C. EXTRA [4]

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Le miré sonrojada y sin querer entender lo que había dicho. ¿Qué significaba eso? ¿Cómo que no iba a ser la única?

Cuando llegamos a una habitación -muy masculina, por cierto-, cerró la puerta con pestillo y se apoyó en la misma. Tenía el cabello cayéndole sobre los ojos cerrados, y el pelo todavía algo húmedo por la piscina.

-¿Qué pasa? ¿Por qué...? -pregunté cuando ya no podía más la presión. Llevábamos minutos aquí encerrados, en silencio, y yo ya no podía más.

-¿Por qué te has puesto ese bikini, Nadia? ¿No había alguno más provocativo? También podrías haber bajado desnuda -espetó él, de pronto. Yo abrí los ojos, pasmada, y al instante fruncí el ceño furiosa como estaba él.

-Espero que no estés insinuando lo que creo que estás insinuando, Grey -le advertí con la voz. ¿Me estaba llamando puta?-. Me he puesto este porque, principalmente, era el menos provocativo que había... ¡Y no sé que hago dándote explicaciones! Me has dejado sola para que eligiera, y he elegido este -él abrió la boca para hablar, pero no dejé que me interrumpiera-. Además, no tengo por qué tenerte en cuenta, ¿sabes? No eres mi novio y... como sigas así dejaremos de ser amigos...-bufé herida y con los ojos llorosos- ¡Ni un día, maldita sea! ¡Aparta!

Él apretó los labios cuando me acerqué a él para que me dejase salir, me iba ahora mismo de allí y él no me lo iba a impedir. Intenté abrir la puerta, aunque fuese con él encima, y obviamente no lo conseguí. Frustrada, clavé mis ojos en los suyos y tragué saliva ante lo que vi. Sus ojos brillaban oscuros y profundos, y la media sonrisa que tenía en los labios me hizo sentir estragos por todo el cuerpo.

De pronto, sentí su mano en mi cadera y mi corazón latió desbocado al sentir su piel contra la mía. Él me acercó a su cuerpo con un leve tirón, y yo me dejé hacer. Nunca había hecho esto, y no sabía como actuar. Tenía mis manos apretadas, clavándome las uñas sin saber dónde ponerlas y estaba claramente torturando mi labio inferior. Sentí su mano acariciando mi mejilla, para luego bajar hasta mi boca y liberar mi labio de mis dientes torturadores. Sus ojos se quedaron fijos en mi boca, y yo cada vez estaba más nerviosa. Tenía el cuerpo como un flan, tembloroso bajo su intensa mirada.

-Yo... mierda, Nadia. Me has dejado sin palabras...-él tragó saliva y clavó sus ojos en los míos con una diversión seca-, y yo que quería venir para reprocharte que me hicieras esto...-él negó con la cabeza y sonrió levemente-, y al final he salido escaldado.

-No puedes reprocharme nada, Alex -le susurré bajando la mirada-, eres tú el que me ha traído aquí, a la maldita boca del lobo... ¡para meterme en una piscina con ellos!

Él sonrió y me obligó a levantar la cabeza para encararle.

-Sí, pero que te metas en una piscina no significa que tengas que ponerlos cachondos -yo le miré indignada, a lo que él añadió-: lo has hecho, Nadia. Joder, mira.

Y entonces él me pegó completamente a él y lo sentí. Jadeé ante su erección y cerré los ojos con fuerza, sintiendo su respiración en mi oído. Posé mis manos en sus hombros e intenté alejarme, pero él incrementó la fuerza y no pude hacer otra cosa que removerme contra él. Él gruñó y me quedé inmóvil.

-¿Entiendes ahora, Nadia, por qué no tendrías que haberte puesto este maldito bikini? -susurró él, entre furioso y alterado- ¿Cómo quieres que esté tranquilo si siento que voy a explotar? ¡Y por ti, maldita sea!

Yo gemí y posé mi frente en su hombro, sintiendo el frescor de su piel. Tenía el vientre ardiendo, y el cuerpo en llamas. Me dolían los pechos y sentía la entrepierna húmeda, y todo por él.

-Alex por favor...-le supliqué con la voz, aunque ni siquiera sabía lo que realmente le pedía. ¿Que me soltara, o que me tocara?

De pronto, sentí su mano hundiéndose en mi pelo y tirando de él, haciendo que mi rostro quedase delante de él. Sentía su respiración agitada contra mi rostro, igual que el mío. Su mano libre recorría mi espalda, subiendo y bajando, como si disfrutara de mi piel.

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora