Capítulo siete.

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Escuché con asombro lo que Aria me contaba.

A pesar de que se había tomado una pastilla para tranquilizarse, todavía seguía temblando y respiraba con dificultad.

-Lleva meses muy raro, Brandon...-dijo ella llorando-. Aunque ahora entiendo por qué, esa rubia oxigenada que fue su novia, ahora es su amante... Y cuando nos divorciemos, seguramente su mujer.

Abrí la boca estupefacto.

-¿Qué? ¿Qué estás diciendo Aria? Eso no es cierto, Ted te quiere muchísimo...

-¡Brandon, cuando llegué estaban besándose! ¡Fue la otra la que se atrevió a decírmelo, mientras que Ted se hacía el loco! Es un cabron mentiroso...-sus gritos de dolor me atormentaron.

La atraje hacia mí y la abracé mientras ella lloraba con fuerza.

-Tranquila, Aria...-le besé la cabeza-. Ya verás como todo se arregla...

Ella negó con la cabeza y la hundió más en mi pecho.

Nos quedamos así durante horas, hasta que por fin la oí dormirse por el cansancio.

Furioso con Ted, la llevé a mi habitación y la acosté, tapándola y besándole la frente antes de salir.

Iría a por Ted, y él me aclararía todo esto... Aunque fuese a golpes.

* * * * * *

Me desperté con la garganta ardiendo y el estómago revuelto. Sin poder evitarlo, me levanté de un salto de la cama y corrí hasta el váter dónde vomité todo lo que tenía en el estómago.

Cuando acabé, me enjuagué la boca y me miré con los ojos llorosos en el espejo.

Pronto ya no sería la Sra. Grey... Pero nuestro hijo seguiría uniéndonos, aunque Ted no quisiese. ¿Quizá me consolaba saber aquello?

No. Desde luego que no me consolaba... Cerré los ojos con fuerza y caminé tambaleante hasta el salón... Que resultó ser el de Brandon. Cada vez que me dormía, me despertaba en un lugar diferente... ¿Si me dormía y lo deseaba, me despertaría al lado de Ted?

Me odié a mí misma. ¡Cómo podía seguir pensando así de él! ¡Nos íbamos a divorciar, y me iba a cambiar por otra!

Sentí un ramalazo de dolor y furia, y en mi enajenación llamé a Daniel, que me contestó al instante.

-¡Aria, amor! ¿Cómo ha ido todo?

-Nos vamos a divorciar...-dije con amargura.

Él hizo un sonido de incredulidad.

-¿Qué ha pasado?

-Dani...-dije con la voz rota-. Estoy en casa de Brandon, y aunque sé que Teddy...-me corregí con dolor-, Theodore no me está buscando no puedo arriesgarme... Sé que estás con tu nuevo novio pero... ¿Puedo quedarme contigo un par de días? Necesito pensar con claridad...

Él no dudó en aceptar, y yo le quise más que nunca. Veinte minutos después, estaba sentada a su lado, en el coche, dirigiéndonos hasta su casa.

Cuando entramos, vi a su novio rubio sentado en el sofá con una sonrisa triste. Sorprendiéndome, vino hacia mí y me abrazó con fuerza. Intenté no llorar.

-Tranquila preciosa, estaremos contigo.

Yo le di las gracias a los dos y les dije que quería acostarme.

A pesar de todo el tiempo que había pasado durmiendo, parecía que cada vez estaba más cansada.

-Cariño... Yo... Iré a por algo de ropa a tu casa. ¿Quieres algo en especial?

Yo tragué con fuerza al oír su petición y asentí.

-Seguramente Alexander esté en casa... Así que dile... Dile que su mamá le quiere y que volverá pronto... Por él.

Pero primero, debía aplacar el dolor que tenía; o al menos, silenciarlo.

Dani asintió y me dio una sonrisa triste. Antes de salir, le dio un beso a su novio y le pidió que estuviese conmigo; el rubio por el contrario le pidió que tuviese cuidado.

Yo sentí celos al verlos tan felices, justamente ahora que mi vida se desmoronaba.

Sin embargo me alegré por Dani. Él no se merecía sufrir... Y esperaba que Michael no le rompiese el corazón.

Como Ted me lo había roto a mí, por segunda vez.

* * * * * *

Habían pasado dos horas desde que Aria se había ido, y no encontré nada. Había buscado por todas partes: en la casa de Brandon, en la de Phoebe, en la de mis padres, e incluso en la de los gemelos...

Sin embargo, yo sabía dónde estaba ella.

Sentí dolor en el pecho cuando entré en el piso... Aunque me quedé momentáneamente paralizado al ver a un completo extraño hablando con Marlene.

Fruncí el ceño y me hice notar; en cuanto se dieron cuenta de mi presencia, el extraño se giró y me miró fijamente con unos ojos negros.

-Sr. Grey...-dijo él.

Inspiré con fuerza cuando volví a oír esa maldita voz. La misma que oí cuando llamé a Aria. El mismo tono ronco.

Lo vi todo rojo cuando me abalancé sobre él. Marlene gritó cuando le pegué un puñetazo, e intentó pararme cuando le golpeé de nuevo.

-¡Sr. Grey, por favor! ¡Es un amigo de Aria! -gritó ella poniéndose delante de mí.

Apreté la mandíbula cuando él se levantó tambaleante y me miró con furia.

-¡Ese hijo de puta es el que se está acostando con Aria, Marlene! ¡Apártate!

Cuando intenté lanzarme otra vez sobre él, sentí unos brazos fuertes agarrándome por la espalda. Grité e intenté soltarme del agarré de Brandon, que había aparecido de la nada, pero él no lo permitió.

-¡Ted, me cago en la puta, cálmate! -gritó Brandon, intentando contenerme.

Le golpeé en las costillas con el codo y Brandon gruñó. Cuando me solté y me giré para volver a pegarle, me encontré con su puño en mi boca. La sangre explotó en mi labio inferior.

De repente, antes de devolverle el golpe, Marlene se metió entre los dos y nos paró.

-¡Basta ya de pelearos, Alexander duerme en la otra habitación, por favor!

Yo gruñí pero asentí ligeramente. A pesar de todo, atravesé con la mirada a Brandon, que se agarraba el costado y me devolvía la mirada con la misma intensidad.

El extraño frunció el ceño y negó con la cabeza mientras nos observaba y se limpiaba la sangre de la boca. Marlene, cuando se aseguró de que no volveríamos a pegarnos, le ayudó a incorporarse del todo.

-Estás completamente equivocado, Ted -clavé mi mirada en él y odié que me llamara por mi apodo. Él no era nadie para mí-. Yo jamás me acostaría con Aria, porque...-sonrió de medio lado-, soy gay.

Me quedé completamente inmóvil y le miré fríamente.

-Cogiste su teléfono por la mañana.

El moreno me miró con una ceja alzada.

-¿Y? Le permití dormir en mi casa el mismo día en el que tú le dijiste que te veías con esa rubia oxigenada -me atravesó con la mirada-. Espero que sepas realmente lo que haces, Sr. Grey, porque como no lo arregles pronto, vas a perder a una magnífica persona -miró a Marlene y ella le miró preocupada-. Piense en lo que le he dicho, por favor. Ella lo necesita de verdad.

Y dicho estas últimas palabras, salió de allí.

Yo miré fijamente por donde el chico se había ido y tragué con fuerza ante todas las preguntas que tenía en mi mente.

De repente, escuché como Brandon se aclaraba la garganta. Le miré y él abrió su boca para decir:

-¿Me puedes explicar qué mierda te ocurre?

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora