, y llevé mi mirada instintivamente hacia la de Alex. Sus preciosos ojos azules brillaban divertidos y amables.

-No estés nerviosa Nadia, yo te ayudaré. Y aunque no lo creas mi familia es como todas las demás -yo le miré sin estar muy segura de ello. ¿Cuántas familias eran dueñas de una de las empresas más importantes de todo el país?

-No estoy nerviosa -intenté decir, con la voz temblorosa. Maldije mentalmente y me mordí el labio cuando le escuché reír. Le miré mal.

Entonces, él tiró de mí hacia la puerta de entrada. En cuanto tocó la puerta, apreté su mano y le miré horriblemente nerviosa. Segundos después, sentí un beso en mi mejilla que en vez de calmar mis latidos, los aumentó. ¡Me había besado la mejilla! Me sonrojé cuando me di cuenta de que la puerta estaba abierta, y que en el umbral había una sorprendida mujer de ojos azules.

¿Su abuela? Pensé con sorpresa. Era una mujer muy bella, de pelo negro y ojos azules. Casi tuve la tentación de agradecerle la herencia de ojos, pero acertadamente, me callé. Sentí una relajación instantánea cuando ella sonrió, y segundos después tenía a Alexander acogido en un cálido abrazo.

-Buenos días, abuela -susurró Alex con una sonrisa. Cuando se separó, me señaló y dijo-: Esta es Nadia.

-Buenos días -le sonreí nerviosa y sin saber qué hacer. Miré de reojo a Alex, que disfrutaba intensamente del momento-. Encantada de conocerla...

Ella se rió levemente y negó.

-Con confianza, por favor. Yo soy Anastasia, y estoy encantada de que por fin mi querido nieto se haya decidido en traer a una chica con él -Me sonrojé cuando dijo esas palabras y miré a Alexander, que estaba levemente sonrojado y se rascaba la nuca. Escuché a Anastasia reír-. Anda, pasad.

Se apartó de la puerta y nos dejó pasar. Seguí a Alexander hasta una espaciosa sala de estar, donde estaban sentados Aria, el padre de Alex, Nerea y el famosísimo Christian Grey. Tragué saliva cuando sus penetrantes ojos grises se fijaron en mí. Eran realmente... intimidantes. A pesar de su pose relajada y cómoda, con su pequeña nieta sentada en sus rodillas, tenía algo que casi me obligaba a bajar la mirada. Era... Extraño, pero no incómodo. Aún así, no la bajé. Mantuve su mirada durante lo que parecieron años sintiendo como me evaluaba, hasta que sonrió y se llevó la copa a los labios.

De repente, Aria se acercó a mí y me dio un rápido abrazo y un beso en la mejilla. Sus ojos brillantes y dorados, idénticos a los de su hija me trasmitieron una confianza que, interiormente, agradecí.

-Estoy encantada de que hayas podido venir, Nadia -me dijo Aria con una sonrisa. Se giró y miró al que, sin ninguna duda, era el padre de Alex: Theodore Grey-. Mira Ted, ella es Nadia Giesler.

Él se levantó y me dio una agradable bienvenida. Me estaba empezando a relajar mientras hablaba con los padres de Alex, y eso él lo notaba. Su mano no había soltado la mía desde que habíamos entrado en la sala, y parecía que le alegraba que estuviese manteniendo el control de mis propios nervios. Estaba a punto reír, cuando observé un movimiento a espaldas de Theodore.

Entonces, Christian se levantó con su nieta en brazos y se acercó a mí. A decir verdad, era todavía más intimidante de pie y tenía la misma elegancia de la que presumían su hijo y su nieto. Cuando se paró delante de mí, miré a Nerea con una sonrisa y le guiñé un ojo antes de posar mi mirada en él.

-Gracias por invitarme a su hogar, Sr. Grey -mi mirada no se movió de la suya, que parecía divertida.

Tenía el corazón a tanta velocidad que pensaba que se me iba a salir del pecho. Todavía no podía creer que no lo hubiesen oído, porque yo lo sentía hasta rebotar contra mis costillas. Sus grisáceos ojos parecían estar escaneándome, como buscando algo que estuviese mal en mí, y yo no me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración hasta que oí una dulce voz:

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora