Capítulo veintiseis.

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Caí de rodillas, con las lágrimas cayendo por mis mejillas mientras intentaba acercarme a Alex. Sus grandes ojos azules me miraban asustados y heridos.

-Alex, cariño, pequeño -susurré, intentando tocarle-. No te asustes, soy mamá... Dios, cariño ¿qué te han hecho?

Apreté los labios, mareándome por el dolor que sentía en el pecho. ¡Mataría a Alexia! ¡La mataría por esto!

-Por favor, Alex, acércate...-me intenté acercar, pero él se estremeció y apartó la cabeza cuando intenté tocarle el rostro-. No me tengas miedo, no te haré daño.

Él negó con la cabeza y gimió cuando vio que le iba a tocar. Parpadeé para quitarme las lágrimas de los ojos y le ofrecí la mano.

-Soy mami cariño, soy mami... No llores por favor...

Él me miró con la cabeza ladeada, con los ojos llenos de lágrimas y abrí la boca para susurrar.

- ¿Ma...mami? -susurró él parpadeando y haciendo que dos lagrimones cayesen hacia el suelo.

Yo asentí de forma frenética y jadeé cuando puso su mano sobre la mía.

Lentamente lo acerqué a mí y lo abracé, hundiendo mi cara en su pelo. Él me abrazó con fuerza, llorando y llamándome sin parar.

-Tranquilo mi vida, todo estará bien... te voy a sacar de aquí, te lo prometo...-le susurré, besándole la cabeza. Apreté los dientes cuando oí la voz de Michael.

-Vamos, tenemos que irnos... Y por tu seguridad y por la suya, espero que no hagas ninguna tontería.

Yo asentí levemente y cogí a mi hijo en brazos. No pensaba alejarme de él nunca más.

Salimos del piso en silencio, con Michael detrás de nosotros y con la pistola apuntándome en la parte baja de la espalda.

Cuando llegamos a la calle, el aire frío nos golpeó, y noté a Alex temblar. Abrazándolo con más fuerza, le besé y me puse a susurrarle palabras cariñosas al oído. Él hundió su rostro en mi cuello y yo maldije a Alexia por hacerle pasar todo esto.

Cuando llegamos a la parte trasera del edificio, había una furgoneta negra esperándonos.

Michael se acercó y abrió la parte trasera.

-Sube -ordenó él, sin mirarme.

Le miré dolida, con la traición clavándose hondo en mi pecho. ¿Cómo podía él estar metido en todo esto?

- ¿Qué? ¿Por qué me miras así? -me espetó él, en un tono muy diferente al que yo conocía-. No es como si hubiésemos sido mejores amigos, Aria. Además, Elena tenía otros planes que no introducían a tu
mocoso... pero Alexia decidió joderme la vida y cambiar los planes.

¿Elena? ¿Ella estaba metida en esto? Pero... ¿cómo?

- ¿Y Dani? ¿Qué pasa con él? -le dije con esfuerzo. El labio no dejaba de sangrarme, y la mejilla se me estaba empezando a inflamar- ¿Por qué lo metiste en todo esto?

Él sonrió de medio lado y levantó una ceja.

- ¿Cómo sino iba a acercarme a ti, estúpida?

Fruncí el ceño levemente y negué con la cabeza. Habían estado jugando con nosotros durante semanas... Maldije a Alexia, a Michael, y a la culpable de su existencia: Elena. Esa maldita mujer vivía para atormentarnos a todos, incluso detrás de las rejas.

- ¿Por qué le estás dando explicaciones? -preguntó de pronto esa voz.

Alexia apareció de pronto, saliendo de la parte delantera de la furgoneta. Tuve que contenerme para no abalanzarme sobre ella y devolverle cada golpe que le había dado a mi hijo.

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora