cincuenta y tres

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03:35 A.M

Una respiración agitada.

El tacto de sus dedos finos detectando la tela húmeda de las sábanas bajo él.

En instinto buscando con la mano el otro cuerpo, intentando recibir una señal de vuelta pero solo captando el vacío en conjunto con ese calor sofocante rodeando su mano.

Levantó la cabeza, con la mirada nublada y las gotas de sudor recorriendo su cara como si hubiese participado en una maratón hace solo segundos.

De pronto el peso sobre su abdomen asustandole de golpe.

Esos cabellos castaños ya mojados y los labios tan secos y deshidratados, el cuerpo inconsciente y la mirada perdida sobre la suya.

"Jungkook qué sucede" habló.

La respiración agitada del chiquillo chocando sus oídos y repletando la habitación del aire denso y pesado que parecía querer cerrar sus párpados cansados.

"Qué sucede" repitió, casi canturreando ese murmullo.

Una sonrisa oscura sobre sus labios desproporcionados y el brillo de sus ojos volviendo a encenderse.

TaeHyung dirigiendo su mano libre a la mejilla pálida de Jungkook, dejando reposar sus dedos ahí con la confusión tendida entre sus dientes.

"Vamos, ven aquí" dijo con la voz débil y tiritando, cayendo recién en conciencia de que medio cuerpo de Jungkook caía por uno de los lados de la cama y le hacía estar arrodillado con la cabeza recostada sobre él.

Pero de inmediato el contrario negó con la cabeza, cerrando sus ojitos húmedos entre tanto.

"Debemos salir" susurró.

TaeHyung mirandole aún más confundido, deslizando sus dedos hasta esos ojos grandes y cansados iluminados perfectamente por uno de los espacios abiertos de la persiana que cubría la ventana.

"¿salir a dónde?" preguntó.

"Debemos salir de aquí, la casa se está quemando"

Con el ceño fruncido levantó la cabeza otra vez, sosteniendo ahora entre sus manos una de las manos del castaño y con cuidado levantando su cuerpo por completo.

Pasos lentos y suaves, sacando el pestillo de la puerta y mirando directamente al pasillo del departamento.

El olor a alcohol llenando sus fosas nasales solo recordándole que la noche anterior SeokJin y Jimin no habían podido hacer más que emborracharse debido a los nervios después de todo lo ocurrido.

"bebé, todo está bien aquí, todo está en orden" le tranquilizó.

Pero ese chico pálido y algo introvertido ahora escondía su cabeza tras los hombros del mayor mientras susurraba cosas sin sentido y los sollozos comenzaban a caer.

"Jungkook mírame" habló de nuevo.

Intentando dar la vuelta pero siendo casi imposible por el fuerte agarre que le tenía.

"Ve por mi hermano, hyung, por favor ve por él" volvió a murmurar.

Y TaeHyung entendió la situación.

"¿dónde está?" Volvió a preguntar.

"En el balcón" escuchó bajito.

TaeHyung, mientras agarraba la mano de Jungkook con fuerza y caminaba en dirección a las escaleras, revisaba todos los rincones de casa a pesar de saber que no encontraría nada.

Las puertas corredizas de vidrio abriendoles paso fuera de casa a ese balcón bien cuidado y la noche recibiéndolos con las estrellas más brillantes.

Se sentaron en el sillón.

El aire fresco pegandoles de frente pero no les importó.

Jungkook ahora en el regazo de Tae mientras se acurrucaba en su pecho, las manos tiritandole y de pronto sus ojos tranquilos más abiertos de lo normal.

"No volverá" murmuró chiquito un Jungkook ahora algo inquieto.

"bebé" solo alcanzó a decir TaeHyung antes de que se le viera interrumpido por un beso.

Las nubes cubriendo la luna, la ciudad opaca, el suelo frío al igual que el viento que les acariciaba.

El ambiente silencioso, solo el sonido de sus labios unidos resonando en sus oídos.

"nos iremos de aquí y vivirás tranquilo, conmigo" aseguró el chico de cabellos marrones.

"¿qué hay de MinHa? ¿y la escuela?" preguntó.

"todo está arreglado, no debes preocuparte" acabó por tranquilizarle.

Jungkook llevando sus manos por debajo del camisón de TaeHyung y delineando con sus dedos la columna vertebral de abajo hacia arriba con delicadeza, terminando su recorrido en el cuello contrario y atrayendo el cuerpo al suyo.

Si bien los sentimientos encontrados de los dos superaban mucho más las preocupaciones, a veces sentían que esa conexión en el simple momento que sus narices se rozaban y sus mejillas ya no se enrojecían era el remedio ante cualquier situación por la que estuvieran pasando.

Porque si se tomaban las manos podían sentir la seguridad que transmitía el contrario.

Era el sentimiento de calma el que les ayudó a caminar dentro de ese aeropuerto para después tomar asiento en un avión, esa idea confirmada de que no estaban solos, pues detrás de ellos estaban los demás chicos junto a sus familias, y ese era el más hermoso núcleo que podían haber creado porque por sobre todo eran amados, y se sentían amados.

Y las puertas abiertas siempre les esperarían en cualquier lugar, así ya sea en Japón, en Corea, en la Antártida o en Escocia.

Si estaban juntos estaba bien.

Si estaban juntos estaba en orden.

Si estaban juntos, estaban junto a sus lugares seguros.

Si estaban juntos, estaban junto a sus lugares seguros

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