Dos años después...
Besé a Alex en la frente, y sonreí. Hoy empezaba su segundo año en el colegio, y estaba más emocionada que él.
Miré a Phoebe con una sonrisa, y ella me la devolvió. Tenía a su preciosa hija, de un año de edad, en brazos.
La pequeña era una auténtica belleza. Tenía los ojos verdes de su padre, y una melena negra como su madre. Además, tenía un carácter fuerte, así que ya todos suponíamos que iba a ser una Phoebe en miniatura.
Al final, tanto Ted como Christian habían acabado aceptando el embarazo de Phoebe, y, después del parto, adorando a la nueva niña como nadie.
Ted estaba enamorado de su pequeña sobrina, y cada día me agradecía que le hubiese abierto los ojos.
Christian era más de lo mismo, y cuando Phoebe tuvo a la pequeña, le confesó que había temido que su parto se complicara como se le complicó a Anastasia con Ted.
Phoebe, emocionada por la preocupación de su padre, lo abrazó y le besó la mejilla, diciéndole lo mucho que le quería. Christian le respondió con la misma efusividad, haciendo que todos nos emocionasemos.
Volví al presente cuando oi a Phoebe hablar.
-Mucha suerte, pequeñajo -le dijo Phoebe agachándose y besándole la mejilla-, y no hagas travesuras... Sin mí.
Alex le sonrió de esa manera lenta que él tenía y asintió con los ojos luminosos. Suspiré. A pesar de ser madre, todavía seguía siendo la compañera de Alex... Y supe que, cuando su hija tuviese edad, ella también se uniría al pequeño grupo.
Alex se despidió de su prima con un beso que me derritió, y luego miró hacia una pequeña niña rubia que acababa de entrar en el recinto. Observé sorprendida como fruncía el ceño y la miraba de forma hostil.
La niña al darse cuenta, le devolvió la mirada con la misma intensidad... Hasta que, la que parecía ser su abuela, tiró de ella hacia el interior de la escuela.
Miré a Alex con sorpresa, pero no dije nada. Sólo serían pequeñas rozaduras infantiles.
-Bueno, Alex -le dije, besándole la frente. Sin embargo, su mirada todavía seguía fija en el lugar por donde había desaparecido la pequeña rubia- mucha suerte, cariño.
Sus ojos azules se posaron en mí, profundos, y me sonrió.
Le acompañamos hasta donde estaba su nueva profesora, esperando a que sonase el timbre. Era una mujer joven, de pelo corto y sonrisa amable, que sonreía y hablaba con los niños con cariño. Me cayó bien al instante.
-¡Buenos días! ¿Es usted la madre de Ted? -miró a mi hijo, que hablaba con Phoebe y hacía reír a la pequeña.
-Sí -sonreí-, me llamo Aria, encantada.
Ella sonrió y se presentó.
-Mi nombre es Susan, y voy a ser la maestra de su hijo este año -se colocó bien las gafas-, me han dicho que es un niño muy aplicado.
Yo asentí y de pronto vi a la niña rubia acercándose de la mano de la anciana. Era una niña muy bonita, con cabello ondulado y rubio casi blanco. Sus ojos eran de un verde casi eléctrico, y sus rasgos eran suaves y aniñados.
-¡Hola, Nadia! -sonrió la maestra- ¿Cómo han ido las vacaciones?
La niña sonrió, pero bajó la cabeza. Era muy adorable.
-Han ido muy bien, gracias -respondió la anciana por ella, sonriente.
Yo miré a la anciana, de cabello blanco pero con los mismos ojos que su nieta. Ya no había duda.
-Bueno, Nadia... Yo me tengo que ir ya, cariño -su abuela se agachó y le besó la mejilla-, pórtate bien.
La niña asintió.
La anciana pareció fijarse por primera vez en mí, y sonrió mientras la maestra empezaba a llamar a los niños de su clase. Le devolví la sonrisa, y la vi marcharse segundos después. Cuando Phoebe se acercó a mí con Ted, la niña nos miró con los ojos abiertos y corrió hasta la fila que la profesora estaba creando.
Phoebe me miró interrogante, pero yo simplemente me encogí de hombros.
Acariciando la cabeza de Alex, esperé a que él me mirase.
-No seas malo con ella, cariño... No es ella -su mirada endureció y yo no pude evitar clavar la mirada en la casi invisible cicatriz de su labio.
Sin embargo, él asintió y después corrió hasta la fila.
Suspirando, escuché como el timbre sonaba y Alex desparecía entre los niños.
-¿A qué ha venido esa mirada fría de Alex, Aria? ¿Qué pasa con esa niña?
Yo tragué saliva y la miré triste.
-¿No te has dado cuenta? La niña se parece a ella, Phoebe. Es rubia y de ojos verdes... Como Alexia.
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Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]
FanfictionHabían pasado dos años desde el nacimiento del miembro más reciente de la familia Grey. Aria jamás pensó que su perfecta vida daría un giro tan inesperado, pero cuando su sexy y famoso marido comenzó a distanciarse de ella por razones desconocidas...