Suspiré cuando me quité por fin los tacones.
Sentía una presión en la cabeza, constante desde el momento en el que salí de esa prisión.
Después de hacer una horrible visita a Elena -donde lo único que había conseguido era un enorme dolor de cabeza-, había tenido que conducir durante horas de regreso a casa.
Con ese traje de presidario y el pelo rubio recogido en una coleta baja, las ojeras que le marcaban bajo los ojos azules le quitaban toda la belleza que alguna vez había habido en su rostro.
Después de los quince minutos en los que ella se había negado a contarme cualquier cosa sobre su hija, me había ido frustrada a casa.
Me acosté en el sofá y me aparté el pelo de la cara, mirando hacia el oscuro techo sin querer pensar más en ella.
No me había dado cuenta de lo rápido que había oscurecido hasta este momento.
Cerré los ojos, esperando dormirme, cuando el irritante teléfono vibró por tercera vez dentro de mi bolso.
Cuando lo cogí, se me aceleró el corazón al ver un mensaje de él:
Hoy no nos hemos visto, Phoebe... ¿Debería preocuparme?
Espero que estés bien. Te quiero.
-Brandon.Sentí unas estúpidas ganas de reír cuando leí aquellas palabras. Debería estar horrorizada pero mi corazón no escuchó nada de lo que mi mente le gritaba.
Con manos temblorosas, le escribí:
He estado algo ocupada, y no, no tienes que preocuparte...
Yo también a ti.
-Phoebe.Sentí mi respiración acelerada mientras lo leía una y otra vez. Me mordí el labio, nerviosa, y cuando por fin me decidí a mandarlo, me arrepentí segundos después.
¿Cómo había sido tan tonta? Me juré a mí misma que no diría esas palabras a nadie más.
Me maldije, muerta de vergüenza, hasta que mi teléfono empezó a sonar. Mi canción favorita me estaba avisando de que alguien me llamaba. De que él me llamaba.
Inspiré con fuerza y en los últimos tonos me atreví a cogerlo.
-Phoebe...-su voz ronca me inundó.
Me quedé en silencio, intentando calmar mi respiración. Estaba demasiado nerviosa como para poder responderle.
-Quiero hablar contigo, Phoebe. Ahora. Por favor, dime que puedo verte -su voz casi suplicante me hizo estremecer. Sabía lo que quería, sabía lo que buscaba pero... ¿Sería capaz de dárselo?
-Estoy en mi departamento, Bran...-le susurré miedosa.
¿Qué pasaría cuándo él apareciese?
-Voy para allá. Tenemos que hablarlo, ¿Lo sabes, verdad? -Yo asentí, a pesar de que él no podía verme-. Estaré allí en quince minutos... Hasta ahora, Phoebe.
Y colgó. Dejándome con el miedo en el estómago.
Me incorporé y me mordí el labio, esperando a que el timbre sonase y al hombre al que quería reclamase lo que le pertenecía: mi corazón.
********
Me abrió la puerta segundos después. Sin esos tacones que parecían partes inseparables de ella, mi pequeña morena era más adorable que nunca. Con ese corte de pelo por los hombros y los ojos grises grandes y brillantes de miedo, me enamoraba.
Saber que la mujer a la que quería era lo suficientemente valiente como para afrontar lo que mis sentimientos suponían, me enamoraba.
Y aunque ella no lo admitiera, yo sabía que sentía lo mismo. Se había atrevido a escribírmelo, y maldita fuera si no era capaz de decírmelo a la cara.
Llevaba demasiado tiempo esperando, y ya no aguantaba más. Necesitaba que ella se abriese, aunque fuese un poco.
-Brandon...-su susurro asustadizo me hizo sonreír.
Me acerqué a ella y le di un suave beso en los labios, intentando que se calmara, aunque creo que lo empeoré.
Sonrojada, me dejó pasar. Rozándola al entrar, me deslicé hasta el salón donde me dejé caer sobre un sofá.
Ella se sentó a mi lado minutos después.
-Brandon por favor...-me susurró ella-, no me hagas esto. Sabes lo que significa para mí y... No sé si estoy preparada.
Sus palabras me dolían.
-No, Phoebe. No puedo esperar más. ¿Sabes lo que es estar durante dos años esperando por alguna respuesta tuya? Necesito que me respondas. Necesito saber que me quieres como yo a ti.
-Tú lo sabes... Tú lo sabes...-susurró ella, sonrojada y sin poder mirarme.
Apreté la mandíbula, con ganas de zarandearla por ser tan ciega.
-¡Necesito oírtelo decir, Phoebe! -me pasé las manos por el pelo, intentando tranquilizarme-. Yo sí te quiero, Phoebe. Como a nadie, y te lo digo porque lo siento.
-¡Yo también lo siento, Brandon! -me refutó cabreada-. Pero decírtelo es... Complicado para mí. Después de lo de...
-¡Lo sé! ¡Maldita sea, lo sé! -le grité, enfurecido-. ¡Olvidate de él, Phoebe! ¡Son dos años ya, no puedes estar refugiándote en el pasado para siempre!
Ella enmudeció y yo me maldije interiormente. No debería hablarle así; maldita sea, esto no estaba saliendo como había pensado.
-Quizá tengas razón, Brandon...-dijo ella, con los ojos húmedos-. Me refugio en el pasado por miedo a que me hagas daño, pero... ¿Qué quieres que haga? No puedo evitarlo...
Se limpió los ojos con la manga de su camiseta y no me pude resistir. La acogí en un abrazo y le besé la cabeza mientras ella temblaba.
-Perdóname, Phoebe -le besé la frente y cerré los ojos-. Sé que no es fácil para ti, pero necesito oírte decirlo. Por favor...
Ella levantó la cabeza de mi cuello y clavó sus expresivos ojos grises en mí. Húmedos y brillantes, me miraron con miedo a la vez que ella acercaba su boca a mi oído.
-Te... Te quiero...
Tragué con fuerza y cerré los ojos, saboreando el simple hecho de haber oído a sus dulces labios pronunciar lo que siempre había querido escuchar de ellos.
Con el corazón rebosante de alegría, la abracé con fuerza y la besé.
Por fin. Después de tanto, ella lo había dicho. Lo había dicho para mí.
Sonreí y la besé de nuevo.
La besaría durante toda la noche si hacía falta para hacerle entender lo feliz que me había hecho en este instante.
-Yo no solo te quiero, Phoebe...-le susurré horas después, cuándo ella dormía sobre mí con una sonrisa adorable en los labios-. Te amo, pequeña... Pero poco a poco ¿No?
Y con un peso menos en el alma, me dormí... Con mi chica sobre mí.
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Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]
FanfictionHabían pasado dos años desde el nacimiento del miembro más reciente de la familia Grey. Aria jamás pensó que su perfecta vida daría un giro tan inesperado, pero cuando su sexy y famoso marido comenzó a distanciarse de ella por razones desconocidas...