C. EXTRA [7]

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¿Qué tal os ha parecido? ¿Se ha quedado bonito? :3 Espero que sí y que os guste mucho, tanto como a mí escribirlo. <3

El viaje en moto fue rápido, y condenadamente frío. Como había anochecido, la temperatura había bajado bastante, e ir con un pantalón corto me había dejado sin lugar a dudas, congelada.

Cuando me bajé de la moto miré hacia mi oscura casa y suspiré. Sin mi abuela allí, todo estaba apagado y la casa daba algo de miedo, pero seguía siendo mi casa y no tenía nada que temer.

Girándome, miré otra vez a Alex que se había bajado de la moto y miraba hacia mi casa con el ceño fruncido.

-¿Todavía no le han dado el alta a tu abuela? -preguntó él de forma seria. Yo negué con la cabeza algo incómoda. ¿Cómo le decía adiós, cuando realmente no quería que se marchase?- ¿Te vas a quedar sola?

Yo hice una mueca, y me crucé de brazos, intentando entrar en calor.

-Sí, no es la primera vez -le dije, mordiéndome el labio. Pasé mi mirada por su cuerpo de manera inconsciente y tuve que tragar saliva ante lo sexy que parecía.

Con los brazos cruzados sobre su pecho, me miraba con una ceja alzada y una media sonrisa, que parecía algo tensa. De repente, se metió la mano al bolsillo y sacó su teléfono. Segundos después estaba llamando a alguien.

-Mamá, soy Alex -dijo él, mirándome-. Sí, tranquila, estoy bien. Oye, no voy a dormir en casa hoy...-se quedó callado y escuchó la respuesta de su madre. Después bufó y añadió-: Joder, mamá, no quiero tener este tipo de charlas por teléfono... Me voy a quedar con ella porque está sola en casa. ¿Vale? -volvió a quedarse en silencio, y al final rió-. Tranquila mamá, no serás abuela hasta dentro de muchos años... Anda, adiós, te quiero.

Y colgó, dejándome con la boca abierta y muda. ¿Le acababa de pedir permiso a su madre... para quedarse a dormir en mi casa... Sin mi permiso?

-¿Y qué pasaría ahora si no te dejase dormir en mi casa, bruto? -le espeté algo molesta. ¿Por qué había dado por sentado que aceptaría que se quedase en mi casa?

Él se encogió de hombros y me miró con una media sonrisa.

-Porque sino, tendría que dormir en ese cómodo porche tuyo -señaló con la barbilla hacia la entrada de mi casa y luego rió-. Aunque tú no eres tan cruel como para dejarme dormir en la calle, ¿a que no?

Estuve tentada a mandarle a la mierda, pero el frío estaba empezando a hacerme temblar y mucho. Tiritando, le lancé una mirada cabreada y caminé hasta mi casa, con él a mis espaldas.

Idiota egocéntrico. Pensé mientras le dejaba entrar y cerraba la puerta. Encendí la luz del comedor, y cuando pasé delante de él, furiosa, lo escuché reír.

-No me puedo creer que te hayas cabreado porque quiera cuidar de ti -dijo él, siguiéndome hasta la cocina. Mientras, yo estaba sacando las cosas necesarias para hacer dos sándwiches. Cuando saqué el cuchillo del cajón y lo miré, él se calló, pero las comisuras de sus labios temblaban de la risa contenida. Cuando me giré, le oí susurrar-: qué carácter...

Mientras acababa de preparar los sándwiches, empecé a recordar la maravillosa tarde que había pasado hoy. A pesar del extraño comienzo con Christian, al final había resultado ser tan amable como todos los demás. Anastasia había sido muy simpática conmigo, al igual que Brandon y Ted.

Phoebe había sido la más enérgica y directa, preguntándome las cosas que los demás no se habían atrevido a preguntarme; me había divertido mucho con ella y con su hija, que a pesar de haber tenido celos de ella - todavía me avergonzaba decirlo-, me había caído realmente bien.

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora