nueve

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El gran día había llegado

No era un gran día en verdad, simplemente era un nuevo comienzo... o algo así.

Este año tocaba ir a una cabaña, en medio de la nada, literalmente.

Era un lugar especial para pasar un rato divertido por lo que al menos tendrían algunas cosas que hacer a demás de estar encerrados en la sala de videojuegos de SeokJin.

"Todos suban al auto por favor" dijo NamJoon, harto de arrastrar a TaeHyung y Jimin de los adentros de la casa.

Jungkook por otro lado, caminaba tranquilamente por los pasillos de la casa mientras ordenaba su campera, un viaje de dos horas le esperaba y pretendía dormir durante ese tiempo.

Dormir lo hacía relativamente no estar consciente de su entorno, y eso era bueno, pensaba.

"JeonGgukie, ¿quieres que vaya contigo en el auto?" Le preguntó Jimin, pero el castaño guardó silencio al ver al chico de cabellos marrones acercarse.

"Koo irá conmigo, pulga" le dijo al rubio, apoyando su mentón sobre la cabeza del contrario y haciéndole enojar.

"¡jirafa!" Gritó.

"¡Suban al auto o nos iremos sin ustedes!" Gritó NamJoon ahora.

Jungkook estaba ahogándose en sus propias lágrimas por tanto reír, pero se detuvo para caminar y sentarse en la última corrida de asientos de ese gran auto como era de costumbre.

TaeHyung le siguió y se acomodó a su lado, sonriéndole cuando hicieron contacto visual.

"No te molesta ir aquí atrás ¿no?" Le preguntó el menor, pero el contrario negó.

Sus cabellos se revolvieron cuando sacudió levemente su cabeza, mientras fruncía el ceño y arrugaba su nariz, pero sin darse cuenta sus mejillas se enrojecían pues serían solo los dos durante dos horas, y dos días en una cabaña, cero interrupciones.

"Ya está todo listo, así que si no se duermen soportarán mis chistes" dijo SeokJin.

Y Jungkook se acurrucó de inmediato, apoyando su cabeza en su cinturón de seguridad y cerrando los ojos con calma, esperando para poder dormirse pronto.

En 20 minutos ya dormía.

TaeHyung veía su celular, revisando unas cuantas cosas de su trabajo de medio tiempo, al cual ya había renunciado de hecho pero tenía algunos documentos que borrar.

Al presionar el botón de apagado, se encontró con el reflejo de Jungkook sobre su pantalla, siendo alumbrado por la luz pura del sol cubierto por las nubes frías de invierno, pero manteniendo aquel peculiar brillo que no había visto nunca antes en nadie más.

Giró su cabeza en dirección al castaño, viéndole removerse por la incomodidad de su posición pero no despertar de su profundo sueño.

Se le veía tan lindo, relamiendo sus carnosos y finos labios, juntando sus dedos pálidos y huesudos para frotarlos con suavidad intentando hacer calor, Jeon Jungkook era tan... tan inusual, especial.

Decidido y perdido en sus pensamientos, TaeHyung tomó las manos de Jungkook con delicadeza y las dejó sobre su regazo, tomó entre sus manos la cabeza del chico y la posicionó en su hombro, haciéndole encajar a la perfección, sus largos dedos cortaron el caminó de la luz que le pegaba en los ojos y como si fuera magia, este mismo sonrió a pesar de estar durmiendo.

"Buena jugada, Kim" dijo Hoseok viéndole fijamente, al igual que todos frente a ellos.

"Son los genes, está aprendiendo de mí" dijo SeokJin, y todos rieron bajito.

TaeHyung seguía perdido, alguien estaba durmiendo sobre su hombro y no trataba de cualquier persona.

Los brazos de Jungkook se aferraron al brazo de TaeHyung, haciéndole estremecer pero logrando ponerle feliz por la cercanía, era una sensación extraña, no descifrable.

TaeHyung quería conocer a Jungkook, antes de que se fuera, antes de decirle adiós y no verle hasta las otras vacaciones; TaeHyung sentía la necesidad de poder tener una relación como la que Hoseok y Jungkook tenían, o tal vez un poquito más.

No se veía muy díficil, pero de todos modos habrían dificultades, la clave estaba en aprovechar los momentos aquellos dos días en la cabaña y no rendirse, y estaba muy claro que eso sin dudas no sucedería.

No se veía muy díficil, pero de todos modos habrían dificultades, la clave estaba en aprovechar los momentos aquellos dos días en la cabaña y no rendirse, y estaba muy claro que eso sin dudas no sucedería

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